COLLOWESTA

Existen numerosas historias de gloria y grandeza que relatan las hazañas que el Emperador y sus súbditos llevaron a cabo durante la Gran Cruzada. Horrores sin nombre fueron destruidos, los xenos fueron purgados, y billones de humanos se unieron al naciente Imperio alabando la grandeza del Emperador. Muchos de los mundos por los que pasó dicha Cruzada recuerdan con orgullo que Él en Su Grandeza bendijo su mundo con su mero acto de presencia. Sin embargo, ninguno de ellos tienen una historia tan ambigua ni tan malinterpretada como la de Collowesta. De hecho, la historia de Collowesta es normalmente fuente de acalorados debates entre los historiadores Imperiales aún hoy en día.

Se cuenta que cuando el Emperador marchaba con sus legiones en su Gran Cruzada, al aproximarse a un conjunto de sistemas muy próximos entre sí ordenó a su flota desviarse y tomar otro camino. Sus seguidores se mostraron confusos ante tal orden, dado que en aquellos sistemas estaba Collowesta, un naciente imperio en miniatura de amplios recursos que por aquel entonces permanecía apartado de Su Gloria. Por supuesto que nadie cuestionó Su orden, y todos sabían que debía existir un motivo por el cuál el Emperador había tomado esa decisión. Pudiera ser que los servidores del Emperador fuesen incapaces de ver o comprender Sus motivos, pero eso no les hacía flaquear ni ser menos devotos en sus obligaciones. Así, poco tiempo después la Gran Cruzada llegó hasta la Nebulosa de Pirreo, donde debieron combatir duramente contra los horrores innombrables que allí se encontraban. Una vez más, los siervos del Emperador vieron reforzada su fe al comprobar con cuánta sabiduría el Emperador guiaba sus pasos en pos de la victoria final sobre los enemigos del Imperio.

Sucedió sin embargo que largo tiempo después una pequeña flotilla de naves de los hijos predilectos del Emperador, los mil veces benditos Ultramarines, volvían a base para reaprovisionarse tras la dura campaña de la Nebulosa de Pirreo. Al desandar el camino, encontraron el sistema de Collowesta, y el Capitán Lucius Sombra Imperiosa al mando del reducido destacamento decidió que no podían permitir semejante burla al Emperador. Así que ordenó a su flotilla adentrarse en el sistema de Collowesta para someterlo bajo Su Voluntad. Lo que se encontró fueron tres sistemas con cinco planetas habitables, todos ellos bajo el mando del llamado Señor Rigal von Hertross. La flotilla del Capitán Lucius no tuvo muchos problemas para destruir la escasamente preparada y primitiva flota de Collowesta, la cual ni siquiera tenía capacidad de viaje disforme, pero se encontró con verdaderos problemas cuando asaltó directamente el planeta central de Collowesta, llamado Arco Novalis. Lo que parecía que iba a ser un asalto sencillo fue frenado en seco por un primitivo ejército que usaba un obsoleto armamento de pólvora al mando del propio Señor Rigal, que pese a no tener oportunidad alguna frente a los mismísimos Ultramarines luchaba encarnizadamente y se agarraba a cada centímetro de terreno con uñas y dientes. Asombrado ante tal fanatismo, el Capitán Lucius sospechó que el planeta entero estaba bajo la influencia corruptora del Caos, así que envió una señal de advertencia y ordenó a sus escasas tropas que se comportasen como auténticos Ultramarines y que no demostrasen piedad alguna con los enemigos del Emperador.

Dada la escasa cantidad de efectivos y recursos con los que contaba el Capitán Lucius, se vio obligado a ralentizar su avance y a utilizar todas sus dotes tácticas para asestar golpes de mano efectivos contra las tropas que defendían Arco Novalis, que por otro lado eran continuamente derrotadas pero que siempre se reagrupaban y volvían a defenderse contra los ataques quirúrgicos de los Ultramarines. Al final, tan sólo quedaba la capital NeoArco por liberar. El ataque final del Capitán Lucius aplastó a los últimos defensores en cuestión de horas, pero cuando iba a lanzar el último y definitivo asalto, el cielo se lleno de luz. La Gran Cruzada había llegado. Se cuenta que la flota del Emperador era tan bastísima que con el resplandor de sus motores iluminó la noche de Arco Novalis, y que el impacto de las cápsulas de desembarco al caer como gotas de lluvia sobre tierra seca rasgaron el continente, derribaron montañas, llenaron valles y cambiaron la faz del planeta para siempre. Sin embargo, el Emperador no dio la orden de exterminar a esta última oposición. Descendió de su transporte, y ordenando que le acompañase únicamente el Capitán Lucius, anduvo hasta las líneas de los aterrados defensores.

Las historias cuentan que incluso los demonios y los guerreros xenos se mostraban aterrorizados por la mera presencia del Emperador, pero no fue así en Arco Novalis. El puñado de supervivientes reconoció al Emperador por quién era en realidad, pero sin embargo levantaron sus bayonetas para impedirle el paso. Cierto es que apenas eran hombres agotados, hambrientos y temblorosos, incapaces apenas de sostener sus armas, pero se mantenían en sus puestos, cerrando el paso al Emperador. Tal acto de osadía no podía ser permitido, pero el Emperador retuvo al Capitán Lucius. Dio un paso al frente y se dirigió a los defensores. “Retiraos”, ordenó con voz potente. Fue Señor Rigal von Hertross en persona quien, con lágrimas en los ojos respondió “Sabemos quién eres, mi señor, y sabemos que por esta osadía merecemos la condenación una y mil veces. Pero estamos atados a un juramento más allá del Deber, del Honor y de la Salvación de nuestras Almas”. El Emperador entonces alzó la mano y dijo “Ahora yo os digo que vuestro juramento hoy se ha cumplido, y que nunca jamás será roto, pues habéis superado el mayor de los desafío”. Entonces, los defensores dejaron caer sus armas, y se rindieron al Emperador.

Cómo supo el Emperador que el juramento de los defensores de Collowesta, lanzado cientos de miles de años atrás, era el de proteger a cualquier coste los planetas que lo conformaban, es todo un misterio. Pero lo que es cierto es que desde entonces Collowesta es uno de los más devotos siervos del Emperador. Innumerables héroes se han alzado a lo largo de su historia y muchos más entregaron su vida por el Emperador Inmortal, pero incluso en las épocas de mayor oscuridad Collowesta ha permanecido como un bastión de lealtad fiel al Emperador.

El Sistema de Collowesta

El Gobernador de Collowesta tiene una posición relativamente especial dentro del Imperio. Al igual que otros Gobernadores Planetarios es responsable de mantener el orden en los dominios bajo su jurisdicción, pero controla más de un único planeta y sistema, sin que el paso del tiempo haya provocado delirio de grandeza o detrimento alguno en su servicio al Imperio. El Gobernador de Collowesta es responsable de tres sistemas y cinco planetas, lo que le da un poder muy por encima del de cualquier otro Gobernador.

Novalia es el sistema principal de Collowesta. Posee diez planetas y es el núcleo principal del subsector. Tiene el insospechado número de tres planetas habitables, entre los que destaca Arco Novalis, un mundo de tres pequeñas ciudades colmena fortificadas en las que se entrena a las Fuerzas de Defensa Planetaria de Collowesta y que hace a la vez de sede del poder Imperial. Novalia dispone también del Convento de la Perseverancia del Deber, cuyas Hermanas custodian con devoción una catedral fortificada de tamaño descomunal bajo la que se encuentran reliquias de la época en la que el Emperador pisó el planeta. Son especial objeto de devoción las últimas cinco bayonetas que se alzaron para cerrar el paso al Emperador y que son consideradas a la vez objetos benditos y malditos por todos los fieles devotos. Originalmente se sabe que había más bayonetas y que fueron portadas junto a los estandartes de los batallones de la Guardia Imperial de Collowesta en innumerables combates, pero unas se perdieron, otras fueron robadas e incluso una fue confiada a los Ultramarines como muestra de respeto. Otro de los planetas habitables es Yerestia, un planeta minero seco y asfixiante donde se procesa el extremadamente rico y puro polvo de metal que las descomunales tormentas de coriolis levantan por millones de toneladas. Dicho polvo se captura con descomunales torres de viento que lo decantan continuamente en las forjas, donde se procesa en lingotes para su posterior transporte. Aunque el planeta no pertenece al Adeptus Mechanicus, poseen en él una pequeña fortaleza y una enorme influencia, pese a que su capacidad de mando es meramente nominal al menos en teoría. Por último tenemos a Cledor, casi un páramo helado sin fin cuya monotonía es sólo rota por enormes cadenas de montañosas. Aquí está el principal espaciopuerto de Collowesta, y es en la superficie planetaria donde se procesa una ingente cantidad de combustible para los reactores de la Flota Imperial. Se cree que antaño Cledor era un enorme planeta marino, pero que se congeló casi por completo. Tantísima cantidad de agua es actualmente empleada en las refinerías repartidas por todo el planeta.

El sistema de Cassan es el responsable de mantener a la población de Collowesta. En su único planeta habitable, Cassen III enormes campos de cultivo llenan este planeta, donde se generan toneladas de alimentos anualmente. Y no sólo eso, sino que los mares, los ríos e incluso en los aires se llevan a cabo procesos de producción. Hay una curiosa planta autóctona llamada Calabaza Enrededadera que posee una serie de bolas de gases que la permiten flotar libremente por las cálidas y benignas corrientes del planeta. Aunque tarda mucho tiempo en crecer y en dar fruto, las Calabazas Enredadera son consideradas un manjar digno de reyes por su extremadamente exquisito sabor, así que el planeta aprovecha su escaso y difícil cultivo para comerciar a precios exorbitantes con dicha delicatessen, obteniendo a cambio unos pocos lujos menores y otra serie de productos de necesidad. Aunque está terminantemente prohibido que un planeta granja comercie con los alimentos por ella generados antes de pagar el Tributo al Imperio, por regla general se hace la vista gorda y se consiente que los habitantes de Cossen III sigan con sus prácticas tradicionales mientras sus cotas de producción sigan siendo tan altas como siempre.

Por último está el inestable sistema Adral, que posee dos estrellas gemelas girando vertiginosamente en su centro. Es un sistema joven comparado con Cassan y Novalis, y sus dos pequeñas estrellas apenas pueden calentar al condenado Adral II. Todo el sistema está lleno de asteroides de órbita errática, nubes de gases y polvo espacial, por lo que viajar hasta el planeta es lento y peligroso. A demás, se sabe que las estrellas acabarán por tragarse a Adral II en un futuro próximo – en términos del universo, por supuesto – así que tampoco hay mucho interés en él. O no lo habría si no fuese un fenomenal puesto defensivo frente a los frecuentes ataques orkos que sufre Collowesta rutinariamente. Nadie sabe muy bien de dónde o cómo ocurre, pero parece ser que la influencia de las dos estrellas y los millones de fragmentos de cristal negro incrustados en las rocas por todo el sistema parece que alteran la Disformidad de algún modo, atrayendo hacia sí a muchas naves que cometen el error de pasar cerca. Usualmente lo que ocurre es que la incauta nave acaba por emerger al espacio real entre las dos estrellas directa hacia Adral II. Aunque originalmente sólo había una pequeña base militar y un espaciopuerto de tránsito, desde hace cuatrocientos años cada vez se vuelven más frecuentes las apariciones y subsiguientes invasiones de pequeñas flotas errantes orkas, por lo que se han visto obligados a reforzar el puesto. Afortunadamente la totalidad de los pecios orkos han llegado averiados y con sus fuerzas mermadas, como si huyesen de alguna clase de enfrentamiento más que de viajasen hacia un nuevo Waagh! Por ahora se desconocen los motivos o el origen exacto de dichas incursiones, pero si forman parte de una única gran flota dispersada en el tiempo por la disformidad, lo peor está todavía por llegar. Poco más hay de interés en esta roca espacial.

La Guardia Imperial de Collowesta

Desde la llegada del Emperador, todos los batallones de la Guardia Imperial de Collowesta ha portado con resolución el siguiente lema en sus banderas: “Más allá del Deber, del Honor y de la Salvación de Nuestras Almas”. Prueba de esa resolución y determinación son la Limpieza de Gálgados II, donde combatieron contra un grupo de bestiales humanos degenerados; la Purga de Fenrul, en la que lucharon día y noche durante meses frente a una interminable oleada de herejes del Caos; y el innumerable rechazo de los asaltos sufridos durante el asedio a la Colmena de Alkhasem durante la Segunda Batalla por la Liberación de Varalas, donde el II de Collowesta perdió el 92% de sus efectivos, con lo que se les concedió el honor de colgar una Mención de Honor en su estandarte regimental y el derecho a volver a casa para recuperar efectivos.

Su acción más largamente recordada ocurrió sin embargo fue durante la sofocación de una pequeña rebelión del planeta agrícola Wadsel IV, en la que un contingente de Ultramarines se disponía a cargar cuesta arriba contra unas posiciones enemigas fuertemente defendidas. Un modesto capitán del XII de Collowesta llamado Krieger, al ver que los Ultramarines sufrirían graves bajas y no soportando quedarse impotente al carecer de munición suficiente para realizar su propio asalto, ordenó realizar una carga suicida a sus hombres a punta de bayoneta junto a los Ultramarines. Bajo el grito “¡No dejéis que les apunten directamente!” Krieger lanzó a su medio centenar de hombres contra los pozos de tirador y líneas de tiro a pecho descubierto. Los propios registros del capítulo relatan cómo los soldados corrían delante suyo tratando de cubrir su avance, sacrificando sus vidas con honor por la victoria final. Desde entonces en los cuarteles del XII descansa una enorme estatua en la que se conmemora el acto de valor del capitán Krieger, regalo del Capítulo y considerada uno de los mayores tesoros del planeta.

Como contingente armado, las tropas del Collowesta siempre han estado perfectamente equipadas y entrenadas, gracias a la riqueza relativa de su peculiar sistema planetario. Su adoctrinamiento hace especial hincapié en el hecho de resistir ante cualquier enemigo, por lo que pese a ser excelentes tropas de asalto siempre se han destacado como unas muy eficaces tropas defensivas. Habitualmente es posible encontrar a los regimientos de Collowesta en primera línea de batalla, donde se agarrarán con fuerza al terreno conquistado sin retroceder ni un solo paso hasta que el enemigo se rinde o el último soldado es abatido. Muchas más han sido las victorias y muchas más serán la que obtendrán estos hombres únicamente por su tozudez y determinación.


Sociedad y cultura

El ciudadano medio de Collowesta es duro, práctico y extremadamente tozudo. Poco dado a los lujos extravagantes, suele conformarse con cumplir sus obligaciones y poco más. Sin embargo, se advierte de manera rutinaria a todos los Comisarios y personal extranjero que no traten jamás de dar demasiadas órdenes a los Collowestanos si no se han ganado su respeto, dado que reaccionan mal a todo este tipo de imposiciones. De carácter independiente y a veces algo brusco, la mejor manera de ganarse sus corazones es siempre demostrando continuamente un respeto total a sus propias costumbres. Por otro lado, un Comisario que inspira a los hombres combatiendo en primera línea, o un oficial que piensa antes en la seguridad de los suyos que en conseguir un ascenso rápido puede llegar a forjar una serie de lealtades inquebrantables con las que lanzarse a las fauces del mismísimo infierno, sabiendo que sus chicos le seguirán allí donde vaya.

Como último detalle, se recomiendo a los no nativos que no prueben el Aguardiente de Coraje Imperial por mucho que les sea ofrecido, dado que puede causar indisposiciones gástricas varias, problemas de arritmia cardiaca y leves episodios psicotrópicos.

Muy bueno me ha encantado. Es un trabajo muy conseguido ¿tenemos imagenes de esta gente?

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¡PERO SI LES CONOCES!

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Son los tipos que juegan a la partida de rol de Warhammer 40K en este foro... Grimme, Inquisidor Cornelius...

Oh¡ Me has pillado fuera de juego. Eso del rol no me ha llamado nunca la atencion. He leido un para de post pero reconozco, mea culpa, que no lo sigo. Aunque creo que le voy a echar un ojo.