La batalla por la ciudad de Kadesk

La verda que estoy fue una idea para un foro de zombis, queria hacer una historia muy diferente, y recorde la plaga zombi de warhammer que posiblemtne me daria un punto "diferente" a mi relato en ese otro foro, espero que os guste, en principio sera un relato corto, depende mas de que sea capaz de continuarlo que de otra cosa.

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Elisa corrió donde el jefe de esa escuadra le grito por encima del estruendo de los disparos, sin embargo el pequeño Casius tropezó e hizo que ambos cayeran justo detrás de uno de los tanques. Elisa abrazo a su hijo al tiempo que miraba si tenia alguna herida.

- ¿Estas bien?
- Si, mamá. Tengo miedo.
- Tranquilo, recuerda si tenemos fe en él nos protegerá.
- Pero no le habremos enfadado por culpa de ellos. – Dijo señalando a la figuras armadas que corrían hacia la barrera de retención.
- No hijo mío, él sabe que no fue nuestra voluntad quedarnos aquí con ellos, que no tuvimos otra opción, que seguimos creyendo en él y que le rezamos siempre.
- ¡Salga de aquí señora! ¡Necesitamos hacer retroceder esta tanque! – Rugió uno de los soldados.

Elisa saco a su hijo de allí.

- Mamá ¿por qué retroceden sus tanques?
- Porque no pueden seguir conteniendo a esas criaturas, debemos alejarnos de aquí, y buscar un lugar seguro, un lugar donde rezarle para que nos proteja.
- Pero ellos están luchando y muriendo para protegernos, acaso no deberíamos rezar también porque consigan hacerlo. – Elisa le dio un bofetón a su hijo.
- ¡No vuelvas a decir eso! Ellos no son dignos de ser iluminados por su luz. – Casius comenzó a llorar, Elisa lo abrazó. – No llores, lo siento mi vida. Vamos, vamos a la antigua basílica, es un edificio recio y santo, seguro que allí estaremos más seguros que en ningún otro lugar.
- Si, ma...

En ese momento un edificio cercano explotó, más bien fue como su las paredes se combaran hacia fuera por la presión, entre los cascotes, cientos, miles, decenas de miles de ellos seguían moviéndose, sus pieles cubiertas de heridas y llagas, su bocas infectas buscaban más presas. Habían conseguido con su casi infinito numero tumbar un edificio que hacia de barrera de defensa. Habían entrado en la ciudad.

- ¡Maaaaami! –Chilló Casius.
- ¡Abrázame fuerte mi vida! Reza conmigo, si él nos ayuda nunca podrán separarte de mis brazos.

En ese momento la horda de no-muertos se detuvo frente a ellos como por arte de magia.

- ¿Ves mi cielo? No pueden contra la fe de dos verdaderos creyentes.
- ¿Acaso crees que él podrá evitar que te demos nuestro regalos? – Rugió una potente voz gutural entre los zombis.

Una enorme figura surgió de entre ellos, mas de dos veces la altura de Elisa y portando una guadaña más grande aún, su piel era como una armadura de pus, llagas y costras, su hedor quemaba las fosas nasales de la madre y del niño. Elisa intento retroceder, pero a pesar de su aspecto embotado el gigante era rápido y pronto se puso a su altura, agarro a Casius por la cabeza, Elisa se aferró a él con fuerza.

- ¡NOOOOOOOOOO!
- ¿No dijiste que no podríamos separarlo de tus brazos? – Dijo al tiempo que de un rápido movimiento con la guadaña secciono ambos brazos a al mujer
- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! – Grito Casius con aferrado aún a los brazos de su madre. La figura con el palo de la guadaña lanzó a su madre contra los no-muertos que no tardaron de devorarla mientras ella gritaba. La figura lo obligo a mirar, luego volvió la cabeza del niño hacia él. El aliento de gigante le corroía la piel y el pelo se le comenzó a caer.
- Disfruta de tu regalo niño. – Dijo al tiempo que se su boca salían multitud de enfermedades carcomiendo al piel del niño. – Tu no seguirás el camino de tu madre, tu disfrutaras de los dones que mi señor te dará, al igual que yo lo hago.

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(nota para un seguidor de nurgle esto es un alago)
ma gustado mucho, con diferencia ese tipo alto y con guadaña es lo mas de lo mas

Aun´Feck cerro los ojos apesadumbrado mientras miraba la ciudad de Kadesk, hacia poco mas de 2 años que habían conquistado aquella ciudad para mayor honor del Imperio, y ahora esta se estaba consumiendo por aquella obscena enfermedad. Se volvió hacia Tedeus, el antiguo gobernador de la ciudad, cuando aun estaba bajo control humano.

- Dice que conoce esta enfermedad ¿Cómo la llamó?
- La plaga de los Descreídos. Nosotros llevamos luchando contra ella en diferentes lugares desde que tenemos memoria.
- ¿Existe cura?
- Un disparo en la cabeza. Dígale eso a sus tropas.
- ¿Nada más?
- Fuego, mucho fuego. – Aun´Feck se volvió hacia su ayuda de cámara.
- Informa de esto a la Comandante Doblefire, que haga todo lo necesario para acabar con ellos.
- Eso no bastara. – Dijo Tedeus. – Esta enfermedad esta dirigida seguramente por un paladín de la plaga. Hará todo lo necesario para destruirnos e infectar hasta al ultimo ser del planeta.
- ¿Acaso esta insinuando que deberíamos evacuar? Solo en esta ciudad hay 10 millones de habitantes contando entre...
- La evacuación solo extenderá la plaga más, debería prohibir que ninguna nave entrara o saliera del mismo, y quemar todos los cuerpos, los supuestos infectados deberían o bien ser puestos en cuarentena y vigilancia o bien preventivamente incinerados también.
- ¡Eso es una monstruosidad! – Dijo el anciano.
- ¿Acaso a lo que nos enfrentamos no es algo mas monstruoso si cabe? Ha visto las imágenes, ha visto en lo que se convierten todos los infectados, lo que el hacen a la gente que no lo esta, nos enfrentamos a la muerte su excelencia, y para luchar contra algo así no nos valen medias tintas.
- Esto se aleja tanto del camino...
- Su excelencia, si esta plaga llega a otro planeta del Imperio le aseguro que será el fin del Bien Supremo.

Aun´Feck miro por la ventana de nuevo, ya casi le daba igual, parecía que los infectados habían atravesado el cordón. No obstante sacudió la cabeza y llamo de nuevo a su ayuda de camara.

- Que la comandante haga todo lo que sea necesario para acabar con esto, absolutamente todo lo que sea necesario, sea lo que sea, haga lo que haga si consigue acabar con esto yo daré mi apoyo a todo lo que ella diga o haga. – El ex-gobernador asintió como dándole la razón. El etéreo miro de nuevo por la ventana solo que esta vez hacia el cielo. – El brillo del Bien Supremo apenas llega a esta ciudad infecta, confiemos en que no se desvanezca para siempre de este lugar.

Gekar saltó desde lo alto del muro chillando mientras esgrimía su rifle en las manos, cayo sobre una de esas criaturas, rápidamente apoyó el cañón del arma sobre aquella cavidad que antaño habría sido su boca y disparo, el proyectil de inducción penetró dentro de la misma e hizo que sus ojos y boca lucieran durante un segundo con un brillo azulado. El kroot se echo a la derecha bruscamente y donde estaba su pecho un apéndice alifado de hueso cruzo el aire, otro de los infectados, uno al cual el habían crecido garras óseas en los brazos y de cuya boca salían multitud de zarcillos obscenos, giro su arma y clavo las púas situadas bajo el cañón de la misma en el estomago de aquella criatura, sin embargo eso no parecía afectarla sino que intento de nuevo golpearlo con sus garras, Gekar la esquivo sin soltar el rifle y saco su espada y la clavo justo debajo de la mandíbula del ser, atravesando al salir su frente. “La Comandante tenia razón, su punto débil es la cabeza” Pensó al tiempo que pateaba el estómago del zombi para sacar ambas armas, a mirar de nuevo al barricada el hueco estaba cerrado, los miembros de la casta de Tierra ya habían cerrado al grieta y la defensas automáticas estaban lista para volver a activarse. El kroot, se alejo de los dos cuerpos inertes y una vez cogió carrerilla salto hasta una cornisa, allí se echo el rifle a la espalda y escalo hasta poder saltar la barricada. Cuando aterrizo uno de los guerreros del fuego, un Shas´ui, se le acerco.

- ¿Tu eres el kroot llamado Gekar?
- Si guerrero del fuego, soy yo.
- La comandante Doblefire y el Gran Kroot Asperdask quieren hablar contigo... ¿no habrás... ¿
- Respete las ordenes del Gran Kroot y de la Comandante, nada de consumir los cuerpos de los caídos, no soy estúpido.
- Lo siento...
- Déjalo, tau. ¿Dónde están la Comandante y el Señor Asperdask?
- En el cuartel del 3er distrito, tenemos un mantaralla listo para llevarle allí. – Dijo señalando un vehículo gravitatorio. – De el surgieron varios humanos equipados con armaduras antifragmentos estándar del Imperium, pero con el patrón de pintura tau. Gekar miró al Shas´ui. – Hemos tenido que movilizar todos los Gueve'sa (auxiliares humanos) en la reserva, nuestra líneas esta demasiado estiradas.
- Shas´ui, llevo 20 minutos aguantando este frente prácticamente yo solo, no hace falta que me lo diga.
- Bueno pues según me han dicho un regimiento completo de Gueve'sa, un cuerpo tau, y según dicen algunas unidades de Vespides. – Gekar hizo caso omiso, hizo un gesto el tau y se encamino al transporte. Algunos de los auxiliares humanos se le quedaron mirando.

Tras la conquista del planeta y anexión al Imperio Tau el numero de mercenarios kroot se había reducido sensiblemente ya que se movilizaron a otros planetas situados en el frente de la 3ª esfera de expansión, lo que no sabían es que la nave que transportaba a Gekar y al resto de su partida de caza había hecho escala en ese planeta para recibir ordenes y dirigirse allí donde la comandante O´shaserra decidiera que eran necesarios. Ahora resulta que cualquier destino en primer línea de fuego le parecía mas grato que este. Pensando esto se sentó en el transporte mientras veía como los humanos se disponían en las ventanas y las pasarelas de la barricada dispuesto a defender la línea frente a un ataque a mayor escala que se intuía al fondo de la calle.

dioss me encantaa esta guapisimooo
+1 karmaa
sigue asi k esta tope chulo!!

Shas’O Vior´la Shovah Kaius Mont´yr meneó la cabeza, sentía las fuertes migrañas en a base del cráneo, justo por debajo de su coleta. Dio un fuerte golpe en al mesa de planos y lanzo un bufido casando, uno de los Shas’vre presentes intento decir algo, pero ella levantó la mano.
- ¿Es a esto a lo que nos reducimos? ¿Qué clase de enfermedad obscena es esta? ¿Dónde esta el honor del combate? Marines, Guardia Imperial, Eldars... ¡Oh demonios! ¡Orkos! Con ellos al menos sabes que seguirán su extraña metodología guerrera. Pero esto es... es... es...
La comandante volvió a golpear la mesa, sentía rabia contenida por lo que estaba pasando. Disponía de varios cuerpos de guerreros, regimientos de infantería auxiliar, incluso aguijones alados y kroots, casi se podía decir que comandaba un contingente o incluso con la adición de reservistas humanos de un Kavaal completo. Pero estaban todos copados, los zombis... no, esas criaturas reanimadas había rodeado la ciudad y prácticamente el 80% de las tropas planetarias estaban ahora luchando por defenderla. Para colmo aprovechando la ausencia de tropas de ocupación Tau los humanos se habían revelado en varias ciudades colmenas, es mas sabia que había sido el 6 de ellas, aunque dos de ellas habían caído frente a la plaga y otra aguantaba frente a una marea similar. [i:397sx35b]Al menos nos quitan varios miles de ellos de encima.[/i:397sx35b] Pensó.
- Comandante O’Kaius, debe de tomar una decisión.
- ¡Maldita sea esperaremos! Es lo menos que podemos hacer. ¡Por las Tormentas de Vior´la! ¡Es lo único que podemos hacer! – Se volvió a un Shas’el que la miraba asustado. – ¿Cuál es el estado de subsegmento 34?
- Aguanta comandante, las armaduras Crisis movilizadas allí con cañones de inducción y lanzallamas están conteniendo los ataques satisfactoriamente.
- Bien. – Se volvió a un Shas’ui. - ¿Y su jefe de cuerpo?
- Comandante, ahora yo soy el jefe del 14º Cuerpo del 1er Tio’ve. Nuestro comandante ca...
- Me lo imagino, lo conocía, un Vior´la de pura cepa. ¿Murió luchando?
- Si comandante, salvo al vida a todo un equipo antes de caer y hacer detonar una granada de los auxiliares cuando la marea le envolvió.
- ¿Su nombre?
- ¿El mío? – Doblefire asintió. – Shas’Ui Sa’cea Kunas. – La comandante activo la pantalla visual de su terminal portátil.
- Parece que has sido destacado en dos ocasiones, incluso estabas en el grupo que capturo a... interesante. ¡Muy bien! Espero que valgas el tiempo que estoy gastando en nombrarte, hasta que puedas realizar tu prueba serás Shas’vre, felicidades Vre’Kunas. – El guerrero asintió meditabundo y apabullado. – Ahora, por favor el informe.
- Si comandante, estamos aguantando, tenemos Cabezamartillos con submunición, hemos modificado las subrutinas de la misma para que intente buscar las cabezas de los objetivos, gracias a eso estamos manteniendo al línea, pero supone un gasto importante de una munición muy rara, necesitamos guerreros para poder soportar sin tener que gastar hasta al ultimo cartucho antipersonal.
- No tengo guerreros, pero acabamos de rearmar varias compañías completas de auxiliares, una es para usted. ¿Servirá?
- Mejor es nada comandante, haré todo lo posible y más si es necesario para mantener ese frente.
- Bien no esperaba otra cosa. – Miro al último de los presentes. – El’Yr ¿Cómo la búsqueda de ese mal nacido?
- Es escurridizo cuando quiere marcharse y letal cuando se queda. Ese ser llamado paladín de la plaga ha matado a dos de mis Shas’vre de un golpe dentro de sus XV-8, y a varios más de mis hombres.
- ¿Y el comandante Kais? – Dijo refiriéndose al héroe de Dolumar IV, que se encontraba de paso en el planeta cuando todo se quedo.
- Cuando se requirió su presencia estaba siguiendo el rastro del ser, me envió aquí para que le informara, cree que lo ha herido con un blaster de fusión, pero ignora cuando tardara en recuperarse.
- ¿Tan solo lo ha herido usando un arma antitanque? – Dijo el recién ascendido Shas’vre.
- Es un marine espacial, más bien era, traiciono a los suyos y se unió al bando del caos, ahora se ha convertido en un ser deforme pero de gran fuerza y mente corrompida que solo desea una cosa, convertir este mundo en territorio de su señor.
- ¡Esto es ridículo! ¿No me diga que cree eso de sus dioses?
- No lo creo, pero ellos si, y eso es lo que cuenta. El mismísimo comandante Kais asegura haberse enfrentado a un ser creado por uno de esos dioses y os aseguro que lo que él diga para mi tiene tanto valor como si de una grabación de uno de esos seres se tratara. – Un Fio’la apareció por al cortina de la tienda de mando. - ¿Ha llegado ya? – El miembro de la casta de tierra asintió. – Bien que pase, es hora de darle las malas noticias.