Relato: Futuro Incierto ( El futuro del M41)

15 años 1 semana antes #28735 por ATLAS
Hola a todos, a ver si os gusta el relato, es un poco largo, pero de momento a ver que os parece el primer capítulo.

Capitulo Uno; La huída.


Nadie se atrevía a hablar. La desolación era patente en todos y cada uno de los rostros de los ciudadanos que se amontonaban el la bodega de la barcaza de transporte. Todo el mundo intentaba ubicarse en el inmenso espacio de la bodega de carga. En sus rostros miradas perdidas, ojos hinchados del llanto desconsolado por lo que se deja atrás y por el futuro aterrador al que se enfrentaban. La mayoría habrían preferido no partir y enfrentarse a su muerte abiertamente antes que vivir sin esperanza y sin guía. De poco en poco se escuchaba el sollozo de un niño que se apretaba contra el pecho de su madre que a su vez se aferraba a éste como la única pertenencia de un mundo al que habían dado la espalda mientras se consumía en el fuego de la devastación. El ronroneo de los motores sublumínicos ofrecía una falsa sensación de tranquilidad, como una madre que acunase a sus hijos en su regazo ofreciéndoles seguridad y sosiego. Fue sólo entonces cuando empecé a ser consciente de la magnitud del horror que había dejado atrás. Noté como el pavor me invadía, mis piernas empezaban a negarse a sostener mi peso y el mundo comenzó a oscurecerse a mi alrededor. Ya lo había contemplado antes, la gente se desmayaba a mi alrededor o se hacía un ovillo en posición fetal balbuciendo palabras sin sentido en un mar de lágrimas. Pese a todo, ocurrió y no fuí capáz evitarlo.

Desperté en un camastro similar a los que habitualmente utilizaban los soldados de la guardia imperial en sus desplazamientros entre zonas de combate. Aturdido y desorientado comencé a enfocar la vista al lugar en el que estaba; Era una enfermería, aunque de unas proporciones que me hicieron pensar que aún estaba desmayado y soñando. Me incorporé y pude observar mejor la estancia en la que me encontraba. Las hileras de camastros con heridos se perdían en la distancia a ambos lados de la sala. Comencé a escuchar lentamente, como si alguien estuviese subiendo el volumen a una canción que siempre había estado sonando, y escuché gritos de dolor, sollozos, aullidos desesperados. El departamento medicae se esforzaba por llegar a todos los heridos suministrandoles calmantes y antibióticos. Eran como una legión de bata blanca que se extendía como una marea entre los camastros, sin embargo se podía percibir que estaban completamente desbordados.

Oí un ruido a mi espalda, como alguien que arrastra un carrito cargado con instrumentos metálicos tintineantes. Al girarme me encontré con un enfermero que extraía de una pequeña oblea de medicamentos dos píldoras de considerable tamaño y las introducía en un dispensador. Alargó la mano; - Señor...¿Naib? Si, es Naib ¿verdad?, ¿ya se encuentra mejor?; levanté la vista y me fijé en su rostro. Su ojos indicaban que llevaba varias jornadas consecutivas de trabajó y que aún le quedaban otras tantas. - Gracias, ya me encuentro un poco mejor, supongo que no soy el primero ni seré el último que se desmaye, ¿verdad? - el enfermero torció el gesto de forma afirmativa. - Por cierto, ¿Cuánto tiempo llevo aquí? - Lo trajeron aquí hace aproximadamente seis horas. Hemos considerado oportuno dejarle descansar, supusimos que dirigir el proceso de evacuación de su colmena debió de ser un esfuerzo considerable... - El enfermero se acercó bajando el tono de voz - ¿Consiguió sacar de allí a todo el mundo?, verá yo tenía familia en aquella colmena y .. - No permití que continuase, me puse de pié y empecé a andar hacia la salida de la enfermería mientras me tragaba las píldoras. El enfermero permaneció dubitativo por un instante, bajó la cabeza y continuó su recorrido. No le culpo por preguntar, pero en el preciso momento en el que lo hizo, volvieron a mi cabeza las imágenes de todas las personas que había tenido que abandonar a su suerte en aquella colmena; Volví a verlos a todos agolpandose en las pistas de aterrizaje mientras todo se consumía a su alrededor y monstruosas criaturas surgían del fuego a sus espaldas y devoraban a la multitud. - ¡Dios Santo! Me tapé la boca. No podía liberar esa imagen de mi retina. Algunos de los auxiliares que estaban cerca se giraron pero en seguida volvieron a sus menesteres. Tenía que despejarme, tal vez refrescarme la cara me ayudará, pero la imágen no desaparecía. La evacuación se realizó tan precipitadamente que se hizo imposible computar el número de bajas. Para aquella colmena se estimaba una población media de tres millones y medio de habitantes. Apenas consegí sacar de allí a setecientas mil. Me pregunto cuanta gente pudo salvarse del resto de colmenas de TERRA...

Envio editado por: ATLAS, el: 2009/04/12 02:41

[color=#FF0000:1sghpnfp]Primer concurso de pintura LBN[/color:1sghpnfp]

[color=#FF0000:1sghpnfp]Ganador Absoluto y Primer premio categoría Criatura Monstruosa[/color:1sghpnfp]

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15 años 1 semana antes #28745 por Bruno_015
demonios en Terra¿¿¿¿ Dios mio...

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15 años 1 semana antes #28746 por abbadon
:woohoo: Terra!!!

[url=http://www.heresy-online.net/daemons/levelup/16504-shil----kal----kun.htm:rl5ziuli][img:rl5ziuli]http://www.heresy-online.net/daemons/adoptables/16504.gif[/img:rl5ziuli][/url:rl5ziuli]

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15 años 1 semana antes #28749 por ATLAS
Capítulo uno; La huída. -continación-

El puente de mando del carguero estelar era un hervidero servidores transportando placas de datos, hologramas informativos y de posición. Varios grupos de oficiales discutían acaloradamente sobre los datos que iban recibiendo; El cansancio y la tensión acumulada exacerbaba los ánimos y nublaba el buen juicio. La gran mampara exterior al fondo del puente sólo mostraba el vacío estelar; Eso era lo que les esperaba a todos, pensó. El frío y eterno vacío estelar. El Almirante Arteius, ceñudo y con expresión agotada y grave, contemplaba varias representaciones a escala del sistema solar y de rutas de navegación sublumínica. Los cogitadores a sus pies transferían al instante la información que les solicitaba directamente a su córtex cerebral a través de las sondas que conectaban su trono metálico con la nave. Se sentía extraño. Pese a la conexión cortical con su nave con la que formaba una única entidad y los ayudantes y oficiales que se encontraban a su alrededor, se sentía solo, tan solo como nunca se había sentido. - ¡Alférez!, gritó. - El Alférez Nahoshi se apartó del grupo de ayudantes al que impartía órdenes, - ¿Sí, Almirante? - Alférez, reúna a los oficiales del puente y haga que se presenten todas las autoridades militares que se encuentren en mi nave. ¡Los quiero a todos aquí en 15 minutos!. - ¡A la orden Almirante!. El Alférez se apresuró a salir del puente de mando. Mientras veía marchar a su subordinado, repasó mentalmente lo que iba a decirles, o más bien lo que podía decirles. Aún tenía fresca en la memoria la comunicación cifrada que el capitán de los Puños Imperiales había enviado a todas las naves en la órbita de Terra durante la evacuación. Admiraba profundamente al Capitán Lysander por el coraje y la templanza que había demostrado durante los momentos finales de la evacuación, cuando el colapso del Astronomicón cegó a todas las naves imperiales y mató a todos los astrópatas en un radio de varios millones de años luz, impidiendo que las naves pudiesen alejarse del sistema solar y dirigirse a sistemas más seguros. No sentía ninguna envidia por la tarea encomendada a los Astartes de defender los límites del mundo forja de Marte una vez destruida TERRA. Un nudo se formó en su estómago mientras sentía que perdía el conocimiento con la sola mención del hecho. Sentía que quería arrancarse los ojos y la lengua y por un momento vislumbró la posibilidad de meterse en la boca la pistola de plasma que siempre llevaba en una funda bajo el brazo izquierdo y hacer que todo terminase. - ¡Almirante, Oficiales en el puente de mando! - El Alférez Nahoshi, con la diligencia tan propia que le caracterizaba apareció en el puente de mando seguido por varios oficiales de la Guardia Imperial de los ejércitos de Terra, sacando oportunamente al Almirante de la espiral de pensamientos en la que se había zambullido. Arteius se tomó unos segundos para vaciar su mente de todo aquello mientras examinaba a los oficiales imperiales que esperaban en silencio.

Envio editado por: ATLAS, el: 2009/04/12 14:58

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[color=#FF0000:1sghpnfp]Ganador Absoluto y Primer premio categoría Criatura Monstruosa[/color:1sghpnfp]

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15 años 1 semana antes #28774 por ATLAS
Capítulo uno; La huída. -continación-


El agua fresca parecía aliviar sus sentidos; A duras penas había conseguido salir de la enfermería para dirigirse a su estancia y poder echarse un poco de agua en el rostro. Tenía que calmarse y comportarse. - Es lo que se espera de mí, ¡Joder, no es momento de venirse abajo!. Se miró al espejo. Era como si hubiese envejecido veinte años en sólo dos semanas. Aunque las horas que pasó descansando en la enfermería habían resultado tremendamente beneficiosas, aún conservaba unas prominentes bolsas bajo los ojos, hundidos en sus cuencas. Se secó y se acercó a la mesa donde había dejado las pocas pertenencias que trajo consigo. Algo de ropa, varias placas de datos, pliegos arrugados que contenían pasajes del culto imperial y algunos cargadores de su pistola reglamentaria. Decidió consultar en los registros de la nave la supervisión de suministros a los ciudadanos acomodados en las bodegas de la barcaza. Todo parecía en órden. El Munitorum había cumplido a la perfección con su ingente cometido al requisar todos las fragatas, transportes estelares y barcazas de los comerciantes que se encontraban en la órbita terrestre para alojar a todos los evacuados. A los capitanes de los navíos no les gustó demasiado tener que ceder su mando a la flota imperial pero no tenían alternativa; Aquellos que se negaron fueron ejecutados en el acto. ¿Qué clase de individuo imbecil se niega a socorrer a los ciudadanos de TERRA?
Cuando se dispuso a comprobar las mismas cifras en el resto de transportes imperiales alguién llamó a su puerta con insistencia. - ¿Coronel Shaffard? ¿Coronel Naib Shaffard?. Se dirigió a la puerta con precaución mientras acomodaba su pistola en la funda que llevaba en la cadera; Desde que había subido a la nave muy pocas personas se habían dirigido a él por su rango y nombre completo. Al abrir la puerta vió un hombre de mediana edad, tal vez unos 46 años estándar vestido con el traje de oficial naval. Un Alférez. - Coronel Shaffard, soy el Alférez Nahoshi . El comandante de la nave requiere de la presencia de todos los oficiales militares en el puente de mando a la mayor presteza, señor.

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15 años 1 semana antes #28938 por Ragnar
Muy bueno, inquietante, pero muy bueno...,eso sí, ya podías haberlo ambientado en otro sitio..jejeje

Por lo demás, perfecto el ritmo del relato y la atmósfera que has creado, lees dos párrafos y ya estás metido de lleno.

Un saludo y esperamos nuevas partes.

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