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El Imperio es tan vasto y la tarea de dirigir a la Humanidad tan importante, que llevar los problemas diarios del Imperio no es digno de atención por parte del Emperador, como no lo es el destino de un simple planeta o sus billones de habitantes. Por esta razón la voluntad del Emperador es ejecutada a través de dos colosales organizaciones - El Adeptus Terra (también conocido como la clerecía) y la Inquisición.

Los Inquisidores son agentes especiales del Imperio; pacificadores errantes que no están sujetos a ninguna ley reguladora o autoridad. Todos los Inquisidores tienen libertad para investigar cualquier amenaza potencial para el futuro de la Humanidad, tanto si se trata de una agresión política, ineficiencia administrativa o desviaciones genéticas. No hay límite al campo de acción de un Inquisidor: maquinaciones alienígenas, mutaciones, corrupción, crimen e incompetencia, todo entra dentro de su jurisdicción. Los Inquisidores normalmente operan solos, pero cuando es necesario solicitan, alquilan o compran hombres y material para ayudarles en sus tareas. Muchos Inquisidores mantienen siempre operativo un pequeño grupo de asistentes personales. También puede solicitar la cooperación del Adeptus Terra cuando se llega a extremos en los que se requiere el empleo de fuerzas de combate especiales.

La amenaza más común para la humanidad, y por lo tanto el problemas con el que se deben enfrentar los Inquisidores más a menudo, es la de los psíquicos. El Inquisidor debe estar alerta no sólo ante psíquicos individuales (que son mayormente pacíficos) si no contra organizaciones, cultos secretos y demás grupos revolucionarios que ocultan a los psíquicos. Aunque tales grupos pueden comenzar su existencia con buenas intenciones, siempre caen bajo la garra de alguna criatura de la Disformidad psíquicamente sensible, que sólo busca destruir o esclavizar a la Humanidad. Otra gran amenaza para la Humanidad que la Inquisición siempre trabaja para rebelar es la mutación - la constante contaminación del legado genético humano. Aunque la mayoría de las mutaciones son inofensivas, si la raza debe evolucionar hacia la nueva criatura psíquicamente consciente visionada por el Emperador, otras mutaciones siniestras y potencialmente peligrosas deben ser erradicadas. Las mutaciones que afectan a los psíquicos pueden producir criaturas poderosas que son amenazas mayores que cualquier alienígena de la Disformidad.

Su trabajo a lo largo de la Galaxia ha hecho ganar a los Inquisidores el sobrenombre de Cazadores de Brujas, Torturadores o cosas peores. Cuando es necesario es ambas cosas, y otras aún más terribles, ya que cualquier medio justifica un fin tan vital y en peligro.

Los Inquisidores a menudo salen de las filas del Adeptus Terra, aunque sólo un humano extraordinario podría llevar a cabo las responsabilidades de tal cargo. Gran parte de ellos son psíquicos, y han sido juzgados por el Adeptus Astra Telepathica como lo suficientemente fuertes de voluntad como para no necesitar el Ritual de Unión del Alma con el Emperador (ver la entrada del Adeptus Astra Telepathica para más detalles).

Todos los Inquisidores son agentes libres, operando independientemente de otros Inquisidores o cualquier autoridad central. Sin embargo para ellos es una cuestión de honor responder a la petición de ayuda de un colega Inquisidor. Similarmente su principal lealtad es para con el Emperador, y un mandato Imperial siempre debe ser obedecido bajo cualquier circunstancia. De todos los agentes de la Inquisición sólo uno, el Señor de la Inquisición, tiene un cargo definido por encima de los demás. Trabaja conjuntamente con el Emperador en la Tierra. Su tarea es informar de los progresos de la Inquisición al Emperador y comunicarle los informes de los agentes dispersos por toda la Galaxia.

No hay ningún tipo de equipo que no esté disponible para la Inquisición. Su mismo trabajo los pone constantemente en contacto con tecnología exótica a menudo alienígena. La mayoría llevan armadura de energía discretamente escondida bajo un tabardo o una túnica amplia sin ningún tipo de casco. Un campo de protección de algún tipo puede completar la defensa. Las armas, que siempre llevan a punto, incluyen como mínimo una pistola (normalmente pistola bolter) y una espada sierra o de energía. Los Inquisidores más viejos, ricos o afortunados incluso pueden disponer de armas digitales Jokaero.

Los Inquisidores poseen una placa que los identifica como agentes especiales del Imperio, y aunque a menudo pueden llevarla bien visible para que todos los enemigos del Emperador tiemblen ante su mera presencia, en las ocasiones que trabajen de forma encubierta prescindirán de ella.

 

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