LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE

13 años 11 meses antes #47562 por Konrad
Respuesta de Konrad sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
[i:36znnvcp]Día 11. 13:15h.[/i:36znnvcp]

Iban a luchar contra los demonios. Bueno, con los hombres vestidos de demonios. O con aquellas criaturas que parecían demonios pero eran hombres. ¿O es que eran acaso una mezcla entre hombres y demonios? No lo acaba de entender. El comisario y el coronel se lo habían explicado muchas veces, pero ni él ni sus compañeros lo acababan de entender. Sus caras eran deformes y sus cuerpos rojos, así qué ¿por qué eran hombres y no demonios? No lo entendía ninguno de ellos. Bueno, sí, Lodos quizás sí. Por eso era el jefe.

Daba igual lo que fueran. Iban a luchar contra ellos. E iban a matarlos. El coronel se lo había pedido. Y el coronel hablaba en nombre del Emperador, sagrado y amado por todos ellos. Si el Emperador lo pedía, Okros sería el primero en hacerlo.

El coronel y el comisario les habían dado un largo discurso. Okros había entendido pocas cosas: algo de una casa llena de demonios de rojo, o una casa encantada, una misión, y algo sobre el Emperador. Como el resto de sus hermanos (aunque ni siquiera recordaba que tuvieran la misma madre, pero eso daba igual, el páter Borel había dicho que eran hermanos), había escuchado al coronel sin hacer ningún comentario, y le habían aplaudido cuando hubo terminado. A pesar de todo, habían quedado bastante confundidos.

Lodos fue quién les explicó lo que debían hacer.

-Una casa llena de demonios. Emperador pide que matemos demonios. ¡Y nosotros matarlos! ¿De acuerdo?

La respuesta fue un ronco gruñido de las gargantas de los otros cinco ogretes. Lo habían entendido a la perfección. Matar demonios. Nada más sencillo.

Lodos los había dirigido hacia una calle. Okros no entendía como se había orientado: para él, todas las calles eran iguales. No entendía cómo la gente podía vivir allí, unos encima de los otros, y cómo podían orientarse sin un menhir, un árbol de forma particular o un riachuelo como puntos de referencia. En la calle, les esperaba un grupo de guardias imperiales, no eran muchos, pero tampoco pocos. Más de cinco, que era todos los que Okros podía llegar a contar.

Lodos hablaba con un hombre con un largo abrigo negro y una gorra. El comisario. A Okros le caía especialmente bien el comisario. El comisario hablaba en nombre del Emperador. Había oído a veces algún comentario de un guardia imperial hablando mal del comisario, y no lo entendía. Seguramente, pensaba Okros, sería que él no había entendido bien al soldado. Nadie podía hablar mal del comisario: era muy valiente, y el emperador en persona lo había elegido para guiarles en la batalla.

Lodos terminó de hablar con el comisario y se dirigió al resto de ogretes.

-El comisario viene con nosotros. Luego guardias imperiales. ¡Preparad las armas! ¡Y saludar al comisario!

Con un gesto un poco torpe, los cinco ogretes entrechocaron los tacones de hierro de sus pesadas botas y se llevaron la mano a la cabeza, saludando. El terco N’Kung fue el único que saludó con la izquierda en vez de la derecha. Algunos guardias imperiales rieron, pero Okros no supo si debía enfadarse con ellos por reírse de su hermano, o si quizás se equivocaba y se reían de cualquier otra cosa.

El comisario fue el único que no rió. Se cuadró, y de una forma impecablemente marcial, entrechocó sus tacones y les saludó.

-Es un honor luchar a vuestro lado.

No hizo falta que Lodos tradujera. El pecho de los ogretes se hinchó de orgullo: el comisario consideraba un honor luchar a su lado. Okros se prometió que no le defraudaría. El comisario desenfundó la espada, gritó, y la blandió en dirección al edificio en el otro extremo de la calle. Los ogretes salieron disparados en dirección allí.

El fuego del enemigo empezó a caer sobre ellos. Los rayos láser les dieron. Buena parte rebotaron en sus armaduras o en su grueso pellejo. Alguno atravesó la piel, pero ninguno de ellos hizo caso. Ni siquiera notaban el dolor. Pronto empezaron a disparar sus armas. El rugido potente de los fusiles destripadores ahogó por completo el crujido agudo del láser.
Llegaron a las puertas del edificio. Una barricada de muebles y sacos de arena la tapaba. De una patada, Fofos la hundió. Oyeron un grito. Detrás de los muebles, dos soldados enemigos habían sido aplastados. Fofos ni les hizo caso, y los aplastó bajo sus botas de acero y sus trescientos kilos de músculos y huesos.

Los ogretes entraron en tromba en el edificio. Lodos rápidamente les dijo cuáles eran las habitaciones que debían tomar. Okros entró en la suya. Tumbó la puerta con su hombro derecho, arrancando los goznes y parte de la pared de ladrillo. Tuvo que agacharse para cruzarla, la puerta estaba pensada para personas que medían menos de dos metros, no para un ogrete de dos metros y medio.

En el interior, había cuatro demonios. Ni lo dudó. Apretó el gatillo. Cada disparo golpeó su brazo derecho, mientras las detonaciones retumbaban en sus oídos. Los proyectiles de postas destrozaron a dos hombres, dejándoles sólo las piernas y la cabeza mientras el torso desaparecía en una lluvia de sangre y huesos.

Los otros dos cargaron con bayonetas contra el ogrete. La primera se le clavó en el bíceps, pero sólo rasgó la dura piel. Okros descargó su propia bayoneta sobre el demonio. El filo atravesó el casco, el cráneo y su sonrisa macabra. La cabeza le quedó partida en dos, como si de una sandía se tratara. Pero ni siquiera así, perdió esa sonrisa siniestra. Definitivamente, eran demonios. Okros no creía que un hombre pudiera sonreír después de muerto.

El otro se lanzó por su retaguardia. Okros no era ágil, y lo sabía, así que en vez de girarse, propinó un codazo a su agresor. Un crujido de huso sonó, y el individuo salió disparado hacía la pared. Se estrelló con un chasquido que le revolvió las tripas a Okros, y cayó como una marioneta rota al suelo. Para cerciorarse, le atravesó el pecho con la bayoneta. Uno debía ir con cuidado si luchaba contra espíritus malignos. Sólo cuando los vio sangrar, supo que estaba muerto, y se olvidó de él.

El ogrete pasó a la siguiente habitación destrozando la puerta a balazos. Dentro se encontró con varios demonios, más de los que podía contar, aunque no muchos. Apretando el gatillo tan fuerte como pudo, los mató a todos. Derribó la siguiente puerta. Allí se encontró con algo que lo aterrorizó.

Varios demonios estaban muertos en el suelo de la sala. También había algunos guardias imperiales muertos. A Okros no le gustó nada que aquellos chicos tan simpáticos estuvieran muertos. Puede que fueran menos fuertes y altos que un ogrete, pero Okros tenía un cariño especial por ellos, y los encontraba muy valientes enfrentándose a los demonios rojos. Los demonios eran malvados matando a gente buena y valiente como esos muchachos.

Pero lo que no le gustó fue lo que vio en el centro de la sala. Una figura con un largo abrigo negro estaba rodeada de demonios. Había perdido la gorra, y tenía media cara cubierta de sangre. aunque se defendía valientemente con la espada manchada de sangre de los demonios, se le notaba cansado. Los demonios rojos, con crueles carcajadas, le clavaban la bayoneta y le arrinconaban contra la pared. Faltaba poco para que el comisario desfalleciera y ellos lo mataran.

Aquello ofendió a Okros. Que los demonios malvados fueran tan cobardes de reírse del comisario, de un hombre tan valiente y que el emperador mismo había elegido, le puso furioso. Había muchos, varias veces más de los que Okros era capaz de contar, pero no lo dudó ni un instante.

-¡Malvados, dejad en paz comisario!

Se lanzó contra ellos. No disparó por miedo a herir al comisario, así que empezó a blandir su bayoneta. Partió a uno por la mitad, y a otro le rompió el cuello de un puñetazo. Varios se giraron para enfretarse a esa nueva amenaza. Una bayoneta enemiga se le clavó profundamente en el muslo: le atravesó la piel y los músculos. Okros no le hizo ningún caso, y le hundió la cara con la culata del rifle a otro demonio.

Pronto el ogrete se convirtió en un torbellino de destrucción. Las armas enemigas le pinchaban, le cortaban y se le clavaban. Una espada sierra le cortó varios dedos de la mano izquierda. El respondió con un puñetazo de esa misma mano que estrelló al demonio contra la pared. Con un puño iba rompiendo huesos, mientras que con la otra mano blandió su arma como si se tratara de una maza. La sangre el enemigo le salpicaba. Aquellos que caían al suelo los aplastaba con sus botas.

Hasta que de pronto, todo acabó. Cuando cortó en dos mitades casi idénticas a un demonio, ninguno más se lanzó contra él. Todos estaban en el suelo muertos. Okros estaba cubierto de sangre de pies a cabeza. En su mano izquierda faltaban tres dedos, su cuerpo estaba lleno de cortes y los músculos de su muslo estaban desgarrados. Pero aquello no le importaba. Se lanzó corriendo hacia el comisario, recostado contra la pared.

Lo tomó con sus torpes manazas. Las lágrimas empezaron a resbalarle por las mejillas, llevándose la sangre y la mugre en sendos regueros. No podía ser. El comisario era un hombre bueno, un hombre valiente y bueno, no podía estar muerto. Empezó a sollozar.

Una vocecita salió de los labios del comisario.

-Un soldado del Emperador no llora. Aún… quedan demonios vivos. El… Emperador nos pide… que acabemos con ellos. ¿Estás listo?

El ogrete se levantó. Con un manotazo se limpió las lágrimas. Sonrió. El Emperador era bueno. El comisario seguía vivo. Iban a ganar. Saludó, y se cuadró.

-¡Sí, comisario!

-Entonces tráeme mi espada, coge tu fusil, y limpiemos esta casa de demonios. ¡Por el Emperador!

Okros rugió.

-¡Por el Emperador!

Envio editado por: Konrad, el: 2010/05/02 14:19

[img:rl5ziuli]http://i674.photobucket.com/albums/vv106/feofitotu/shooter-1.jpg[/img:rl5ziuli]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

13 años 11 meses antes #47564 por Sidex
Respuesta de Sidex sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
Molaaaaaaa, es como me imaginaba a estos gigantones, el tio tonto pero fuerte jeje, haran implantes bionicos de tamaño ogrete?

<!-- m --><a class="postlink" href=" www.labibliotecanegra.net/v2/index.php?o...d=24064&catid=15 "> www.labibliotecanegra.net/v2/ind ... 4&catid=15
<!-- m --><a class="postlink"...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

13 años 11 meses antes #47565 por Grimne
Respuesta de Grimne sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
¡OGRETES! ¡Mi gustar Ogretes! :laugh:

[img:3ppbkf6b]http&#58;//img33&#46;imageshack&#46;us/img33/6517/firma2joy&#46;jpg[/img:3ppbkf6b]

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

13 años 11 meses antes #47566 por Sidex
Respuesta de Sidex sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
que unidades te faltan por plasmar en este relato, sacerdotes, psicos, ratlings, valkirias, hydras, hellwond y variantes y alguna variante leman XD te lo curras mucho.

<!-- m --><a class="postlink" href=" www.labibliotecanegra.net/v2/index.php?o...d=24064&catid=15 "> www.labibliotecanegra.net/v2/ind ... 4&catid=15
<!-- m --><a class="postlink"...

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

13 años 11 meses antes #47571 por Ragnar
Respuesta de Ragnar sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
Te estás superando Konrad! Me ha encantado la parte de los ogretes, aunque tengo una duda, no los suelen considerar en general (y me imagino que los comisarios en particular) como meros mutantes que sólo sirven para matar? Me ha molado bastante el respeto que les demostraba el comisario.

Saludos!

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

13 años 11 meses antes #47572 por Ragnar
Respuesta de Ragnar sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
Se ha duplicado la respuesta...:whistle:

Envio editado por: Ragnar, el: 2010/05/03 12:16

Por favor, Identificarse o Crear cuenta para unirse a la conversación.

Tiempo de carga de la página: 0.444 segundos