EL SAQUEADOR

15 años 11 meses antes #10224 por AGRAMAR
EL SAQUEADOR Publicado por AGRAMAR
EL SAQUEADOR

by Games Workshop (Campaña Ojo del Terror). Traducción y adaptación por Asgaard

[i:19r6n4h5]++ El encuentro entre Abaddon y Cypher por la conquista de Cadia ++[/i:19r6n4h5]

El Saqueador notó que se le aceleraba el pulso mientras observaba la apacible rotación del planeta en el holoproyector. Ya había visto muchas veces este planeta, que una y otra vez había resistido desafiante el zarpazo de su garra. Después de todo, no era nada fuera de lo corriente, solo uno de los millones de planetas habitados de la galaxia. Su superficie, gris y desolada, se caracterizaba por sus formas ralladas y erosionadas y por sus océanos grises pizarra. Era como tantos otros planetas que habían caído ante él. Pero, mientras esos otros habían sido devorados por las llamas del Asesino de Planetas, este resistía todos los ataques que había lanzado desde el Ojo del Terror. De sus labios mortecinos surgió un nombre.

-Cadia…

Un escalofrío estremeció el puente del Asesino de Planetas y los que se encontraban más cerca de Abbadon notaron que su ira aumentaba. Unos lloriqueantes engendros del Caos entrechocaron sus cadenas al percibir la ira de su maestro y se encogieron encorvados refugiándose en las sombras, temerosos de la imprevisible ira del Saqueador. La guerra ya estaba en marcha; las naves de Typhus, el Heraldo de Nurgle, extendían sus plagas por los sectores que rodeaban Cadia y los Amos de la Noche de Tarraq Sangre Oscura mataban y mutilaban con un fervor sanguinario todo lo que encontraban en su camino a través del espacio imperial. Cediendo terreno ya por los dos ataques simultáneos, el sector de Cadia estaba a punto de caer.

Una multitud de aullantes gemas de transmisión apareció flotando sobre unos relucientes campos suspensorios y rodeó al Saqueador. Cada una de ellas mostraba una serie de tormentos y de carnicerías. En una podía verse a los guerreros de los Devoradores de Mundos masacrar a unos desesperados soldados imperiales, mientras que, en otra, la tierra baldía se llenaba de piras en las que ardían los cuerpos de los muertos. La visión de escenas de matanzas y de guerra, de ejércitos marchando a la batalla y de mundos conquistados inundó sus sentidos y las imágenes y sonidos de una galaxia pasto de las llamas le agradaron. Sintió que su satisfacción se desvanecía cuando una de sus criaturas servidoras se aproximó y se arrodilló ante él.

-Señor -gorgoteó la criatura deforme-, él... está aquí…

Abaddon se volvió mientras su escolta de exterminadores le rodeaba y entonces apareció en el puente una figura encapuchada surgida de la luz difusa, sus rasgos todavía ocultos entre las sombras. Bajo su túnica, el recién llegado lucía una oscura servoarmadura y en unas fundas cruzadas sobre su cinto se hicieron claramente visibles dos ornamentadas pistolas arcanas. Al verlas, uno de los exterminadores se adelantó mientras extraía las cuchillas relámpago de sus fundas con un áspero sonido metálico. Las hojas de sus cuchillas emitían centelleantes arcos de energía azul. Abaddon observó la reacción del recién llegado mientras el exterminador avanzaba hacia él.

Fue tan rápido que incluso el propio Abaddon apenas pudo percibirlo. La figura abrió fuego con una de sus pistolas. Un relámpago de fuego incandescente impactó en el exterminador, que cayó arrodillado antes de desplomarse sobre la cubierta mientras el humo todavía salía a través del agujero en la placa pectoral de su armadura. Los otros exterminadores alzaron sus armas, pero Abaddon los detuvo con un gesto mientras la figura hacía girar la pistola y la introducía en su funda con un movimiento sutil.

-¿Ya está? -preguntó Abaddon.

-Sí -confirmó el recién llegado-, los planetas del sector Agripina A se han rebelado y en Limnos IV los Hijos del León tienen otra razón para odiarme.

-¿Otra puñalada en la carne de los No Perdonados?

-Por supuesto.

-¿Y qué deseas que haga yo?

-Nada, excepto que, cuando la Torre de Ángeles quiera vengar esta afrenta, dejes que yo me encargue de ellos.

-¿Y nada más?

-Eso es todo -confirmó la figura de la túnica dándose la vuelta para irse.

Abaddon inclinó la cabeza y dijo: "Mis espías me han contado que el Imperio vuelve a levantarse y resurge tras la violencia que has desatado. La fe del rebaño en el falso Emperador es ahora más fuerte que nunca. Dime por qué debería estarte agradecido".

La figura de la túnica giró la cabeza y dijo: "Cadia es vuestra, Saqueador, nada en esta guerra vuestra es tan importante como esta noticia. Así que ¿por qué os preocupa tanto mi agenda?"

-¡Porque nada debe impedir mi victoria final aquí! -rugió Abaddon-. Fui creado para llevar a cabo esta hazaña y mi vida hasta este momento solo puede considerarse un prólogo. El Imperio está debilitado y al límite de sus fuerzas y recibe ataques desde dentro y desde fuera. Es un cadáver en descomposición con el vientre lleno de gusanos y debe caer.

-Nada de lo que yo haga podrá evitarlo -aseguró.

-Si me mientes, tu alma estará condenada -prometió Abaddon-. Lo juro por todos los demonios del Caos.

El guerrero de la túnica asintió aceptando la amenaza del Saqueador y desapareció en la oscuridad del puente de mando.

Abaddon volvió su mirada a la apacible imagen de Cadia que rotaba en el holoproyector reflejando la imagen del planeta en la Garra de Horus.

-Cadia es mía… -siseó.

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