LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE

14 años 8 meses antes #36828 por Konrad
Respuesta de Konrad sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
[i:3mdw2dkm]Día 8. 6:30h.[/i:3mdw2dkm]

El suelo temblaba. La cama y las paredes vibraban. Abrió los ojos. La lámpara de araña sobre él se balanceaba de un lado al otro. La cuchara repiqueteaba contra el vaso de cristal de sobre la mesita de noche. Un ruido insoportable venía de la calle.

Se incorporó y se frotó los ojos. Apartó las sábanas y la manta de un manotazo, y se levantó. Se puso los sucios pantalones y la guerrera sobre la camiseta sudada. La pequeña estufa eléctrica hacía que aquello pareciera un horno. Se calzó las botas, sin atárselas, y se dirigió hacia la ventana. Aquella zona de la ciudad no había sido especialmente castigada por la artillería y los combates, de modo que aún conservaban los vidrios. Abrió los postigos y asomó la cabeza.

El frío de la mañana le golpeó en la cara, y le obligó a entrecerrar los ojos. Miró hacia abajo. Una caravana de vehículos avanzaba por la calle. Pesados tractores [i:3mdw2dkm]Trojan[/i:3mdw2dkm] cargados con obuses de latón y cañones de asedio autopropulsados [i:3mdw2dkm]Medusa[/i:3mdw2dkm], pintados de color verde oliva gastado. Miró un rato, buscando una cara conocida, mientras proseguía el desfile. En la puerta del edificio había un grupo de sus hombres. Les dirigió un grito.

-¡Tesse! ¿Qué coño pasa?

El soldado oyó su nombre y giró la cabeza hacia arriba, pero por sus gestos, daba a entender que no había oído a su superior. Gritó más alto.

-¿Qué coño es esto?

-¡Artillería de asedio, capitán! ¡Se dirigen a la ciudadela!

Volvió a entrar la cabeza en la habitación, y cerro las ventanas. El ruido se amortiguo, pero seguía siendo molesto. De nuevo, empezó a sudar en aquel horno. Se quitó la chaqueta y empezó a liarse un cigarrillo.

-¿Qué, ya habéis empezado con el desfile de la victoria?

Se giró y sonrió a la mujer que yacía en la cama. También se había incorporado, con las sábanas por la cintura, mostrando su rostro y su torso desnudo. Era una mujer de unos treinta años, y como el resto de habitantes de la ciudad, menuda, de pelo oscuro y lacio y piel pálida. A pesar de los meses de penurias y su delgadez, aún mostraba unos rasgos atractivos.

-Pensaba que aún dormías.

-No, tranquilo, tus amigos de la artillería pesada ya se han encargado de acabar con mis dulces sueños.

Se sentó en la cama y se encendió el pitillo. Ella se le acercó y lo abrazó por la cintura, acostando su cabeza entre su hombro derecho y el cuello. Podía sentir el cosquilleo de su pelo en la oreja.

-¿No queda ya mucho, verdad?

-No creo. Esos cañones van a la ciudadela interior. Los del Pacto se han hecho fuertes allí. El resto de la ciudad está en su mayor parte bajo control imperial, excepto algunos focos de resistencia aislados.

Deslizó su mano sobre la de él. Suavemente, como si de una caricia se tratara, le quitó el pitillo de las manos. Sin perder la compostura ni la elegancia en sus gestos, le dio una calada.

-Mejor no fumes esa mierda.- Le quitó el pitillo de sus manos con una suavidad nada acostumbrada para sus manos de dedos gruesos y llenos de callos.- Los del Medicae me dan menos de cinco años de vida. Cáncer de pulmón.

-Y tú sigues fumando.

-Es lo único que me queda ya. He visto ya tanto, que no me importa. Si no es el cáncer, será una bala, una mina, una bomba… cuando llevas ya tanto tiempo en esto, la cabeza no te funciona bien. Morir no te parece tan malo.

-Cómo sois los militares. Yo creía que veníais aquí a liberarnos, a luchar contra los enemigos de la Humanidad, a extender la palabra del Emperador…

Arrojó el pitillo al suelo y lo apagó con el talón. Se acostó a su lado, sin quitarse las botas y el calzado. Apoyo su cabeza sobre sus brazos cruzados. Ella seguí sentada sobre la cama, medio cubierta por las sábanas.

-Eso no te lo crees ni tú.

Ella se encogió de hombros.

-No, la verdad. Cuando llegó el Pacto, los patriotas salieron a la calle a recibirlos como liberadores. Esos mismos “patriotas” que ahora os reciben a vosotros con los brazos abiertos.- Paró y miró al techo.- De todos modos jamás esperé encontrarme con un cínico como tú sirviendo al Emperador.

-Hay muchos como yo. Con veinte años todo son ideales. Cuando te haces viejo te quedas sólo. Los ideales se van conforme ves el mundo tal como es, no en blanco y negro.

-Entonces, ¿por qué luchas? ¿Por la licencia, por los comisarios… por qué?

-Mierda. Eres demasiado filosófica. Tendría que hacer como mis hombres: pagar los servicios, y nada de palabras.- Acto seguido se arrepintió de lo que había dicho.- No era mi intención ofender…

De nuevo, ella se encogió de hombros, con total indiferencia.

-En otro tiempo, me lo habría tomado como una ofensa. Ahora, la verdad, me da bastante igual. Además, siempre puedo echarte a patadas de mi casa: estás aquí porque yo quiero, no porque me pagues.- Sonrió. Quizás era por eso que él prefería pasar las noches con ella que con las prostitutas de los distritos bajos.- Pero no me has respondido. ¿Por qué?

-La verdad es que no lo sé. Nunca me lo he planteado. Supongo que es porque ya no sé hacer otra cosa.

-Te digo yo que no es la única cosa que sabes hacer, y además bien.

Le guiñó el ojo con un gesto de complicidad pícara. Él no pudo evitar reír. La tomó entre sus brazos, la abrazó y la besó. En medio de aquél infierno, era bueno tener algo a lo que aferrarse.

-Cuando esto acabe, ¿qué harás?- Le preguntó él.

-Supongo que tú te irás a conquistar otro planeta y a ganar medallas. Yo intentaré rehacer mi vida. Igual voy a alguna de las ciudades del sur, volveré a ejercer la medicina… quién sabe. Primero hemos de sobrevivir.

-La guerra está terminando. Ya has sobrevivido.

-¿Tú crees? Hace dos días, cogieron a la hija de mi vecina dos calles más abajo una panda de soldados borrachos. Una cría de catorce años. La violaron y la mataron. Su madre se ha suicidado. Creo que aún hay que sobrevivir.

-Si lo miras así, la vida misma es sobrevivir.

-¿Es que acaso yo he dicho lo contrario?

La puerta de la habitación se abrió repentinamente. Él se arrojó sobre la pistola bolter que había en la mesita de noche y apuntó hacía el individuo que acababa de entrar por la puerta. Era un joven de unos veinticinco años, con el uniforme de combate completo, el rifle láser al hombro, el pecho lleno de ristras de granadas y el casco calado. Lucía las insignias de sargento. Al verlo, se relajó y dejó su pistola sobre la mesita.

-Joder, Cassel, que susto me has dado.

-Lo siento, capitán.-Miró hacia la mujer.- Disculpe, señorita. Órdenes del coronel. Avanzamos. Apoyo a los narmenianos. Nos envían a los jardines de la ciudadela. Al parecer, se está librando una buena tunda allí.

Se levantó. Se puso la chaqueta y empezó a abrocharse el cinturón y ponerse el resto del equipo que estaba esparcido por la habitación. Cassel esperaba en la puerta, mientras ella lo miraba atarse las botas. Se ató el casco, enfundó su pistola y se colgó la espada de energía del cinto.

-¿Volverás?

-Quién sabe. No te preocupes, Cassel ya cuidará de ti.

Sin mirarla, salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Se quedó sentada en la cama. De pronto sentía frío. Sus labios susurraron unas breves palabras.

Te quiero.

[img:rl5ziuli]http://i674.photobucket.com/albums/vv106/feofitotu/shooter-1.jpg[/img:rl5ziuli]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

14 años 8 meses antes #36831 por Sidex
Respuesta de Sidex sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
por un momento he pensado que seria una espia del Pacto, pero la historia esta muy bien.

<!-- m --><a class="postlink" href=" www.labibliotecanegra.net/v2/index.php?o...d=24064&catid=15 "> www.labibliotecanegra.net/v2/ind ... 4&catid=15
<!-- m --><a class="postlink"...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

14 años 8 meses antes #36850 por Reverendo
Respuesta de Reverendo sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
como dicen en la Chaqueta metálica: &quot;¡que puta es la guerra ¿No?!&quot;

[url=http&#58;//imageshack&#46;us:rl5ziuli][img:rl5ziuli]http&#58;//img363&#46;imageshack&#46;us/img363/2751/01hf5&#46;jpg[/img:rl5ziuli][/url:rl5ziuli]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

14 años 5 meses antes #41707 por Darth Averno
Respuesta de Darth Averno sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
El avance para la &quot;Liberación de Bonaventure&quot; es inexorable. Los imperiales están superando las defensas del Pacto con la angustiosa asfixia de los hombres atrapados por su destino.

Es una guerra, un asedio, un objetivo. Son muchas historias diferentes, pero sujetas por un mismo hilo conductor... el pesimismo, la desazón y la sensación de que finalizar esta guerra con vida significa estar listo para la siguiente...

Francamente magnífico.

Nos leemos, compañero.

T&eacute;meme, pues soy tu Apocalipsis.
[url=http&#58;//www&#46;letaniadesangre&#46;com:rl5ziuli][img:rl5ziuli]http&#58;//www&#46;letaniadesangre&#46;com/firmas/firma02&#46;jpg[/img:rl5ziuli][/url:rl5ziuli]
&quot;Nena, que buena que est&aacute;s... &iquest;te vienes a... matar humanos?...&quot;

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

14 años 5 meses antes #41755 por Konrad
Respuesta de Konrad sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
Voy como el culo últimamente. En cuanto las cosas se serenen, te leo y te comento.

Y a todos, cuando tenga tiempo y suficiente espacio libre neuronal, me vuelvo a poner las pilas. Esto aún no ha muerto (tengo una libretita llena de ideas para más relatos).

[img:rl5ziuli]http://i674.photobucket.com/albums/vv106/feofitotu/shooter-1.jpg[/img:rl5ziuli]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

14 años 3 meses antes #44047 por Konrad
Respuesta de Konrad sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
[i:3b51q318]Día 8. 14:00h.[/i:3b51q318]

Un chillido de metal arañando el asfalto. Después, dos veces más se repitió, algo más alejado. Luego, solo quedó el rugido bajo, vibrante y profundo, de los motores en punto muerto. Se oyó el ruido del metal contra el metal, el impacto de algún pesado objeto contra el suelo, los pasos de las botas sobre el acero, las voces humanas.

El coronel Bolf cruzó la puerta y salió a la calle. Tras él, iba el teniente de las tropas de asalto, Vierge, un gigante de casi dos metros de alto y ciento diez kilos de puro músculo, con media cabeza cubierta por el tejido violáceo de una antigua quemadura. Enfundado en su armadura de caparazón y luciendo orgulloso la boina color burdeos de su unidad.

-Como le decía teniente, esos bastardos ya nos han golpeado bastante. Limpiamos las calles, pero no pensamos en las alcantarillas. Cada día salen y nos dan por culo cuando menos lo esperamos.

-No se preocupe, mi coronel. –Hablaba pausadamente, como masticando cada palabra.- Nos gustan especialmente los trabajos sucios. Es la tarea de mis muchachos. Limpiaremos de ratas las alcantarillas.

Entrechocó las botas, y saludó. Bolf le devolvió el saludo, y regresó a su puesto de mando en la antigua centralita de comunicaciones.

Tres [i:3b51q318]Chimera[/i:3b51q318] estaban parados en la calle. A su alrededor, hombres enfundados en uniformes de camuflaje gris plomo trajinaban con pesadas cajas, siguiendo las órdenes ladradas por un sargento mayor de pelo blanco cortado casi al cero.

-¡Oficial presente! ¡Firmes!-Los soldados dejaron las cajas que cargaban en el suelo y se pusieron tiesos como estatuas a la orden del sargento- ¡Quincuagésimo sexto pelotón de asalto listo para el servicio, teniente!

Vierge le dio una palmada en el hombro al sargento. Repasó de un vistazo sus hombres.

-Podéis seguir con vuestras tareas, muchachos.

Sin decir palabra, cargaron de nuevo las cajas y siguieron con su tarea. Vierge se dirigió al sargento.

-¿Descargando el material?

-Sí, señor. He mandado a los chicos dejarlo en aquel almacén de allí. Supongo que querría darles una charla sobre el trabajo que hay entre manos, y allí estaremos apartados de fisgones curiosos y de los idiotas de la [i:3b51q318]gloriosa[/i:3b51q318] infantería.

Vierge sonrió. Su viejo subordinado, como la mayoría de las tropas de asalto, estaba orgulloso de pertenecer a ese cuerpo hasta la médula. Los soldados de la Guardia podían llamarlos “Grandes Soldaditos”, pero ellos no se quedaban cortos a la hora de devolverles el menosprecio.

-Perfecto. Voy a ver que más se puede llevar para allí.

Se acercó al último de los [i:3b51q318]Chimera[/i:3b51q318], y cogió una pesada caja con sus brazos. Acto seguido, uno de sus hombres se acercó para ayudarle, pero con un gesto le indicó que no hacía falta. El soldado miró al interior del [i:3b51q318]Chimera[/i:3b51q318], cogió la última caja que quedaba y dio un par de palmadas al blindaje de la cabina. El vehículo aumentó de revoluciones. Girando la oruga izquierda, dio media vuelta y regresó por donde había venido. Los otros dos transportes blindados hicieron lo mismo.

Vierge descargó la caja en el suelo del almacén. Frente a él, sus hombres le esperaban, algunos sentados sobre cajas, otros de pie. A su lado formaron sus suboficiales.

El sargento del pelo blanco gritó.

-¡Firmes y atentos!

Vierge paseó su mirada por sus hombres. Provenientes de la Schola Progenium, cada uno de ellos llevaba impresa la constitución y la idiosincrasia de su mundo en su cara, su fisionomía y su lenguaje, tanto verbal como no verbal. Allí estaba [i:3b51q318]Oso[/i:3b51q318], alto y velludo, con unos brazos inmensos y una poblada barba; [i:3b51q318]Rostro Pálido[/i:3b51q318], con la piel blanca como un muerto; Aleksander, con la cara y los brazos cubiertos por intrincados tatuajes tribales; Marcus, como esculpido en ébano, y así hasta treinta más. No obstante su origen diverso, el [i:3b51q318]esprit de corps[/i:3b51q318] los unía: todos mostraban, orgullosos, las insignias de las tropas de asalto. Nadie mejor que ellos para la misión que les esperaba.

-Bien, muchachos, voy a ir sin rodeos. Nuestra misión es clara y sencilla, de las que nos gustan. Entrar en las alcantarillas, y limpiarlas de herejes. Nada de sutilezas, misión de exterminio puro y duro.

Sus hombres seguían mudos. Así era como le gustaba. Ni temerosos de entrar allí dentro, ni ansiosos por matar. Como máquinas, impasibles, metódicos, eficientes.

-No es nada que no hayamos visto antes. El ambiente es muy similar al del submundo de las colmenas de Khan Nobilis: pasillos estrechos, y oscuros. Operación contraguerrillera: formaremos grupos operativos pequeños, de cinco hombres. Dispersión de tipo radial por el alcantarillado. Los grupos irán equipados en consecuencia.

Se acercó a una de las cajas, más pequeña que el resto. Era de metal pintado de verde oliva, con señales pintadas a ambos lados que indicaban la fragilidad de su contenido. La abrió y sacó un pequeño aparato del interior, que mostró a sus hombres.

-Cada grupo irá equipado con un áuspex. Cada presencia detectada debe ser confirmada mediante comunicación con el resto de grupos para evitar cruces negras. Si no corresponde a ninguno de los grupos, freíd al objetivo.

Uno de los hombres levantó la mano.

-Preguntas luego, Frederiksen. – Guardó el áuspex, y se acercó a otra caja. La abrió y sacó un fajo de granadas. Llevaban pintado con brillante amarillo una calavera y unas tibias cruzadas.- Esto son granadas de humo asfixiantes Mk. XI, también conocidas como [i:3b51q318]Niebla Asesina[/i:3b51q318]. Algunos de vosotros ya las habéis usado, pero de todos modos voy a refrescaros la memoria. Funcionan como granadas de humo normal, pero arrojan una carga de gas nervioso sarín. Mortales en cualquier espacio cerrado. Cada hombre llevará una ristra en lugar de las granadas de fragmentación.

Guardó las granadas en la caja. Con un gesto le indicó a un cabo que abriera una caja grande y le acercara el contenido. El cabo la abrió, y sacó un arma de su interior. Era un lanzallamas de color negro mate, más compacto que el modelo normal usado por la Guardia Imperial, y con dos depósitos de combustible en vez de uno.

-Permítanme que les presente a esta monada. Lanzallamas modelo Voss, también conocido como [i:3b51q318]Llama Nocturna[/i:3b51q318]. El promethium, al arrojarse, se mezcla con otros productos químicos asfixiantes. Con la alta temperatura, éstos se volatilizan, de modo que además de freír al enemigo, asfixia todo malnacido que escape de las llamas. Cada grupo llevará un hombre con uno de estos.

Le devolvió el lanzallamas al cabo, el cual lo dejó de nuevo en su caja. Con las manos cruzadas en la espalda, miró a sus hombres.

-Como podéis ver, el armamento es peligroso. Así pues, nada de tonterías. Cada hombre irá equipado, además de la protección habitual, con equipo para guerra química. Guantes y máscaras perfectamente ajustadas, con filtros especiales. No quiero tener bajas por una tontería como ésta. ¿Preguntas?

De nuevo, Frederiksen levantó la mano.

-Dime, Freddy.

-Señor, las órdenes son abrir fuego contra cualquier objetivo que no se identifique. –Vierge asintió.- ¿Qué hay de la posibilidad de contacte con objetivos no hostiles?

-Según el Servicio de Inteligencia de la Guardia Imperial, no hay civiles en la zona. Así pues, todo objetivo no identificado será considerado como hostil. No pienso mancharme por los errores de la burocracia militar.

El soldado asintió.

-Bien, romped filas. Poneos el equipo. El sargento Kemal os indicará vuestro grupo.

Vierge miró como sus hombres se preparaban. Cada uno de ellos sabía perfectamente lo que hacía. Se ajustaron las armaduras de caparazón de forma que no les bailaran, pero que tampoco les cortaran libertad de movimiento. Se ajustaron los guantes y las máscaras perfectamente, sin dejar un solo hueco por donde pudiera entrar el venenoso gas.

Cada soldado tomó una ristra de granadas, y se las colgó del pecho. Podía parecer aparatoso, pero todos ellos sabían que era el lugar de más fácil acceso en el combate. Comprobaron la carga de sus rifles infernales y los lanzallamas, afilaron sus cuchillos de combate y los enfundaron. En combate cercano, las armas blancas eran muy útiles. Vio más de uno de sus hombres cargar con una pistola, o una pequeña escopeta recortada. De nuevo, la voz de la experiencia: no había nada peor que quedarse en mitad de un fuego cruzado habiendo perdido el arma.

El teniente hizo lo propio. Se ajustó los pesados guantes a las dobles sujeciones de las muñecas. Luego ajustó los correajes, impidiendo así la entrada de aire. Se puso la máscara, uniéndola al cuello de la armadura, y cerrando así herméticamente su cuerpo. Comprobó el filtro de gases y las lentes de visión nocturna y luz polarizada. Todo correcto. Se caló el casco, acabando de asegurar la cabeza.

Tomó el pesado machete de combate y lo enfundó en su vaina del pecho. Luego tomó su arma de una de las cajas: un pesado y antiquísimo bolter, de bella manufactura. Introdujo un cargador de tambor con setenta proyectiles explosivos kraken, demoledores en un espacio cerrado, y se ajustó las correas a las sujeciones del hombro de la armadura. Lo soltó, y siguió colgando: no perdería el arma en combate.

Tras él, cuatro hombres le esperaban, uno de ellos cargando con el lanzallamas, otro con un áuspex. Intentó reconocerlos, y a pesar de las armaduras y los visores, no tuvo problema: Aleksander, con el pecho y hombreras de la armadura decoradas con pintura de guerra de su mundo natal; Jonah, con el Aquila de plata colgándole del cuello y sellos de pureza en su hombrera; [i:3b51q318]El Tío[/i:3b51q318], con la armadura con restos de combustible y el lanzallamas en sus manos; y [i:3b51q318]Piltrafilla[/i:3b51q318], menudo y nervioso, con inscripciones y lemas soeces escritos en el casco y pectoral.

Buen grupo. Aunque cualquier grupo sería bueno, se dijo a sí mismo.

-Mamá Gato, comprobación. Teniente Vierge, correcto.

-Aleksander, correcto.

-Tío, correcto.

-Piltrafilla, correcto.

-Jonah, correcto y listo para el deber.-Como siempre, Jonah dispuesto y servicial.

Abrió el canal general.

-Mamá Gato, comprobación.

El resto de grupos le respondieron.

-Bien, muchachos, vamos a ellos.

Salieron del edificio. El grupo del teniente abrió la primera tapa de alcantarilla que encontraron, junto con otro grupo. El resto de grupos se dirigieron hacia otras entradas. Todo estaba planificado para cubrir la totalidad del sistema de alcantarillado con dispersión radial. De cada entrada, separada por un kilómetro cada una, los dos grupos se dirigirían en direcciones opuestas hasta entrar en contacto con sus compañeros.

Vierge fue el primero en bajar por las húmedas escalerillas. Con un leve chapoteo, aterrizó sobre el palmo de agua sucia y estancada que cubría el suelo. Tras él bajó el resto de su grupo, y luego el del cabo Garreth. Éste se dirigió hacia el sur, mientras Vierge y sus hombres tomaban rumbo norte.

-[i:3b51q318]Tío[/i:3b51q318], delante y con el lanzallamas a punto. Jonah, áuspex listo. ¿Ves algo?

-Negativo, señor.

-Bien, entonces señoritas, movamos el trasero.

La voz gangosa de [i:3b51q318]Piltrafilla[/i:3b51q318] sonó por el comunicador.

-¿Me permite una pregunta, señor?

-La última, antes de silenciar los canales.

-¿Por qué Mamá Gato?

-Está claro, Piltrafilla. Vamos a cazar ratones.

[img:rl5ziuli]http://i674.photobucket.com/albums/vv106/feofitotu/shooter-1.jpg[/img:rl5ziuli]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

Tiempo de carga de la página: 0.263 segundos