La melancolica tragedia de Ismael de Siozix

15 años 8 meses antes #15908 por Kitiara
[i:3tmiwivs]Pues el otro día, Agramar leyó el Paranoid y sacó la conclusión de que había algunos personajes que actuaban casi como adolescentes hiperhormonados y me sugirió que debía explotar un poco esa faceta, en honor a Draco...
Y nada, como habia personajes como Ismael, que en la accion apenas aparecen (es un chaval adivino de unos 15-16 años terrestres... ¿qué va ha hacer con un bolter?, sobre todo con un brazo deforme...) y no tenia mucha idea de cómo enfocar un tema asi, me dio un... hilo argumental un tanto disparatado que fuimos tejiendo a la hora de la cena, entre bocados de empanadillas y cerveza...
En fin, este es el resultado, que estará terminado de colgar en un par de dias...
Bueno, pues ahora, que hable Cezaram... y que nos perdone Tzeentch.[/i:3tmiwivs]


¡Qué poco exigente es el Dios del Cambio con aquellos que le siguen!
Maestro como es del engaño y la intriga, disfruta tanto siendo traicionado como venerado. Y viendo a largo alcance los frutos de sus enmarañados planes, teje y enreda los destinos de sus siervos extendiendo los hilos de sus vidas mucho más allá de los ovillos originales, para luego cruzarlos, anudarlos y trenzarlos creando diversos modelos a cual más intrincado, que se unen en un único punto al final.
Aunque en el camino, esa lealtad hacia él se vea relegada a un segundo plano, pues, ¿hay acaso algo más peligroso que jurar lealtad a alguien que no sea tu Señor y Dios?
Fue uno de estos planes a largo alcance del Señor del Cambio lo que nos vio envueltos en las Guerras de Daksha y nos inmiscuyó en la historia del Priorato de Siozix con los Hijos del León…
Pero eso está contado en otra parte, en alguno de los incontables tomos del archivo del Mitopoeia, la nave que es ya para nosotros un hogar, más que cualquier Torre de Cristal o el mismo Planeta de los Hechiceros en que se vio tornado Prospero y al que sólo regresamos de cuando en cuando para ofertar algún volumen arcano a Magnus el Rojo.
Pero ¡Ay! Lo cierto es que esa delirante historia no hubiera tenido lugar si el Gran Arquitecto no lo hubiera dispuesto, jugando con lo que de humano queda en cada uno de nosotros en una trama digna del más decadente poeta de la Terra de mis tiempos de mortal.
Una historia destinada al olvido que yo, Marius Cezaram, rescataré de la tumultuosa corriente del tiempo, que todo lo arroya en el ingente océano de la Historia.
Recogeré la vieja pluma de poeta, enterrada desde hace milenios bajo mi más valorada faceta de historiador y cronista para dejar constancia de la melancólica tragedia de Ismael de Siozix y la forma en que esta nos inmiscuyó a todos en una impensable guerra de lealtades, a fin de que en un futuro pueda ser consultada y evitar males como los que de ella surgieron…



Comenzó con la música.
Siempre, a cada momento que no era requerido por Ladislash o no pasaba en el puente de mando junto a Saphor, de cuya disfuncionalidad explícita disfrutaba como el muchacho que, por la constante negación de mi viejo camarada a hacerle implante y modificaciones por miedo a que muriera en el proceso, siempre será, se encerraba en sus habitaciones, a las que nuestro compasivo Comandante había dotado de un órgano como regalo de bienvenida, para hacerla más cómoda al bien cultivado e incontrolado clarividente.
Melodías oscuras, lánguidas, con la simpleza del que, con una mano deforme, debe mantener el manto de profundidad todo lo que dure la pieza, interpretada en un invariable registro melódico por sus dedos sanos, pero…¡Qué subyugantes y evocadoras eran!
Ismael era un pianista magistral capaz de hacer que con su música un viejo rememorador siervo del Gran Mutador sienta… tristeza.
No tengo constancia del efecto que provocaba en los demás, pero mí me retrotraía a los espléndidos tiempos de Prospero, cuando la música de arpas, violines y órganos acompañaban las horas de calma en que los habitantes de la comuna caminaban por los vergeles que rodeaban los obeliscos compartiendo sabiduría, olvidados convencionalismos de siervo y señor.
Atraído por sus constantes arpegios, no pude resistir la tentación de irrumpir en su celda con la egoísta intención de saber su fuente de inspiración, sus razones, su genio…
¡Qué bien paneado lo tenía El que Cruza los Caminos!
Pues la oscura estancia, donde tan solo tenía un camastro y el instrumento, un Ismael enfebrecido se balanceaba sobre las teclas, hacia delante y hacia detrás, presa de un trance macabro, como si sus dedos sanos tuvieran vida propia y su mano atrofiada se hubiera fundido en la blanquinegra fuente del sonido.
He de admitir, quizás como justificación de todos mis erróneos actos siguientes, que siempre me he sentido un tanto responsable de ese chico, antes aún de recogerlo de las amorosas aunque firmes manos de Amudiel, el que tanto nos haría perder después…
Pero esa es otra historia.
En el caso que nos ocupa, alarmado por la actitud del deforme muchacho, me vi obligado a usar la fuerza para arrancarlo de su estado.
Y él se rebeló a mi violación de su creatividad con toda la furia de su mente dividida y enferma, expulsándome de su santuario, negándome lo que ansiaba preguntarle, renegando dolido de nuestra hasta entonces sólida amistad.
Sentí miedo.

(Continúa)

Envio editado por: Kitiara, el: 2008/08/04 15:48

[img:rl5ziuli]http://i52.photobucket.com/albums/g8/AGRAMAR/demons/tzeench_dow_userbar.jpg[/img:rl5ziuli]
\"I seek that which I will never have in this land. Freedom to dream the dreams that are my own. Freedom to pursue goals that are my own. Freedom to make mistakes. Freedom to repent and freedom to...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

15 años 8 meses antes #15909 por Kitiara
¡Si, yo, un siervo de Tzeentch, un Custodio del Enigma, sentí miedo!
¡Cuántas, cuántas emociones que creía olvidadas he ido recuperando a través de los ojos de los chicos de Ladislash!
Fue ese miedo el que me empujó a preguntar por las obsesiones de Ismael al resto de los Custodios, que o nada sabían o guardaban muy bien el secreto confiado.
Fue el mismo Zakiev quien, paradójicamente, me sugirió tratarlo con el navegante.
La profunda mirada del que otrora fuera comisario, con el ajado abrigo de ese cargo dispuesto sin mangas sobre la poderosa servoarmadura, me inspiró la confianza suficiente como para dirigirme a la herramienta psíquica desquiciada que representaba Saphor para mí…
Como siempre había procurado evitarle, me sorprendió que tuviera la capacidad de raciocinio suficiente como para, tras aceptar con muestras de gran contento mi compañía, mostrarse de acuerdo en que la situación del rapaz era preocupante.
Alarmado por momentos, pregunté si se trataba de algún caso de exposición excesiva a la disformidad, de algún efecto pernicioso de su talento… y el navegante se echó reír.
Esa muestra de frivolidad me resultó tan irritante que acusé al piloto de mentirme, pero tan solo pude ver cómo refulgía la oscura piedra que colgaba de su cuello cuando volvió a reír.
-“¡Vamos, señor!-me reveló con descaro-“¡Lo único malo que le pasa es que le gusta la chica de rojo!”
Se me paró la sangre en la venas. O lo que sea que los seguidores del Cambio tengamos en las venas.
No tenía conocimiento de que esos sentimientos pudieran florecer alegremente entre los siervos del Gran Hechicero, pues el único caso que recuerdo de esas características se remonta al principio de este cuadragésimo primer milenio nuestro, personificado en la figura casi mítica del inquisidor renegado Jaq Draco y su asesina Meh’Lindi…
Impactado por la noticia, no supe ver la mano de Tzeentch sobre nosotros y, tan presto como llegué al puente de mando, me apresuré al encuentro de mi viejo camarada y ahora comandante, para ponerle sobre aviso de que tan anómalas actitudes se estaban desarrollando en nuestra propia nave.
Una vez más, la respuesta que obtuve me llenó de confusión:
-“¡Vaya! ¿Ismael?”-fue lo único que obtuve de Ladislash.
En sus estancias privadas, atestadas de libros y recuerdos de viejas batallas, se encontraba recostado en su catre, enfundado en una túnica azul de intrincados diseños dorados, con los rojos cabellos cayendo por sus hombros y sobre la máscara de marfil y oro, que, ceñida sobre su rostro, cambiaba de expresión según el estado de ánimo de su portador.
En ese momento, la máscara, que tenía una macabra sonrisa dibujada, se contrajo en un rictus preocupado al oir de mi boca que era Serinia la destinataria de los desvelos de Ismael.
¿Por qué? ¿Qué estaba teniendo lugar a mí alrededor que yo, cronista oficial de los Custodios del Enigma, de lo oculto y lo visible, no tenía constancia de ello?
Decidí investigar por mi cuenta, no sin antes preguntar abiertamente, con la confianza que daba el ser el único en quien, durante mucho tiempo, el irascible Ladislash confió, por el motivo de su actitud, de su permisividad al respecto.
-“Marius”-me explicó con calma, remangándose como solía, la manga derecha de la túnica al fin de dejar al descubierto su musculoso y pálido brazo derecho, para que le ayudara en la argumentación-“Esa clase de pasiones pueden ser muy útiles, pues quienes las sienten, son muy fáciles de manipular”
-“¡No!”-me rebelé-“¡no es solo eso! ¡Es una distracción del deber, una lealtad desviada, una alianza peligrosa, incluso!”
-“Tal vez tengas razón…”-aceptó pensativo-“Pero… ¿acaso no es un aliciente más para el muchacho? La esperanza de estar con ella será un motivo que lo ate a nosotros… una cadena que sería útil alimentar…”
La sonrisa burlona del hechicero, que volvió a sus ejercicios psíquicos dejándome con la palabra en la boca, dejaba bien claro lo que se esperaba de mi y mi vieja y nostálgica alma aceptó sin pensar el encargo; ayudaría a Ismael en el cortejo a Serinia.

(Continua)

[img:rl5ziuli]http://i52.photobucket.com/albums/g8/AGRAMAR/demons/tzeench_dow_userbar.jpg[/img:rl5ziuli]
\"I seek that which I will never have in this land. Freedom to dream the dreams that are my own. Freedom to pursue goals that are my own. Freedom to make mistakes. Freedom to repent and freedom to...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

15 años 8 meses antes #15911 por Grimne
¡Jajajajaja me parto! :laugh: :laugh: :laugh: ¡Slaanesh hace su aparición en los relatos de Kitiara! ¡El Gran Conspirador puede perder a los Custodios en las garras del Príncipe Negro! :laugh: :laugh: :laugh: Me gusta mucho el lenguaje y el estilo del relato, Kitiara. También resulta bastante más cómico que la orgía de sangre de Lobo que era Paranoid...

[img:3ppbkf6b]http://img33.imageshack.us/img33/6517/firma2joy.jpg[/img:3ppbkf6b]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

15 años 8 meses antes #15930 por Kitiara
Me tomé un tiempo para investigar aquello en lo que la dama estaba interesada, el lugar por el que podría hacer entrar al joven en lo más profundo de su ser, pero pronto desistí; tan amplio resultaba su campo de actuación.
Así pues, me decidí por aquello que, en mi época de rememorador más conquistas de corte romántico me propició; poesía y música.
Una parte ya estaba echa, pues Ismael tenía un gran talento para tocar el órgano, tan sólo quedaba la parte lírica del asunto.
¡Cuánto agradecimiento, cuánta ilusión en sus ojos al escuchar mi ofrecimiento!
¡Qué crueles resultan a veces los planes del Gran Conspirador!
Pues fue entonces cuando comenzó el declive de lo que hasta ese momento era una comunidad tan bien formada, con una de las herramientas más curiosas de que el Gran Hechicero puede disponer.
¡Quién me mandaría a mí intentar ayudar en tamañas circunstancias!
Pero se muy bien la respuesta… ¡Oh, si!, lo sé… Sé quién guía todos los destinos y todos nuestros actos.
¡Ah, Marius, viejo chocho, estás divagando!
¿Dónde me había quedado?
¡Ah, si! En los poemas….
Pues resultó que Ismael era un pésimo poeta.
Sus versos eran tan malos, que he visto en campo de batalla, a marines de plaga capaces de mejorar su lírica con un ataque de tos. Incluso yo, que de todo he visto en mi larga existencia, me maravillé de su simpleza y anti-poesía, de la que dejo aquí un fragmento como muestra:

[i:lk0hbs1u]“¡Oh, Dama de Rojo!
¡Cuando tú estás, me acongojo,
Cuando tú no estás, me enojo!
¡No me ofreces un abrazo
No duermes en mi regazo,
No tengo de ti ni un retazo!
¡Oh, Dama de Rojo!
Te ocultas siempre a mis ojos
Te ríes de mis sonrojos…”[/i:lk0hbs1u]

Observará el lector, que de esto no se salva de la hoguera ni un solo verso….
En mi viejo corazón humano, al menos en uno de ellos, no pude evitar sentir lástima por el pobre chico, a quien no tardé en tutelar en el muy poco digno arte de la poesía.
Los progresos de Ismael eran lentos pero constantes, alimentada su sed de saber con cada visión fugaz del objeto de sus pasiones, lo que se vio reforzado por el periodo de relativa calma de que podíamos gozar en esos momentos…, relacionado de forma enrevesada e irónica con el hecho de que, en su fervor romántico, Ismael abandonó su habito de la premonición, o acaso lo ocultara para evitar distracciones de sus propios planes.


Y allí estábamos nosotros, entre cuartetos y octavillas, entre romances, rimas y versos, entre sonetos y estrofas, entre metáforas y sarcasmos, aconsejándole yo que tal vez sería buena idea escribir en tiras de nueve versos por estrofa, cada verso de nueve sílabas y un total de nueve estrofas, pues sería conveniente buscar el favor del Gran Maestro en aquella su obsesión…. Estaba yo firmemente convencido de que la iba a necesitar, pues la calidad de sus poemas distaba mucho de ser aún… calidad.
Tan concentrados estábamos, que bajamos la guardia, no dándonos cuenta de que teníamos espectadores.
Nightscreamer, el demonio burlón, que la disformidad le maldiga, se había acercado hasta la celda de Ismael con sospechosa amabilidad e interés en los… ejem, poemas.
Había tomado para la ocasión, la más inocente forma de su cuerpo anfitrión, que después de lo que provocó, bien hubiera preferido un duelo con el Sarnoso de Fenris que lo albergaba que escuchar las mieles envenenadas que salieron entonces de su boca al posar sus ojos sobres las cuartillas.
No dudó en admirar el arte de Ismael, en decirle que con versos así, las fortalezas se rendirían ante su genio con más facilidad que ante los cañones de Perturabo y su legión, que su aguda visión maravillaría a las masas, que bien enfocados sus temas, podría hacer rendir para él todo el Imperio, si lo acompañaba con la música adecuada.
Tanto lo alabó, que el muchacho le dio para leer todo cuanto llevaba hecho… y fue entonces cuando el demonio estalló en carcajadas.
Asumió su verdadera y monstruosa forma y agarrando a Ismael de la pechera de la túnica, lo acercó a pocos centímetros de su cara.
Intenté impedirlo, pero el aburrido aunque poderoso manotazo del demonio me apartó a un lado.
Aún así, alcancé a oír sus palabras mientras me incorporaba dolorido:
-“¡Estúpido!-le espetó burlón-“¡Pasas el tiempo con profundos y estúpidos versos mientras otros se llevan el premio! ¿Acaso crees que este viejo idiota te está ayudando? Te está cerrando los ojos a que veas la verdad…. ¡sal de tu encierro y búscala en las cubiertas de entrenamiento!”
No quise dar crédito a lo que decía Nightscreamer, e intenté que Ismael tampoco lo hiciera.
Por desgracia, mientras yo perdía tiempo encañonando con mi pistola bolter a un demonio que se había ya evaporado en el humo entre risas maniacas in creccendo, Ismael, presa de un trance nervioso y con el rostro contraído por una desgarrada angustia, se precipitaba hacia la cubierta de entrenamiento, arrollando a su paso a dos servidores y haciendo que todos cuantos estuvieran en los pasillos, se apartaran de su enloquecida carrera.
Me apresuré tras, él, aunque me costaba seguirle, tan veloz lo habían hecho sus nervios desquiciados, y aún llamándolo a gritos, no se detuvo hasta llegar a su destino.
Pude oír un grito ahogado poco antes de alcanzar la cubierta, en lo que supuse era un intento vano de abrir las compuertas. Pero no, las compuertas estaban providencialmente abiertas… obra sin duda, maldita sea, de Nightscreamer.
Cuando llegué hasta él, casi podía sentir la tragedia que estaba a punto de cernirse sobre nosotros…tras de mi, creí oír una risita cruel…

(continúa)

[img:rl5ziuli]http://i52.photobucket.com/albums/g8/AGRAMAR/demons/tzeench_dow_userbar.jpg[/img:rl5ziuli]
\"I seek that which I will never have in this land. Freedom to dream the dreams that are my own. Freedom to pursue goals that are my own. Freedom to make mistakes. Freedom to repent and freedom to...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

15 años 8 meses antes #15963 por Kitiara
Ismael se encontraba paralizado, mirando fijamente a la hechicera pelirroja, que observaba impertérrita los entrenamientos de las tropas desde un palco situado en el lado norte de la inmensa galería de entrenamiento, justo delante de nosotros… acompañada por Zakiev, que, caballeroso, había ofrecido su brazo a la dama como si se tratara de un baile de gala.
Solo que ni era una dama desvalida que fuera a verse afectada por la violencia de los combates de entrenamiento, ni era un baile de gala.
Mi mente ignoró por un instante el bufido de desdén de Zakiev, alumbrada en un instante por el descubrimiento, que, de hecho, mi subconsciente parecía tener desde hacía mucho, pues no se sorprendió; En las reuniones siempre aparecían juntos, se sentaban juntos, siendo el guerrero mucho más locuaz con la hechicera que con el resto de nosotros… las risas por lo bajo de ambos, las miradas cómplices, las ocasiones en que salieron en defensa uno del otro en el campo de batalla; de hecho, en la mayor parte de las ocasiones trabajaban juntos, un detalle inadvertido pero significativo.

Los gritos del adivino me distrajeron de mis razonamientos:
- “¡Traidores!”- aulló, señalándoles con un dedo deforme-“¡Serinia tiene que ser mía!”-alargó esta última frase, como dándole un énfasis que no era necesario ante su patética escena de celos.
El repentino estallido de Ismael los sorprendió con la guardia baja; quedándose paralizados, observándole con incredulidad.
Fue el antiguo comisario el que más rápidamente se repuso, acercándose a grandes zancadas hasta nosotros para clavar en el chico su mirada de hielo, a modo de arma.
Su voz sonó cargada de sorna, molesto por la intrusión.
- “¿Tú?”-se mofó de él- “¿deformado y psicótico? ¿Qué harías, regalarle una profecía? ¡No eres más que el bufón de Ladislash!”
Intenté intervenir, llevarme al muchacho de allí, pero para ese momento, ya teníamos un público considerable; los marines que realizaban sus entrenamiento, lo habían detenido y se habían acercado hasta una distancia prudencial de sus superior, y los gritos habían atraído al resto de los Custodios… o había sido el demonio burlón, en la continuación de su [i:xychabtx]divertida[/i:xychabtx] broma, de forma que me mantuve al margen, mientras el infeliz clarividente replicaba con furia:
-“¿Y tú? ¿Cómo vas a poseerla, armadura viviente?”- parecía estar proclamando una maldición – “Eres menos que un hombre… Mis defectos se suplen con este detalle; sigo siendo hombre.”
Egon Zakiev no encajó bien el insulto; con un feroz gruñido y la velocidad que lo caracterizaba en combate, agarró al chico del cuello, levantándolo en vilo y empuñó su puñal amenazante.
Serinia intentó mediar, pero le sirvió de tan poco como a mi; ante ella estaban nuestros compañeros, y mi mirada en busca de ayuda sólo obtuvo un deje de indiferencia, sorpresa y desdén; Melmoth y Rasth, apoyados juntos en la pared, contemplaban la escena y podía sentir su conversación telepática desdeñosa para con el chico, Alimaswad se mostraba desinteresado aunque sorprendido y Tay’thaian, con su águila en el hombro, era la que más preocupada parecía con lo que se estaba desarrollando allí pero no parecía dispuesta a intervenir, aunque reflejaba un atisbo de lástima por el chico. Nightscreamer, por supuesto, no estaba allí… ¡cómo iba a estarlo!
Pensé que no podía estar lejos y deseé ir en su busca y estrangularlo.
Ismael profería aullidos desgarrados e intentaba en vano arañar el rostro de Zakiev con su mano deforme mientras este parecía plantearse las consecuencias de asesinarlo, seguro de tenerlo a su merced y posponiendo la decisión con un deje de crueldad…Un resquicio de su carrera como comisario, sin duda, que tuvo como consecuencia la entrada del adivino en una especie de coma que parecía impedirle hablar o moverse… gruesos hilos de baba caían de sus comisuras. Poco a poco, sus movimientos se hicieron más laxos, hasta que pareció perder el conocimiento, para sorpresa de todos.
Serinia intervino, obligando por medio de la fuerza a su acompañante a bajar el puñal con el que estaba amenazando al adivino.
Quizás hubiera podido convencerlo para que bajara al chico al suelo, pero no tuvo tiempo; Ladislash se acercaba al lugar donde todo se desarrollaba, con aspecto de estar consternado al par que irritado y furioso.
Sin darnos tiempo a reaccionar, el hechicero obligó con una descarga psíquica a Zakiev a soltarlo, para luego hacerlo caer de hinojos al suelo con una nueva descarga. Lo apuntó con su pistola de plasma antes de que pudiera siquiera levantar la mirada del suelo.
La sombra alada de Ladislash se cernía oscura sobre él, como una metáfora de lo que parecía el fin de todo por lo que llevábamos diez mil años luchando.
La máscara picuda que cubría su rostro, tenía una expresión feroz, incluso sanguinaria, que realzaba el peligro que su portador representaba, más aún cuando con la túnica negra que lo cubría en su totalidad, parecía una vieja representación de lo que algunas ancestrales culturas de Terra llamaban el [i:xychabtx]ángel exterminador.[/i:xychabtx]
-“Ya estoy cansado de vuestro estúpido juegos”-bramó, haciendo una seña a los Custodios para que sacaran de allí a Ismael. Alimaswad, Tay’thaian y Rasth respondieron a la orden, contentos de salir de aquel dantesco escenario, llevándose al inconsciente muchacho a una celda médica.
Yo no podía apartar mis ojos de aquello, ni aunque me hubieran arrastrado, y parecía que Melmoth tampoco, aunque me imagino que el ambicioso hechicero tendría sus propios motivos…por mi parte, me sentí hipnotizado, incapaz de marchar del momento en que parecía se iba a decidir lo que de nosotros sería a partir de ese momento.
Ladislash mantuvo un momento el cañón de su arma sobre la sien cubiertas de cabellos negros ribeteados de plateados mechones del inmóvil guerrero. Pero enseguida se lo replanteó; enfundó su arma y, con un revés de la mano, lo lanzó hasta la pared más cercana, quedando inmóvil, sin quejarse, estoico. Los guerreros que habían estado allí entrenando se habían ido arrodillando tan pronto apareció el comandante, que, en ese momento, con un bufido, los hizo salir de allí atemorizados.
Serinia aprovechó el ínterin para acercarse hasta Zakiev e intentar levantarlo, mas Ladislash la tomó por sus abundantes cabellos rojos, impidiéndoselo, alzándola hasta la altura de sus rostro, tan próxima su boca al cuello de piel blanca, que parecía que fuera a desgarrar la carne blanca con lo dientes allí mismo.
¡Cuánto me hubiera gustado intervenir, calmar a mi viejo camarada, avisar a la mujer sobre sus arranques! Pero, como todo el tiempo en esas circunstancias, seguía paralizado. Me hubiera gustado decir que la culpa de todo la tenía ese maldito demonio burlón, pero no pude… ¡No pude!
Y mi silencio casi les cuesta la muerte a mis compañeros.
-“No juegues más con mi adivino, [i:xychabtx]Sororita[/i:xychabtx]”-La amenazó en un susurro como un silbido-“Si no vuelve a hablar, os mataré”-Lanzó a la mujer al suelo sin miramientos, junto a Zakiev.
El hechicero, se volvió entonces hacia mi, sorprendiéndome e incluso asustándome, para ordenarme que vigilara que esos dos no se personaran en la celda de Ismael…
Salió sin una mirada siquiera a Melmoth o a los caídos, airado, para, según supe después, encerrarse con Ismael en su celda.
No sabía bien como reaccionar. Sabía que Serinia y Zakiev, en ese momento ayudándose a levantar el uno al otro, no iban para nada a entrar en la celda de Ismael, pero temía que realmente, este no volviera a profetizar nada… que muriera, incluso.
Necesitado como estaba de contar a alguien mis temores, elegí al único interlocutor imparcial que tenía allí; Melmoth, a quien informé precipitadamente de que el causante de todo el entuerto no era sino el demonio Nightscreamer.
Mi compañero sonrió, comprensivo, y no me dijo nada; tan sólo se fue, lacónico, ideando imagino algún tipo de venganza… y yo me quedé sólo, en silencio, temeroso de todas y cada una de las posibilidades que se abrían para el futuro.

Mientras duró el encierro de Ismael, la pareja fue a su vez encerrada, cada uno en su propia cámara, vigilados para mi desgracia, por una escuadra de marines de Rúbrica cada uno y por mi mismo, bajo vacío psíquico.
Este nuevo rango me permitió descubrir, por boca del mismo Melmoth, quien en una ocasión me acompañó en la irritante tarea de carcelero, que había tomado venganza del demonio, consiguiendo encerrarlo en un pentáculo místico de dolor en espera de ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
El hechicero, como todos nosotros, tenía cuentas pendientes con el demonio, por lo que no me sorprendió en absoluto que se lo hiciera pagar, por otra parte, todos habíamos invertido mucho, de una u otra forma, en lo que eran los Custodios del Enigma. Demasiado para perderlo todo por un lance amoroso.
Nightscreamer escaparía, claro, siempre lo hacía… pero esperábamos ambos que no fuera tan pronto como para añadir aún más dudas en la mente del ya de por sí desquiciado adivino.

Pero, a pesar de todas nuestras dudas y temores, tres días después, Ismael volvió a hablar.
Nos lo confirmó así Ladislash, que, como si no hubiera pasado nada, nos mando reunir a todos, incluidos Serinia y Zakiev, para informarnos de su nuevo descubrimiento.
- “Las Cadenas de Diógenes”-nos informó, anormalmente entusiasmado –“¡Tan cerca todo este tiempo!”
Caminaba con ansiedad por el puente de mando, seguido por todos nosotros, los nueve, como siempre… salvo por que Serinia y Zakiev se mostraban un poco apartados y el Hombre Viejo parecía herido en su orgullo, lanzando miradas de ira a cualquiera de nosotros.
- “Saphor, rumbo a Daksha Norte”- anunció el hechicero, posando sus manos sobre los hombros del navegante.


¡Daksha! ¡El lugar donde Ismael había nacido y crecido!

Así fue como empezó todo.
Por medio de tan triviales circunstancias, el Gran Conspirador nos involucró con el Priorato de Siozix y su peculiar historia de revoluciones y santos redentores de una forma que a día de hoy nos sigue atormentando…
Con las Cadenas de Diógenes en nuestro poder, sólo me resta esperar que esta crónica sirva como advertencia, pues la consecución de estas más problemas que beneficios nos han traído…

¡Ah, Amudiel, El Caído, quiera el Destino que termines por cambiar de opinión!


(Continua)

[img:rl5ziuli]http://i52.photobucket.com/albums/g8/AGRAMAR/demons/tzeench_dow_userbar.jpg[/img:rl5ziuli]
\"I seek that which I will never have in this land. Freedom to dream the dreams that are my own. Freedom to pursue goals that are my own. Freedom to make mistakes. Freedom to repent and freedom to...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

15 años 8 meses antes #15964 por Kitiara
EPILOGO


Fecha+++++++++034792658M41
Ref+++++++++++CLT/09978745264650/TL/WXD
Asunto+++++++++Escrito Herético
Autor++++++++++Acólito Helenus
Pensamiento del día++++ La sangre de los mártires es la simiente de un nuevo héroe.



“Mi Señor Inquisidor Amset;

Por orden expresa de nuestro aliado el sargento Henrik Brokenfang, del capítulo de los Lobos Espaciales, le remito el siguiente escrito, hallado en el planeta de Daksha donde ahora se desarrollan cruentos combates contra nuestro peor enemigo.
Quizás me extralimité leyéndolo antes de enviárselo, si es así, ruego me disculpe.
Pero es indudable que este blasfemo texto, escrito por manos heréticas, no es más que una blasfemia, quizás propaganda de algún tipo, un intento de hacernos creer que la basura herética es humana y tiene sentimientos.
Dado que en el texto aparecen algunas menciones claramente dirigidas a usted, es lógico pensar que es un intento por parte de los Poderes Ruinosos de socavarle emocionalmente y obligarle a tomar algún curso de acción precipitado.
Alguno de nuestro enemigos debe saber de su interés por ese culto diabólico que son los Custodios del Enigma y a puesto en su camino este archivo.
Así pues, me atrevería a aconsejarle que ignore este archivo y lo oculte de ojos menos preparados para soportar la impía llamada del Caos que nosotros…”


El destinatario ni siquiera terminó de leer el holomensaje.
Las todavía jóvenes facciones del Inquisidor Amset DiCraverius se tensaron en un rictus de desdén cuando las primeras palabras de la narración resonaron en su mente:
“¡Qué poco exigente es el Dios del Cambio con aquellos que le siguen!...”

(FIN)

[img:rl5ziuli]http://i52.photobucket.com/albums/g8/AGRAMAR/demons/tzeench_dow_userbar.jpg[/img:rl5ziuli]
\"I seek that which I will never have in this land. Freedom to dream the dreams that are my own. Freedom to pursue goals that are my own. Freedom to make mistakes. Freedom to repent and freedom to...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

Tiempo de carga de la página: 0.241 segundos