Deathwing

16 años 1 mes antes #7996 por AGRAMAR
Respuesta de AGRAMAR sobre el tema Ref:Deathwing
La furia y la impaciencia llevaron a “Dos Cabezas” hacia la fuente del sonido. Junto a la orilla del río, a la sombra de una monstruosa factoría, vio que un grupo de casacas azules que tenían acorralado a un viejo y le estaban dando una paliza sin prisas con sus porras. Uno de ellos sostenía una linterna, y de vez en cuando daba alguna orden.

“Hablando sobre tonterías sediciosas, ¿verdad?”, dijo uno de los agresores. Su golpe terminó con el crugido de unas costillas. El viejo jadeó sin aire y cayó sobre sus rodillas. Los demás casacas azules rieron con estruendo.

“Predicando herejías contra el culto Imperial y los Guerreros del Cielo, ¿Eh? ¿Qué es lo que os empuja a hacerlo, viejos idiotas? Por el Emperador, creía que ya os habíamos cazado a todos.”

Su víctima miró hacia arriba, hacia ellos. “Estáis equivocados. Los Guerreros del Cielo no habrían construído esta ciudad ni nos habrían encerrado aquí como ganado listo para el sacrificio. Ni tampoco habrían destruído los túmulos funerarios de nuestra gente. Vuestros amos son seres malvados invocados por los Clanes de las Colinas, no verdader Guerreros del Cielo. La Deathwing regresará y los destruirá.”

“¡Silencio, blasfemo!”, rugió el líder de los casacas azules. “Deseas demostrar tu valor, ¿verdad? Quizás deberíamos volver a las viejas tradiciones, y practicar el ritual de la Garra de la Comadreja contigo.”

El viejo profirió una carcajada bañada en sangre. “Haced lo que os parezca. Soy Morning Star, de la casa de Running Deer y Silver Elk. Tengo la Visión Bruja. Os digo que los espíritus caminan, que antiguos poderes vagan por estas tierras. La esrtella roja se ve en el cielo. Se acerca una era de conflictos.”

“¿Es por eso por lo que has elegido esta noche para comenzar tus pláticas? Yo creía que los únicos espíritus que te hablaban salían de una botella.”, dijo otro de los guardias, pateando a Morning Star en el estómago. El viejo volvió a gemir de dolor. “Dos Cabezas” avanzó a través de la niebla y la noche hasta que estuvo al alcance de la linterna.

El líder de los casacas azules le habló. “Aléjate, amigo. Esto es asunto del Clan Guerrero. Si no quieres unirte a este borracho en el río, lárgate.”

“Deshonrráis la memoria del Clan Guerrero,” dijo “Dos Cabezas” en voz baja. “Marchaos ahora, y viviréis. Quedaos un latido de corazón más y os daré muerte.”

El viejo que estaba en el suelo lo miró con sorpresa. “Dos Cabezas” pudo ver el tatuaje de una calavera alada en la frente del viejo Chamán. Algunos guardias rieron. Otros, los más sabios, detectaron la amenaza real en el tono del Marine y se alejaron unos pasos.

El líder ordenó a los demás que atacasen. “¡Cogedle!”

“Dos Cabezas” paró el golpe de una porra con su brazo. Hubo un sonido metálico y la porra se rompió. Rompió la nariz del casaca azul con la empuñadura de su hacha de energía, y pateó a su oponente lanzándolo con fuerza inhumana contra el estómago de otro. Cuando el hombre se dobló, el Bibliotecario golpeó su cuello, rompiéndolo.

Los casacas azules se arremolinaron a su alrededor. Sus porras eran tan inefectivas como las ramitas contra un oso. Algunos intentaron agarrar sus brazos para inmovilizarlo. Se libró de ellos con facilidad, repartiendo golpes con su hacha y los codos. Donde atacaba, los hombres morían.

Mientras la furia de la batalla lo llenaba, sintió que los espíritus que dominaba se iban. Sabía que ahora permanecía en su verdadera forma ante aquellos hombres. El último de los casacas azules se giró para huir. “Dos Cabezas” alargó el brazo y agarró su cuello. Hubo un sonido de vértebras rotas.

El viejo lo miró con intensidad religiosa. “Los espíritus dijeron la verdad”, susurró, como si aún no se creyese lo que veía. Se adelantó unos pasos y tocó su armadura, para asegurarse de que era real.

“Al fin habéis venido para liberar a la Gente de sus ataduras al falso Emperador y llevarlos de vuelta a las Planicies. ¿Cuál es tu nombre, Guerrero del Cielo?”

“En mi juventud era “Dos Cabezas”, aprendiz de Spirit Hawk. Cuando entré al servicio del verdadero Emperador adopté el nombre de Lucian.". Pudo ver las lágrimas corriendo por las mejillas del viejo hombre.

“Dime, anciano, ¿qué le ha ocurrido a nuestra gente? ¿Cómo han podido caer tan bajo?” “Todo comenzó cuando yo joven”, dijo Morning Star, limpiándose la cara. “Una noche de verano el cielo ardió, y hubo un rugido tremendo. Una estela de fuego cruzó el cielo de lado a lado y se oyó una tgigantesca explosión. Donde estamos ahora se hallaba un vasto cráter, y en el centro, donde está ahora el Templo del Emperador de Cuatro Brazos, había una enorme masa de metal.”

“Algunos pensaron que los Guerreros del Cielo habían regresado, que el rugido era la voz del pájaro de trueno. Los Chamanes sabíamos que eso no podía ser, ya que la Deathwing regresa sólo cada cien años, en otoño, y apenas habían pasado cincuenta años desde que se había visto la estrella roja.

“Aún así estábamos impacientes ante la idea de poder cabalgar en Deathwing. La mayoría de nosostros nos lamentábamos de que cuando la estrella roja volviese a estar en el cielo ya seríamos viejos.

“Los que se encontraron con nuestros jefes no eran los orgullosos guerreros con armadura de la leyenda. Eran hombres débiles de carnes azuladas que proclamaban que venían de parte del Emperador para ayudarnos a construír un paraíso en la Tierra. Hablaban sobre las virtudes de la tolerancia y el amor fraternal para terminar con las guerras. Muchos jefes ignoraron sus palabras, lo cual fue un error porque cuando sus subterfugios fallaban pasaban a las armas. Se aliaron con los Clanes de las Colinas, y les dieron espadas de metal ante las cuales nuestras armas no podían nada.

“Al fin, los clanes fueron forzados a comerciar para conseguir las armas necesarias para oponerse a nuestros enemigos. Se contaban historias de satánicos espíritus de cuatro brazos con garras como cuchillas que destrozaban a nuestros mejores guerreros. Pronto los falsos gobernaron en las Planicies, cogiendo esclavos y destruyendo a todos los que se oponían.

“Entonces comenzó la construcción de esta gran ciudad, usando mano de obra esclava y pagando a los voluntarios con monedas.

De pronto los ojos del hombre se abrieron con horror. Estaba mirando por encima del hombro de “Dos Cabezas” hacia la noche. El Bibliotecario se volvió, y de entre la bruma surgieron varias formas.

Una de ellas era el hombre gordo que iba en el palanquín. Flanqueándolo iban dos inmensas figuras de cuatro brazos. Sus caparazones brillaban como si estuviesen aceitados. Alzaron sus amenazadoras garras, que brillaron a la luz de la luna.

“Nosotros te habríamos contado todo eso si lo hubieses preguntado”, dijo el gordo, mirando a “Dos Cabezas” con sus oscuros y magnéticos ojos.

El Bibliotecario flexionó las piernas, y su hacha de energía susurró una canción de muerte entre sus dedos.

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16 años 1 mes antes #7997 por AGRAMAR
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“Era la época del Comandante Aradiel, hace más de cien veranos.”, dijo Bloody Moon. “Estábamos a bordo de la nave de combate Angelus Morte en los bordes del sector en misión de patrulla cuando todas las alarmas se dispararon. Las sondas indicaban que una nave de carga acababa de salir de la disformidad cerca de nosotros. Un escaneo a fondo no reveló nada. Se nos ordenó investigar.

“Nos apiñamos en los torpedos de abordaje y se nos disparó hacia la nave. Estaba oscura y sin ningún tipo de fuente de energía cuando desembarcamos, así que con las luces de nuestras armaduras nos movimos para asegurar el perímetro. No encontramos resistencia, pero por los procedimientos básicos habituales, íbamos con total cuidado.

“Identificamos a la nave como la “Prisión de las Almas Perdidas”, un nombre muy adeucado como después se demostró. Nos movimos nerviosamente por los corredores, ya que la esencia de la disformidad aún permanecía en la nave. Aquello nos inquietaba.

“Al principio no había signos de peligro. Entonces encontramos los cuerpos de algunos Lobos Espaciales. Habían sido eliminados con fuego de bolter. No sabíamos cuánto tiempo llevaban allí. Quizás desde que la nave había entrado por última vez en el espacio normal. Podía hacer diez años o diez mil, no lo sabíamos. Los flujos del espacio disforme son impredecibles, y el tiempo pasa de forma extraña allí dentro.

"El Hermano Sargento Conrad nos ordenó estar muy atentos. Entonces ocurrió algo horrible. El cuerpo de uno de los Lobos Espaciales se levantó, con sus ojos de un color escarlata intenso. “Estáis condenados”, nos dijo. “Todos vosotros moriréis como yo”. Nos deshicimos de él con nuestros disparos de bolter, pero sus terribles susurros aún resonaban en nuestras cabezas.

“Comenzamos a retirarnos. A nuestro alrededor los sensores se llenaban de ‘blips’. Corrían paralelos a nosotros, intentando cortar nuestro paso hacia los torpedos.

“En las intersecciones de los corredores, vimos figuras con armadura. Intercambiamos algunos disparos con ellos. Le dí a uno y le oí gritar a través del comunicador. Estaban usando la misma frecuencia que nosotros. Cuando nos dimos cuenta, se nos heló la sangre. Nos preguntamos: ¿Es posible que sean Marines?

“No tuvimos que esperar mucho para saberlo. Se acercaron corriendo por el pasillo en una salvaje oleada. Llevaban la armadura de los Marines, pero estaban mutados de forma horrible. Algunos llevaban anticuados bolters cogidos con pálidos tentáculos. Otros tenían rostros verdes y planos, con ojos bulbosos, como una rana. Los había que tenían garras y brazos extras. Algunos se arrastraban por el suelo dejando tras de sí un rastro de babas.

“La marca del Caos era evidente en ellos. Invocaron a Horus y a otros poderes que es mejor no mencionar. Y supimos lo que eran. Renegados, supervivientes de la Época de la Herejía, que habían pactado con el Caos a cambio de la vida eterna. La lucha se volvió intensa en el cuerpo a cuerpo. Ellos tenían la ventaja del número, pero nosotros teníamos las armaduras de Exterminador y la fuerza de la decencia.

“Durante un instante, pareció que podían superarnos, pero entonces nuestros martillos de trueno y garras relámpago comenzaron a abrir huecos, abriendo brechas en sus líneas inexorablemente. Lucharon como demonios, y tenían la fuerza de los condenados, pero finalmente vencimos.

“Me quedé contemplando el cadáver de mi último enemigo, y un pensé que aquel hombre había sido una vez un Marine como yo lo era. Había superado el mismo entrenamiento y educación que yo. También había jurado servir al Emperador. Y aún así había traicionado a la humanidad. ¿Cómo podía ser?

“¿Cómo podía un verdader Marine romper su palabra? Parecía imposible que repentinamente diese la espalda a toda una vida para pactar con la Oscuridad. ¿Qué tenía el Caos que ofrecerle?

“¿Riqueza? No tenemos necesidad de todas las cosas que otros hombres atesoran; ya poseemos lo mejor que cualquiera pudiese desear. ¿Gratificaciones sensuales? Se nos ha enseñado bien respecto a su naturaleza transitoria. ¿Poder? Conocemos el verdadero poder, que es la voluntad del Emperador. ¿Quién entre nosotros podría igualar su sacrificio?

“No – mientras contemplaba su cuerpo llegué a entenderlo. No se había desviado de su camino de golpe, si no en pequeños pasos.

“Primero había depositado su confianza en el Señor de la Guerra. Un paso sencillo, ya que Horus era el mejor campeón del Emperador.

“Entonces siguió sin dudar a su Señor. ¿Quién no lo haría? Un soldado sigue a su comandante.

“Y entonces comenzó a pensar que Horus era una divinidad. Un error sencillo de cometer. ¿No era el Gran Hereje uno de los Primarcas de la Primera Fundación, imbuído de poderes tales sólo superados por los del Emperador?

“Así se alejó del camino de la verdad, hasta que al fin perdió tanto su vida como su alma. Era un camino que se abría ante todos, una pequeña falta conduciendo a otra hasta que el gran error llega de repente. Esto es lo que llegué a comprender mientras estudiaba el cuerpo del renegado en el Prisión de las Almas Perdidas. Allí y entonces resolví someterme a la voluntad del Emperador en cuerpo y alma sin importar las circustancias. Sabía que todas nuestras reglas y códigos tenían un fin, y no es nuestra tarea cuestionarlos, ya que nos mantienen alejados del camino equivocado.

Alrededor del fuego, hubo silencio. Cloud Runner pudo ver que las palabras de Bloody Moon había tocado una fibra sensible en los Marines. Se encontró a sí mismo examinando su conciencia en busca de signos de herejía. Las implicaciones de la historia de Bloody Moon estaban bastante claras: si ignoraban sus deberes para con el Emperador estaban dando el primer paso por el camino de la perdición. También les había recordado que eran Marines, los elegidos del Emperador. Si ellos no mantenían la fe, ¿Quién lo haría?

Durante largo tiempo todo estuvo en silencio. Entonces Weasel-Fierce mostró sus deseos de hablar.

“Hablaré de la muerte,” dijo, “de la muerte de hombres y mundos...”

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16 años 1 mes antes #7998 por AGRAMAR
Respuesta de AGRAMAR sobre el tema Ref:Deathwing
“Dos Cabezas” sintió el impacto de la voluntad del obeso Magus como si hubiese sido un golpe físico. Los grandes ojos oscuros comenzaron a crecer como si fuesen pozos sin fondo en los que el Bibliotecario cayó. A sus pies, Morning Star sollozaba.

Con un espasmo el Marine rompió el contacto psíquico, agradeciendo que su armadura estuviese equipada con un escudo psíquico. El Magus era fuerte, y “Dos Cabezas” sentía síntomas de fatiga.

Los Stealers saltaron hacia él. El Bibliotecario alzó su bolter de asalto y envió una andanada de proyectiles, rasgando la noche con la luz de las trazadoras. El Genestealer que iba en cabeza fue destrozado por la lluvia de plomo. El otro la esquivó con velocidad inhumana.

Morning Star saltó con un grito entre el Genestealer y su objetivo. Una garra centelleó y el cuerpo del viejo cayó al suelo partido en dos. “Dos Cabezas” atacó con su hacha, lo más fuerte que pudo, y su arma ardió friamente mientras decapitaba a su oponente y el Bibliotecario se apartaba para evitar los espasmos de muerte de la criatura.

“El Magus rió. “No puedes escapar. ¿Por qué luchar?”

El hombre gordo se concentró, y un halo de poder se arremolinó en su cabeza. El Bibliotecario envió una andanada contra él, pero algún tipo de fuerza interceptó las balas, haciéndolas explotar sin peligro a corta distancia del objetivo.

“Dos Cabezas” avanzó blandiendo su hacha de energía. Sintió su propio poder creciendo en su interior mientras el hacha buscaba su objetivo. Algo lo detuvo a medio metro de a cabeza del Magus. Los músculos se hincharon dentro de su armadura mientras hacía fuerza. Los servo-motores protestaron por el trabajo mientras unían su fuerza a la del hombre.

Lenta e inexorablemente el arma del Marine fue avanzando hacia su enemigo. El sudor caía por las mejillas del hombre gordo mientras seguía su concentración. Un viso de miedo cruzó su rostro. No podía salvarse, y lo sabía.

Dió un pequeño grito más propio de una mujer cuando su concentración se rompió. El hacha de energía cayó sin oposición y partió al hombre de la cabeza a la entrepierna. “Dos Cabezas” sintió el grito psíquico de la muerte del hombre a través de la noche. Sintió cómo cientros de mentes respondían. En la distancia, a pesar de la gruesa niebla, oyó el sonido de pisadas ligeras que se acercaban. Sabiendo que su única posibilidad de supervivencia estaba en ser rápido, “Dos Cabezas” comenzó a correr.

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16 años 1 mes antes #7999 por AGRAMAR
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Nuestro mundo está muerto”, dijo Weasel-Fierce. Algunos Marines murmuraron acerca del hecho de que estaba habándoles a ellos directamente, en lugar de atenerse al ritual. Los silenció con un rápido gesto con su mano derecha. Cuando volvió ha hablar, su voz era salvaje y atemorizante.

“Este ritual es una falacia. Pertenece a una era que se ha terminado. ¿Por qué aparentar otra cosa? Podéis intentar engañaros a vosotros mismos manteniendo las antiguas formas, pero yo no lo haré.

“Podéis hablar con bonitas parábolas sobre nuestros juramentos al Emperador, el horror de los Stealers o la naturaleza de la condenación. Yo prefiero decir la verdad.

“Nuestro pueblo está muerto o esclavizado, y nosotros nos sentamos aquí como viejas, preguntándonos qué hacer. ¿Acaso hemos sido hechizados? ¿Cuándo antes nos habíamos mostrado tan inoperantes? Un verdadero guerrero no tiene que tomar ninguna decisión en estos casos. Debemos vengar a nuestro pueblo, nuestras armas deben probar la sangre de nuestros enemigos. Sería de cobardes no hacerlo.”

“Pero si fallamos…” comenzó Bloody Moon.

“Si fallamos, que así sea. ¿Qué razones tenemos para vivir? ¿Cuántos veranos nos quedan antes de morir de viejos o metidos en el frío ataud de un Dreadnought?”

Quedó en silencio y miró alrededor del fuego. Cloud Runner vio con sorpresa que bajaba su mirada y toda su furia se iba.

“Soy viejo”, dijo en voz baja. “Y estoy cansado. He visto más de doscientos veranos. En unos pocos más estaré muerto, de todas formas. Había esperado poder ver a mi gente antes de que eso ocurriese, pero eso ya no es posible. Esa es mi única lamentación.





Cloud Runner pudo ver su dolor, sentir el eco de sus palabras en su propia mente. Todos los que estaban alrededor del fuego habían servido al Emperador durante siglos, su esperanza de vida aumentada por el proceso de convertirles en Marines, en super-hombres.

“Si hubiese permanecido entre mi gente,” continuó Weasel-Fierce, “ya hubiese muerto hace tiempo. Elegí otro camino y he vivido mucho – más de lo que ningún mortal debería vivir.

“Es hora de terminar. ¿Dónde mejor que aquí, en nuestro mundo natal, entre los huesos de nuestros antepasados? La época de la Gente de las Planicies ha terminado. Podemos vengarlos, y unirnos a ellos. Si caemos en combate, al menos habremos tenido la muerte de los guerreros. Deseo morir como he vivido: las armas en la mano y un montón de enemigos ante mí.

“Creo que esto es lo que todos queremos. Hagámoslo.”

Todo quedó en silencio, excepto el crepitar de la hoguera. Cloud Runner miró a las caras de sus compañeros y vio la muerte escrita en todas y cada una de ellas. Weasel- Fierce había dado voz a lo que todos habían sentido desde que vieron las chozas destrozadas. Se habían convertido en espectros, caminando entre los restos de los días pasados.

Allí ya no había nada para ellos, excepto los recuerdos. Si se iban ahora, todo lo que quedaba ante ellos era la vejez y la muerte. De esta forma al menos su fin tendría algún sentido.

“Yo digo que entremos allí. Si la contaminación aún no se ha extendido demasiado, podremos liberar a los supervivientes.”, dijo Lame Bear. Cloud Runner miró a Bloody Moon.

“Debemos avisar a la Deathwing de que bombardee víricamente el planeta si nosotros fallamos,” dijo. El resto de los guerreros levantaron sus puños derechos en señal de asentimiento. Todos le miraron, esperando lo que tuviese que decir. Una vez más sintió la presión de la responsabilidad caer sobre él. Pensó en las chozas destruídas y en su propia pérdida, comparándolo con su deber para con el Imperio. Nada podía devolverle a la Gente de las Planicies, pero al menos podía salvar a sus descendientes.

Pero eso no era todo, pensó. Quería la satisfacción de enfrentarse con sus enemigos, cara a cara. Estaba furioso. Quería hacer que los Stealers sufriesen por lo que habían hecho, y quería estar allí para verlo. Era así de simple. Tal decisión no era la correcta para un oficial Imperial, pero era la forma de ser de su clan. Al final, para su sorpresa, descubrió a quién era realmente leal.

“Yo digo que luchemos”, dijo al fin. “Pero lucharemos como Guerreros de las Planicies. Esta no es una batalla por el Emperador. Es por nuestros clanes destruídos. Nuestra última batalla debe ser luchada de acuerdo con nuestras antiguas formas. Realicemos el ritual de la Deathwing."

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16 años 1 mes antes #8001 por AGRAMAR
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“Dos Cabezas” corrió por su vida. A través de las calles oscuras, los Genestealers le persiguieron, cada vez más cerca, rápidos y letales. Sentía su presencia a su alrededor.

Saltó sobre una pila de basura que había en el camino y giró hacia una carretera más ancha. Dos trabajadores asomaron su cabeza por una puerta para ver qué estaba ocurriendo. Se escondieron rápidamente.

“Dos Cabezas” corrió como un demente. Su corazón latía salvajemente, y su aliento era entrecortado. El esfuerzo de mantener el hechizo de camuflaje durante tanto tiempo le había drenado buena parte de sus fuerzas. Se preguntaba cuánto tiempo podría mantener el ritmo.

Se arriesgó a echar una rápida mirada sobre su hombro. Un Genestealer acababa de dar la vuelta a la esquina. Disparó su bolter de asalto, pero los disparos fueron completamente imprecisos, y el Stealer reculó un poco para buscar cobertura.

Sintiendo peligro en frente suyo, se giró de nuevo. De un soportal oscuro estaba saliendo un Stealer. Tuvo el tiempo justo de levantar su hacha de energía antes del ataque. Con el hacha por delante como si fuese un espolón cortó a través del pecho de la criatura, aunque el impulso se la carga de ésta consiguió aturdirlo un rato. Una garra cortó su brazo, enviándole oleadas de dolor.

Ignorando ese dolor, rodó por el suelo mientras vigilaba a los perseguidores que ya se le echaban encima. Apretando el gatillo de su bolter de asalto trazó una línea brillante a través del pecho de muchos de ellos. La fuerza de la servo-armadura le permitió liberarse del peso de los cuerpos muertos. Se levantó y continuó su camino a trompicones.

No mucho más, pensó, forzándose a avanzar un poco más. Podía ver las grandes murallas salir por encima de los edificios cercanos. Recitó un hechizo para atenuar su dolor y siguió hacia las murallas.

Su corazón se encogió cuando vio lo que le esperaba. Una masa de deformes y amenazadores hombres de ojos oscuros. Algunos llevaban armas de energía de aspecto antiguo. Otros llevaban espadas en sus tres brazos. Por encima de ellos se veía a los Genestealers puros, flexionando sus brazos amenazadoramente. “Dos Cabezas” se detuvo, mirando a sus enemigos.

Durante un momento se miraron con un silencio respetuoso. El Bibliotecario encomendó su espíritu al Emperador. Pronto la Deathwing le llevaría. Su bolter estaba casi sin munición. Sólo con su hacha no podría hacer frente a tantos durante mucho tiempo.

Como si se hubiese dado una señal, los Genestealers y su progenie avanzaron a la carrera. Un rayo de energía se estrelló contra su armadura, derritiendo una de las calaveras talladas en su pecho. Apretó sus dientes y devolvió el fuego, abriendo grandes huecos entre la masa de hombres sin armadura. Hubo un sonoro ‘clic’ cuando su bolter se encasquilló. Tirándolo a un lado, corrió al encuentro de sus enemigos entonando sus cánticos de muerte.

Asaltó el mar de cuerpos que se le venían encima en todas direcciones, y que le golpeaban con espadas y garras. Reunió las últimas fuerzas para emplear su hacha de energía con letal eficiencia, trazando grandes arcos brillantes. Cortaba cabezas y miembros por todas partes, pero por cada uno que caía otro se acercaba. No podía defenderse de todos sus golpes, y pronto estuvo sangrando por numerosas heridas y grietas en su armadura.

La vida se le escapaba, y por encima de su cabeza creyó oir el sonido de poderosos motores. Deathwing venía a reclamar su vida, pensó justo antes de que un golpe le alcanzase la cabeza y cayese inconsciente.

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16 años 1 mes antes #8002 por AGRAMAR
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Cloud Runner hizo una pausa antes de borrar su insignia personal, la nube y el trueno que llevaba en la hombrera derecha de su armadura. Se sintió cambiado. Eliminando su insignia Imperial había eliminado parte de sí mismo, se había quedado sin parte de su vida. Comenzó a grabar en la misma hombrera nuevos símbolos rituales, los de la muerte y la venganza. Mientras lo hacía, sintió los poderes de los espíritus totémicos inundándolo.

Miró a Weasel-Fierce. El sombrío hombre había terminado de pintar todos los símbolos de su armadura. Ahora era blanca, el color de la muerte, excepto en el hombro izquierdo, donde la calavera había quedado como estaba. Parecía apropiado.

Llevaron a cabo un ritual que databa de la era antigua, antes de que el Emperador hubiese llegado con sus pájaros de trueno. Sólo una vez antes Cloud Runner había visto ese ritual. De niño había visto a una partida de guerreros que habían jurado venganza pintar sus cuerpos y perseguir a una horda de guerreros de las Colinas que acababan de matar a un joven de la aldea. Se habían pintado los cuerpos con el color funeral porque no esperaban regresar de una expedición contra un enemigo tan superior en número.

Bloody Moon le miró desde el otro lado de la hoguera y le sonrió sin humor. Cloud Runner se le acercó.

“¿Listo, viejo amigo?”, preguntó. Bloody Moon asintió con la cabeza. Cloud Runner se inclinó sobre el fuego y metió las manos en la ceniza. Con los dedos juntos fue dibujando el símbolo de la Deathwing en sus mejillas.

“Desearía que “Dos Cabezas” regresase”, dijo Bloody Moon mientras imitaba a Cloud Runner con las cenizas.

“Aún puede sorprenderte.”

Bloody Moon le miró con la duda pintada en sus ojos. Cloud Runner ordenó a los guerreros que se preparasen. Formaron en círculo alrededor del fuego. Uno por uno, comenzaron a cantar sus canciones de muerte.

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