Cazadores de sangre

-Prologo-
La oscuridad perpetua de la sala solo se veía rota por la insignificante luz de la estrella que asomaba por la tercera ventana de la izquierda. El comandante Talassus enfundado en su servoarmadura roja, negra y blanca con múltiples detalles dorados la cruzaba rápidamente seguido de dos de los veteranos de la compañía. Los pasos metálicos resonaban por toda la estancia como si de enormes pistones se trataran mientras el juego de luces y sombras hacia que sus siluetas se difuminaran en la oscuridad reinante. Al llegar a el otro extremo de la sala, las puertas empezaron a abrirse estruendosamente.
La puerta mostraba un grabado en el cual, el emperador luchaba contra un dragón de nueve cabezas cuyas garras se hundían en la carne del divino redentor.
Dicha puerta conducía después a un largo pasillo que llegaba hasta el puente de mando de la nave, débilmente iluminado por unos mal ajustados flexos. Por suerte eso no seria problema alguno para la visión de un marine, pero no tanto para los servidores que trabajaban en aquella nave.

Las tres figuras avanzaron por el túnel, el cual producía una sensación claustrofóbica directamente proporcional a la la distancia que se adentraba en él, puesto que se iba estrechando poco a poco.
Mientras Talassus avanzaba, veía los compartimentos llenos de servidores y de adeptus mechanicus operando incansablemente aquella maquinaria más que obsoleta, respirando un aire impregnado del olor metálico de la mecánica procedente de la edad oscura de la tecnología. No tardaron mucho tiempo cuando entraron en la sala de mandos, totalmente llena de cables y artefactos.
-Y bien comandante- dijo Talassus- Hace cuatro horas que dejamos la disformidad, pero ¿cuánto tiempo se estima que tardaremos en llegar a nuestro destino?
Una figura apareció de al lado del astrópata y pronunció, con una voz aguda e irritante-Vamos a tardar tres o cuatro jornadas, será mejor que tengamos al regimiento de la guardia bien preparado. No creo que ni vuestras tropas ni mi séquito lo necesiten puesto que creo que ya están más que preparadas, comandante Talassus.
Talassus giró la cabeza y media sonrisa cruzó su cara-Inquisidor Gibbs, usted siempre con ese don de poder conocer todo al detalle- a lo cual el inquisidor de figura alargada y escuálida respondió: -Pues ya ve usted, comandante, son gajes del oficio.
-Siempre tan humorista-comentó Talassus-¿acierto?
-Disculpen-habló uno de los guardias de la sala- No tenia ni idea de que el adeptus astartes y la inquisición se llevaran bien. Había oído cientos de historias llenas de rifirrafes entre ambas organizaciones y...
No tardó mucho tiempo en callar el soldado cuando Gibbs lo estampó contra la pared formando un estruendo en toda la sala al impactar el cuerpo del soldado contra la pared metálica. El golpe había hecho una brecha en la parte posterior del cráneo del soldado la cual supura un hilo de sangre que avanzaba lentamente hacia la espalda del soldado-No le importa nada nuestros asuntos, soldado. Aquí su función es la de servir, de las preguntas y de conocerlo todo me encargo yo, ¿de acuerdo?
Si, si si si.. si señor-Afirmo el guardia. Gibbs acercó su rostro, exhalando sobre el pobre guardia- Eso espero-dijo con tono amenazador-eso espero... Llevad a este hombre al calabozo y que ahí mañana le den mil latigazos enfrente de los soldados. Les servirá como advertencia de cuál es el peligro de no cumplir su cometido y de entrometerse en temas que a un simple guardia no le incumben. Solo deben dedicarse a luchar, nunca a perder el tiempo husmeando en los asuntos de los oficiales.
Dos guardias tomaron al muchacho herido y lo llevaron a rastras de la sala.
Has sido muy duro con el muchacho-dijo Talassus- Es solo un recluta novato, se le veía en el uniforme.
¿y qué si es un recluta? Como si es el General del regimiento, recuerde que el pensamiento genera herejía-Respondió tajante Gibbs- Imagine que cada guardia vaya por su lado, terminarían todos traicionando al emperador de alguna forma y el reino del hombre sería del tamaño de un misero grano de arena. ¿Creen ustedes que la inquisición se dedica solo a matar cientos de personas para manipular al imperio? ¡pues ustedes han errado enormemente! porque nuestro deber es mantener cohesionado y limpio de amenazas internas al imperio sin descanso. No es bueno que los mundos colmena dejen de producir los bienes que necesita el imperio, ni que los mundos agrícolas y mineros dejen de proporcionar la materia prima que necesita la humanidad para seguir sobreviviendo en un universo que solo ansía nuestra sangrienta destrucción. Por ello las masas han de obedecer al adeptus terra. No quisiera ver el día que por falta de suministro todo cae en la rebelión ¿qué seria lo próximo? ¿hombres con hombres y mujeres con mujeres? ¿personas y animales? ¿aquellas cosas más que hicieron casi destruir a la raza humana en tiempos de la era siniestra?
Lo siento Gibbs-contestó Talassus apoyando su mano sobre el hombro del agente inquisitorial.
No importa, ya sabes que siempre me pasó con mis discursos- y rió sarcasticamente.

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[i:3fotnpyf]A ver que os parece XD[/i:3fotnpyf]