La Batalla de Macragge

El Hermano Severus llegó a Macragge como uno de los dieciséis aspirantes que habían triunfado en los juegos de competición entre Quintarn, Tarentus y Masali. Estos juegos los celebraban los tres mundos cada siete años para determinar qué jovenes tendrían el honor de intentar unirse al Capítulo de los Ultramarines en Macragge. Los juegos en que participó Severus resultaron, según dicen las crónicas, particularmente disputados y duros, pues más de un tercio de los participantes acabaron muertos o con lesiones graves.

El joven Severus fue aceptado por los Ultramarines y completó con éxito su entrenamiento en 356.M41. Según los informes, la carrera del Hermano Severus en la Compañía de Exploradores no tuvo nada de remarcable; pero, cuando alcanzó el estatus de Hermano Marine, fue laureado repetidas veces por su inteligencia y su previsión. En 358.M41, siendo miembro de la 6ª Compañía, recibió la Insignia de Tirador en combate contra los piratas eldars y el año siguiente, tras ser herido durante la purga de Copul IV, recibió el Laurel Imperial. En el año 362.M41, el Hermano Severus ascendió a Sargento de la 3ª Compañía y dirigió a su escuadra durante el Asedio de Belios y la primera Cruzada Balur.

Cuando el Sargento Severus y su escuadra rompieron el peligroso cerco de los Orkos sobre Balur, ingresó en la prestigiosa 1ª Compañía y recibió sus Honores de Exterminador en el 367.M41. La prometedora carrera del Hermano Sargento Severus se truncó trágicamente en 371.M41, cuando recibió una herida mortal durante la Batalla de Corinto. Los Apotecarios de los Ultramarines reemplazaron con sus restos mortales los del Hermano Commodius en el Dreadnought Garra de Hierro, que también había sido dañado en Corinto. Severus se adaptó bien a la transición en la tumba amniótica del Dreadnought y retuvo toda su sabiduría previa y sus habilidades de combate.

La lista de honores de batalla que obtuvo Severus a lo largo de los tres siglos siguientes es demasiado larga para reproducirla y culminó con su regreso a Corinto en el 698.M41, durante la Cruzada Corintia, que duró siete años. En 745.M41, el Hermano Severus participó en la represalia de Joran contra el imperio alienígena tau; pero la expedición demostró estar perseguida por la desgracia, pues el Capitán Ardias, de la 3ª Compañía, cayó poco antes de finalizar la retirada de todas las fuerzas. Nuevas órdenes urgentes hicieron regresar a la compañía a Macragge para defenderlo del avance de la Flota Enjambre Behemoth.

De la gran batalla que tuvo lugar en el espacio sobre el mundo sitiado poco se puede decir aquí, puesto que la defensa magistral de Marneus Calgar, Señor de los Ultramarines, se puede leer en muchos lugares. Tras el combate, la responsabilidad de recapturar la fortaleza de defensa polar norte de Macragge recayó sobre el recién ascendido Capitán Fabian, de la 3ª Compañía. Los enjambres tiránidos habían penetrado en las defensas orbitales y habían inutilizado el vasto complejo de silos de láseres y fortificaciones. Los primeros Marines de la compañía que desembarcaron apenas pudieron contener los enjambres de criaturas que emergían de entre los búnkeres semidestruidos y los túneles y que solo pudieron ser abatidos con la ayuda de las escuadras de Devastadores y las Cañoneras Thunderhawk. El Capitán Fabian llamó a tres Dreadnoughts, el Garra de Hierro de Severus, el Victoria de Maximus y el Agrippa de Dicloeciano, para que ayudasen a sus tropas a asegurar los peligrosos túneles subterráneos.

Los laberínticos pasillos habían sido alterados sutilmente por la presencia de los alienígenas, pues goteaban secreciones y resonaban con terroríficos gritos y chillidos. Los muertos yacían por doquier, retorcidos y mutilados por la violencia de su muerte. En más de una ocasión, los Tiránidos se ocultaban entre los cadáveres antes de saltar sobre los Ultramarines que avanzaban hacia sus emboscadas. Las bajas empezaron a aumentar y los Marines Espaciales se vieron obligados a utilizar sus lanzallamas para limpiar el camino. Los Dreadnoughts se acercaron aún más a la línea frontal del avance mientras las escuadras rompían la formación para asegurar las intersecciones. Agrippa dirigía el avance cuando un ataque por el flanco atravesó la compañía como una tormenta de cuchillas afiladas. En cuestión de segundos, dos escuadras fueron arrasadas y despedazadas por una docena de Tiránidos. El cañón de asalto de Agrippa tiñó de vísceras tiránidas las paredes cuando los alienígenas saltaron sobre él y Maximus solo pudo dedicarse a pisotearlos cuando le arrancaron el puño de combate. Pero el veterano Dreadnought siguió defendiendo el perímetro de aquellos monstruos genéticamente alterados hasta que Severus llegó para aplastar a los supervivientes.

Hendiendo la oscuridad con sus reflectores, Severus pasó a dirigir la 3ª Compañía hacia el interior del Silo 8, el cavernoso habitáculo de una gigantesca batería láser capaz de destruir naves espaciales. Cuando los últimos hombres de la escuadra despejaron la entrada, una terrorífica horda de criaturas tiránidas surgió de las sombras desde todas direcciones. Una cortina de proyectiles aberrantes alcanzó a los Marines Espaciales y carne y armadura se derritieron allí donde los proyectiles impactaron. Las ágiles bestias asesinas asaltaron las líneas de los Ultramarines con una ferocidad espeluznante. Sus garras, afiladas como guadañas, chocaron contra las espadas sierra y las armaduras, mientras que los bolters vomitaban muerte frenéticamente. Una vez más, fue Severus quien mantuvo firme la línea repeliendo a las criaturas con su poderoso puño de combate de acero reforzado. Los Ultramarines supervivientes se agruparon en torno a la colosal máquina de combate mientras esta destrozaba las filas alienígenas y la siguiente oleada alienígena caía sobre ellos.

Un terrorífico Tirano de Enjambre, grande como un Dreadnought, cargó contra los Ultramarines con un chillido de furia. Tres Hermanos Marines cayeron bajo el barrido de una sola de sus garras antes de que Severus cargara contra la bestia. Se produjo una terrible lucha, pues los servomecanismos bendecidos y los antiguos haces fibrosos de Garra de Hierro eran igualados por la fuerza sobrenatural de los tendones de acero de la bestia. El Tirano hizo rodar a Severus con un poderoso golpe de sus garras, pero el viejo Dreadnought se recuperó y saltaron chispas cuando su puño impactó el caparazón de la criatura. Un icor abominable surgió de las heridas abiertas de la criatura y cegó momentáneamente los sensores de Severus. La bestia alcanzó al Dreadnought con un golpe terrible y le arrancó una pierna, lo que le dejó incapaz de reaccionar. En ese preciso instante, el Capitán Fabian saltó en medio de la refriega, golpeó de costado la garra de la criatura y esquivó su mortal contraataque antes de acribillarle la cabeza con su pistola de plasma hasta que el monstruo retrocedió y profirió un último aullido de agonía.

Con la eliminación del Tirano y, por lo tanto, del enlace con la mente enjambre, los Tiránidos quedaron confundidos. El fuego de los bolters de los Ultramarines acabó sin piedad con los supervivientes que intentaron huir. La 3ª Compañía fue salvada y prosiguió su misión hasta que la fortaleza polar fue limpiada en su totalidad. Tras la batalla, Garra de Hierro fue reparado y, desde entonces, Severus ha seguido sirviendo en la 3ª Compañía hasta la fecha. Entre su larga lista de condecoraciones acumuladas, la Batalla de Macragge sigue siendo la más notable; sobre todo debido a que también recibió una condecoración, compartida con Fabian, por la "Primera Baja Registrada de Muerte en Combate Cuerpo a Cuerpo de un Tirano de Enjambre Tiránido".