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El Cambiante es único entre los demonios de Tzeentch. Personifica la parte de entrometido, embustero y bromista de la psique de Tzeentch. Puede adoptar la forma de otros seres, desde el más pequeño insecto al mayor de los grandes demonios. No solo puede imitar la forma de los demás, si no tambien su forma de actuar y su personalidad tan expertamente, que hasta los Dioses Oscuros pueden ser engañados. Tantas veces ha alterado el Cambiante su aspeto, que incluso él ha olvidado su forma original. Únicamente el Gran Conspirador la recuerda y mantiene este conocimiento para sí, pues de esta forma tiene mayor control sobre el Cambiante.

Los poderes del Cambiante, combinados con el inmenso conocimiento que su señor le proporciona, lo convierten en un imitador insuperable. Muchos comandantes en toda la galaxia han tomado inusuales y desastrosas decisiones, para posteriormente negar que tuvieran nada que ver; en muchos campos de batalla grandes héroes han luchado contra ellos mismos y el resto de sus compañeros han sido incapaces de diferenciarlos hasta que ha sido demasiado tarde.

El Cambiante suele estar muy ocupado tras las líneas enemigas, sembrando desconfianza y confusión, que es su especialidad. En una ocasión adoptó la forma de una diablilla para robar las manzanas del conocimiento del palacio de Slaanesh. En los límites del territorio del Príncipe Oscuro asumió la forma de un portador de plaga y se coló en el jardín de Nurgle, para acabar aburrido del juego y dejar que las manzanas se pudrieran y ulcerasen entre las hojas podridas. Cuando Slaanesh descubrió el robo, le dominó la rabia y envió a sus ejércitos a recuperar los tesoros perdidos. Así se inició una guerra entre Slaanesh y Nurgle, al creer el primero que el segundo era el ladrón; y estar Nurgle convencido de que Slaanesh había fabricado una excusa para la invasión. El Cambiante ya estaba muy lejos de allí, robando collares de Khorne a los mastines del dios y fundiéndolos para crear dioramas de bronce de las mayores derrotas del Dios de la Sangre.

Así es como el cambiante se pasa la eternidad, sembrando la confusión. Fue él quien corto el cabello de Slaanesh mientras este domía, y tejió con él la capa que Tzeentch otorgó a un campeón mortal. Fué el Cambiante quien selló las puertas de la ciudadela de Khorne mientras este estaba guerreando lejos de allí, obligando al Dios de la Sangre a derribar sus propias puertas al regresar. Los dioses hermanos de Tzeentch han tratado de destruir al Cambiante, pues sus obras se hacen evidentes una vez realizadas, pero siempre evita ser atrapado.

En una ocasión tomó la forma de un guardián de secretos y respondió a la llamada de un comandante imperial cuyo palacio estaba siendo asediado por los vengadores Marines Espaciales de los Ángeles Oscuros. El Cambiante cambió las almas de las hijas del desesperado hombre por un "poderoso artefacto" que, en palabras del demonio, "acabaría rápidamente con el asedio". En cuanto el comandante activó el extraño aparato, las formas sombrías de varias escuadras de exterminadores del Ala de Muerte se materializaron a su alrededor, siguiendo la baliza de teleportación que el Cambiante había robado de la motocicleta a reacción del Señor del Ala de Cuervo. El asedio realmente acabó rápidamente.

Nota: El campeón mortal al que Tzeentch otorga la capa es Egrimm van Horstmann, y pertenece a Fantasy, no 40k. Pero la anécdota es graciosa xD

Sacado del Codex de Demonios de W40k y Fantasy por Circu de la Colmena