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A aquellos que incurren en la ira de Khorne, tanto mortales como demonios, solo les aguarda la muerte. Los que insultan el orgullo del Dios de la Rabia, guerreros que rompen el credo de Khorne, cobardes que se niegan a verter sangre; la rabia de Khorne llega a todos. De un extremo a otro del multiberso, a través del espacio y del tiempo, Karanak encarna la venganza de Khorne. Infatigable, vicioso y con un único propósito, Karanak caza a sus presas por los reinos demoníacos, en las profundidades del espacio, a través de turbulentas nubes de gas y ardientes supernovas. Ningún ejército puede detenerle, ni ningún muro puede bloquearle el camino.

Cuando no está cazando, karanak merodea entre las sombras de la sala del torno del Dios de la Sangre. karanak siempre está vigilando, pues tiene tres cabezas y, mientras una se alimenta con los huesos de los sacrificios a Khorne, las otras dos permanecen atentas. Nadie puede entrar en la sala del trono sin el permiso de su guardián. A veces, un desangrador despistado se acerca demasiado y Karanak lo derriba. es un final brutal, marcado por un chasquido de vértebras, chorros de sangre y escalofriantes gruñidos.

Cuando se desata la ira de Khorne, Karanak deja de roer y salta junto a su amo. con un rugido, Khorne libera a Karanak. El gran mastín de Korne levanta sus tres cabezas olfateando el rastro de su presa. Se mueve arriba y abajo, gruñendo y rugiendo mientras cada una de sus cabezas saborea una parte del rastro. cada cabeza puede seguir a su presa de forma distinta. La primera cabeza sigue su rastro a través del espacio. La segunda lo hace a través del tiempo. La tercera, y más peligrosa, nota los pensaminetos de su presa, oliendo sus sentimientos más profundos a través de sueños y engaños. La tercera cabeza garantiza que ninguna presa escape de Karanak. Aquellos con suficiente inteligencia o habilidad pueden evitar su detección temporal, pero nadie puede correr más que su mente.

Cuando Karanak ha localizado el rastro de su víctima, el Mastín de la Venganza inicia la persecución. Moviéndose más rápido cuanto más fuerte es el rastro, karanak salta de reino a reino, pasando a través de paisajes insustanciales de pesadilla, saltando de estrella a estrella. Sus gruñidos resuenan en los sueños y pensaminetos de su presa, que sufre abrumadoras imágenes de su próxima muerte. Los aullidos de Karanak resuenan en el espacio y el tiempo, atrayendo a otros mastines de Khorne a la cacería. Como la persecución recorre kilómetros y años luz, alrededor de Karanak se reune una jauría de mastines ansiosos por matar. Sus aullidos se unen a los rugidos de su líder mientras se aproximan a su presa. En un frenesí de colmillos y sangre, Karanak y su jauría atacan destrozando todo lo que encuentran a su paso. Su presa es rápidamente arrinconada y Karanak la golpea arrancándole grandes trozos de carne, destripándola y descuartizándola con sus garras metálicas. Todo acaba en segundos. Sujetando los restos de su víctima entre sus fauces, Karanak regresa a la sala del trono de Khorne para presentar el regalo a su amo.

 

Gracias a IXI por sacarlo del Codex demonios de 5ª