Informe de Batalla

15 años 1 mes antes #27019 por Iyanna
Informe de Batalla Publicado por Iyanna
(( Adaptado de una hsitoria vieja ))

Operación Martillo de Tormenta

Aunque los primeros meses de la invasión de las tropas Traidoras sobre el extremadamente rico planeta de Cleón IV habían sido desastrosos para el acosado contingente Imperial, poco a poco los ejércitos combinados de las Fuerzas de Defensa Planetarias habían ido acostumbrándose a las tácticas de blitzkrieg a las que eran sometidas por parte de los cuerpos de asalto de las Legiones Traidoras, hasta forzarles a tratar de cambiar de estrategia. Los poderosos pero sumamente descoordinados contingentes de Marines Traidores demostraron no estar capacitados para mostrar una adecuada flexibilidad, principalmente debido a que el liderazgo de la horda no estaba centralizado bajo un único mando, sino que sus lealtades estaban divididas en varias veintenas de pequeños oficiales, situación aprovechada con muy buenos resultados por las presionadas fuerzas leales. La Operación Martillo de Tormenta fue un claro ejemplo para el Imperio de que la guerra contra el Caos podía ser ganada, y marcó un importante punto de inflexión en la guerra.

La situación en la Cuenca Wavell había sido de relativa calma durante la última estación. Las tropas Traidoras habían ocupado la pequeña ciudad de Gardenia al principio de la guerra, y ahora era su puesto de aprovisionamiento más importante en la zona. Las fuerzas de los Poderes Ruinosos mantenían en la ciudad a la totalidad de sus Marines, todas ellas bajo mando del autoproclamado como “Devorador de Esperanza”, el Comandante Bogroll, formando lo que era el núcleo operativo de las fuerzas de invasión. Bajo su control directo tenía a los miembros de la 4º Compañía de los Devoradores de Mundos y la relativamente intacta 1º División Blindada de Nugmerbrein, una división Traidora formada casi enteramente por los famosos Lemman Rush. Las restantes divisiones bajo su mando, como la 9º y la 34º Divisiones de Infantería Ligera Mellandesa y la 4º Brigada de Artillería Dendritte, que nunca habían entrado en combate real dados los fulminantes éxitos de las tropas de asalto de los Devoradores de Mundos al inicio de la contienda, estaban dispersas en diversos puestos avanzados alrededor de la ciudad con órdenes de aguantar la posición costase lo que costase. La táctica hasta la fecha era simple. Los Marines del Caos empelaban el transporte orbital y su increíble capacidad móvil para atacar donde y cómo querían, causando el caos entre las líneas lealistas, y en caso de sufrir un asalto a sus propias bases hacían incursiones para impedir la correcta coordinación del enemigo y procurando su fragmentación, forzando la retirada de al menos dos intentos de liberar la Cuenca Wavell desde el inicio de la guerra.

El General Logan Steiner, al mando de las Fuerzas de Defensa Planetarias en la zona sabía que debía capturar Gardenia a cualquier precio, o como mínimo asestar un golpe lo suficientemente fuerte como para reducir la presión sobre las ciudades colmena de retaguardia. La noticia de que todos y cada uno de los cientos de miles de civiles de la ciudad colmena de Bradleim habían sido sacrificados a los Poderes Ruinosos tras caer las defensas había causado una incertidumbre en toda la línea del frente, así que Logan veía necesaria una victoria que hiciese recuperar la moral entre sus tropas. La oportunidad llegó en cuanto se enteró de que una patrulla de reconocimiento de civiles voluntarios de apenas una veintena de hombres había logrado mantener un contingente de casi un centenar de hombres y blindados terráqueos de la 9º División de Infantería Mellandesa atrapadas en un cañón durante cerca de cinco días con un balance de cero bajas. Eso sólo podía significar que las tropas alrededor de Gardenia eran muy inferiores a las propias fuerzas regulares del FDP bajo su mando. Pero el problema eran las diversas bandas de Marines del Caos que protegían la ciudad. Si iniciaban un asalto, podían utilizar su movilidad para responder con efectividad allí donde fuese preciso, desbaratando la línea de batalla y causando el desastre. Necesitaban un cebo lo suficientemente jugoso como para forzarles a salir de su escondrijo.

El plan

La noche del 4 de Otoño el General Steiner se reunió con los oficiales bajo su mando y les contó su plan. Todos sabían que era un suicidio, y que fallar supondría dejar un enorme boquete en la línea de frente. Al final la responsabilidad de hacer de cebo recayó sobre la Coronel Valalaika Antonovic, que rápidamente movilizó el Cuarto Regimiento de Infantería Mecanizada “Buscadores de Gloria” al completo y lanzó la mañana del 5 un asalto sin precedentes contra un puesto avanzado traidor conocido como Nuevo Gólgota. El primer cuerpo al mando de la propia Valalaika asaltó el puesto directamente, mientras que el segundo cuerpo amagó fingiendo un clásico movimiento envolvente, buscando de cerrar una pinza sobre la base traidora. La Base en concreto se encontraba protegida por elementos de la 34º División de Infantería, que fue pillada totalmente por sorpresa como era de esperar, aunque se encontraba bien atrincherada y se recuperó con presteza. Entonces empezó un juego de ver quién engaña a quién. Los “Buscadores de Gloria” lanzaban asaltos suicidas en un intento de hacer creer a los Traidores que estaban tratando de tomar la base antes de que los Marines de Gardenia pudiesen reaccionar, mientras que las tropas asediadas retrocedían lentamente fingiendo retirarse a sabiendas de que los refuerzos llegarían pronto.

La situación se mantuvo en vilo hasta pocas horas antes del inclemente mediodía de Cleón IV. El Comandante Bogroll se había olido algo con semejante despliegue de recursos, y no estaba seguro de lanzar un contraataque, pero la posibilitar de destruir un batallón entero de blindados enemigos era demasiado tentadora. Aún así se movió cauto, y cuando los pelotones de la 1º División Blindada de Nugmerbrein entraron en contacto con la ‘pinza’ al mando del Capitán Arthur Roggers de los “Buscadores de Gloria”, se les ordenó no perseguir a los Guardias en retirada. Entonces, la artillería Traidora entró en funcionamiento, forzando el repliegue ordenado de los supervivientes de Arthur Roggers muy al norte de la posición del resto de su división. El plan amenazaba con fracasar.

Toda la carne en el asador

A al vista de que sus propias tropas estaban luchando entorno a Nuevo Gólgota y que la ‘pinza’ no había atraído a los Traidores, Valalaika ordenó a Arthur Roggers “hacer lo que fuese necesario” para provocar el asalto del enemigo. Y Roggers no dudó.

Reuniendo sus tropas, el capitán realizó un nuevo asalto contra los Lemman Rush Traidores, pero esta vez no trataron de atraerlos sino de mezclar sus propias unidades con las enemigas. Pese a las numerosas bajas, el asalto suicida de Arthur consiguió desorganizar a las unidades lo suficiente como para forzarles a improvisar, algo para lo que no estaban acostumbrados los tanguistas traidores. El número de bajas fue considerable, no menos de cincuenta Lemman Rush cayeron antes de que hasta que el propio tanque de Roggers y el último que quedaba en intacto, cayese abatido.

Entonces Bogroll vio la oportunidad y ordenó avanzar y aniquilar al resto del regimiento. Mientras la 1º División Blindada rodeaba Nuevo Gólgota por el oeste, tropas de despliegue rápido de los Devoradores de Mundos se desplegaron al este y al norte de su posición, cercándolo. Pero eso era lo que pretendía el General Steiner. Por su parte, los restos de los “Buscadores de Gloria” cesaron de atacar la ciudad y se prepararon para resistir. Durante toda la noche se hicieron incursiones por parte de ambos bandos, unos tratando de romper el cerco y otros buscando un golpe definitivo, pero hasta el amanecer del día 5 no se pudo tener una apreciación clara de lo que estaba pasando.


Contraataque

Sin saber muy bien de dónde habían salido, durante la mañana del 5 de Otoño el Comandante Bogroll recibía múltiples informes de diversos puestos de avanzada, informando que estaban siendo atacados por un indeterminado número de tropas de las Fuerzas Imperiales. El Comandante Traidor se mantuvo indeciso durante horas mientras trataba de calibrar el grado de amenaza, hasta que varios puestos informaron de que estaban al borde del colapso. Entonces el Comandante, pese a la negativa del resto de su alto mando desplegó el resto de sus tropas de asalto para tratar de contener lo que parecía un ataque a gran escala. La trampa había saltado.

Si el Comandante hubiese podido disponer de imágenes vía satélite o de los informes de la flota espacial Traidora, obligada a salir de la órbita baja por los continuos ataques de los satélites asesinos que los desesperados Imperiales llevaban lanzado desde la pasada estación, todo el plan se habría venido abajo. En realidad lo que estaba atacando a los puestos de avanzada no era más que la exigua 2º compañía mecanizada del 34º Regimiento de Voluntarios de Odessa apoyada por varios cuerpos del 65º Batallón de Exploradore, del 221º Batallón de Bayonetas de Fort Henry y del 12º Pelotón de Reconocimiento, ninguno de los cuales disponía de capacidad real para atacar y mantener un frente de semejante envergadura. Aun así, armados con equipo ligero y todos los transportes que habían logrado reunir atacaron coordinadamente un frente de no menos de doscientos kilómetros de largo, provocando el caos entre las bases de avanzada Traidora, las cuales dada su escasa experiencia y al esperar que los Marines del Caos vendrían pronto en su ayuda no se defendieron eficazmente y cedieron mucho terreno. De hecho, el puesto artillero de la Cota C37 se rindió frente a un contingente seis veces menos numeroso casi inmediatamente al ser atacado y ver que las bases Elys y Xandria no dejaban de emitir peticiones de socorro. Todos y cada uno de ellos fueron ejecutados sumariamente de forma inmediata por el Comisario Greydorn, y aún hoy pueden verse los huesos de todos aquellos herejes semienterrados en lo alto de la colina.

Para las primeras horas de la tarde el General Steiner había logrado su propósito. Aunque los “Buscadores de Gloria” estaban al borde de ser totalmente aniquilados, los contingentes de Marines del Caos fueron rápidamente evacuados y reasignadas a otros puntos, siendo distribuidas por toda la línea de frente. Cierto es que sus ataques relámpago y las fortificaciones en la zona causaron enormes estragos entre los pobremente armadas fuerzas Imperiales, pero pronto fue patente que estaban malgastando fuerzas tratando de cazar sombras. Para cuando el Comandante Bogroll se dio cuenta de la trampa, sus tropas móviles estaban dispersas y sin combustible ni posibilidad de abastecerse adecuadamente, sus puestos de avanzada desorganizados y los “Buscadores de Gloria” se habían escurrido de vuelta a sus propias líneas. De la gran ofensiva no había ni rastro.

Victoria

Tras una noche de escaramuzas, al amanecer del seis de Otoño la 1º y 3º Compañía de los “Hard Steel ” comandadas por el general Davenport y los miembros de la 12º Compañía Acorazada lanzaron un durísimo asalto contra las posiciones poco protegidas de la 4º Brigada de Artillería Dendritte, que para media mañana había dejado de existir. Sin detenerse, pusieron sitio a la ciudad y apoyados por su propio fuego artillero pesado que ahora no tenía peligro de ser alcanzado sometieron al espaciopuerto a un continuo cañoneo, impidiendo la llegada de refuerzos de la flota en órbita o de los puestos de avanzada. Entonces, se inició el asalto. Al casi carecer de unidades de infantería en la zona para asegurar el terreno conquistado, la Guardia Imperial no se preocupó por mantener ninguna posición, así que fueron rápidamente a por los puntos neurálgicos de la ciudad. Si encontraban alguna oposición, simplemente la rodeaban o la cañoneaban hasta que los defensores se replegaban. En menos de seis horas destruyeron las plantas de energía solar de la ciudad, las potabilizadoras de agua, los almacenes del espaciopuerto, al menos una lanzadera espacial y todas las infraestructuras del búnker de mando de las Legiones Traidoras, incluyendo los depósitos de combustible, barracones, talleres y polvorines. El repliegue de los Traidores entono a los barrios del sur de la ciudad, donde acceder con vehículos era un suicidio marcó el fin de la campaña. Tras el repliegue de las fuerzas lealistas al anochecer fue posible hacer un balance de la situación.

Consecuencias

Para el Imperio se había conseguido un importante golpe de efecto, pese a la casi aniquilación de un Regimiento blindado por completo. Sin embargo, el resto de los destacamentos implicados había sufrido relativamente poco y sólo uno de ellos, el 65º Batallón de Rangers, tuvo bajas de consideración en su asalto a una de las bases de la FEC al ser flanqueados por un ataque directo de los Devoradores de Mundos y verse forzados a replegarse.

Para la las Fuerzas de los Poderes Ruinosos la enorme pérdida de recursos y logística en la zona marcó el inicio del fin. Incapaces de recuperarse o de realizar acciones ofensivas efectivas pese a no tener grandes pérdidas en vidas, no pudieron evitar que durante la siguiente estación las Fuerzas de Defensa Planetaria tomaron la iniciativa. Al final y durante la Primavera siguiente el contingente entero se trasladó al cerco de la ciudad colmena de Centris y abandonó la zona, para desaparecer poco después en la Disformidad. Todos y cada uno de los traidores que se quedaron atrás fueron cazados, juzgados y exterminados por las fuerzas Inquisitoriales en una serie de juicios que duró siete años y en la que se acabaron con cerca de cien mil herejes.

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