Relatos Cortos (no W40K para variar)

Con decirte que la tropas que en la historia estan intentando reconquistar Terra ahora son los antepasados de los Clanes, que el Atlas creo que existia pero era relativamente nuevo y que aun se usaban Makies (el primer 'mech, que pesaba 100 toneladas pero tenia el armamento blindaje y radiadores de uno de 50)

Bueno, esta historieta la escribí en honor a unos hechos acaecidos tiempo ha, cuando jugaba a OGame(de vez en cuando saco mi cuenta de vacaciones y ayudo a mi alianza en su guerra perpetua a lo WH40k):

Veían las imágenes en directo. El robot espía se había colado entre las defensas planetarias y enviaba videos en directo sobre los planetas. No eran planetas importantes. Apenas si producían recursos suficientes para autoabastecerse. Sin embargo generaban sobre exceso de deuterio y aunque sus defensas no eran impresionantes si podían mantener alejadas las incursiones. Sin embargo lo más preocupante era el sobre exceso de producción de deuterio. Producían tanto que lo almacenaban en la propia superficie a cielo abierto. Tenían suficiente como para mantener en vuelo ingentes cantidades de flota. No cabía duda que los planetas no eran civiles, sino militares.

El almirante de la flota miraba atentamente la pantalla. No le quedaba otra que ordenar un ataque. Y era algo que le preocupaba, la flota era su mejor defensa del planeta capital del imperio, si atacaba quedaría expuesto a que otra flota atacase y le preocupaba no poder rechazar el ataque o que las bajas fuesen enorme... el enemigo podía permitirse numerosas bajas (ya había sufrido ingentes cantidades) pero siempre venían más, sin embargo ellos no podían permitirse ni una sola.

En la pantalla algo cambio, la sonda había sido detectado y un misil salio a interceptarla... exitosamente. Estaban nuevamente ciegos.

El almirante pensó de nuevo en el deuterio... no podían permitirse una nueva flota en el frente habría de atacar.

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El comandante del "Ira rsk" estaba ultimando los preparativos de su destructor, su objetivo: proteger a los bombarderos de los cruceros mientras dedicaban toda su capacidad a arrasar la superficie del planeta.

Era la hora, la flota ya partía, vio como los bombarderos habrían ventanas al hiperespacio y entraban en ellas. El sería el último en partir.

Acababa de ordenar la apertura de la ventana cuando en el radar apareció algo. Una multitud de objetos se dirigían al planeta. Inmediatamente pidió el nombre del planeta a atacar. Un Oficial de puente le indico que según el último informe de inteligencia había cambiado a Batería GoW. Una mueca de terror apareció en el rostro del comandante. Los depósitos de deuterio no eran para flotas, eran para potenciar los misiles. Horrorizado vio en el panel como los misiles se acercaban al planeta, dos decenas de misiles más pequeños salieron a interceptarlos, pero eran dos decenas contra docenas y docenas de misiles. Su horror se incremento al ver que uno partía por la mitad el Navío insignia en una titánica explosión mientras el resto arrasaba la superficie... de repente entro en el hiperespacio.

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Cuando una hora después apareció al otro lado de l agujero recibió un informe. El planeta había sido literalmente arrasado y la mitad de la flota se había perdido a consecuencia de titánicas explosiones en los impactos.

Ese no era todo su pesar. El comandante ordeno acciones evasivas. Ante el había una flota superior que estaba destrozando a los bombarderos. Nuevamente ordeno una apertura al hiperespacio cuando de entre la flota enemiga salio un rayo que partió su nave en dos.

La nave estaba siendo evacuada, habían dejado de dispararle, total estaban varados en la nada y se dirigían inexorables en el planeta donde arderían en la atmosfera. Como comandante sería el ultimo en abandonar s navío. Esperando su inminente final vio a la nave insignia que le había destruido pasar. Era enorme, y en su casco leyó Duncan II. El monstruo abrió una venta al hiperespacio donde entro, no sin cierta majestuosidad, seguido de su flota. Al comandante no le cabía duda de su destino. Era el que había sido su hogar y punto de partida.
De repente sintió un tirón, la gravedad le llamaba a la muerte. Choco los tacones y saludo militarmente hacia su planeta en señal de despedida. Era una lastima, no moriría solo aquel día. En su fuero deseo que sus camaradas se llevasen aquella mole que le había condenado, el Duncan II con ellos. Después de todo se podía permitir desear venganza.