Deathwing

16 años 1 mes antes #8003 por AGRAMAR
Respuesta de AGRAMAR sobre el tema Ref:Deathwing
Incluso mientras lo transportaban por los largos corredores de acero, “Dos Cabezas” sabía que se estaba muriendo. La vida se escurría de sus heridas. Con cada gota de sangre que caía sobre sus porteadores se sentía más débil.

Parecía algún tipo de sueño malvado, mientras era transportado por los sombríos túneles a hombros de las jorobadas figuras de la progenie Genestealer. El Bibliotecario veía estos acontecimientos a través de una cortina de dolor, preguntándose por qué aún estaba vivo. Parte de su mente se daba cuenta de que estaba en el interior de la nave que había llevado a la progenie a su mundo.

La agonía le alanceó desde dentro cuando uno de sus porteadores hizo un movimiento brusco. Requirió toda su fuerza de voluntad para no gritar. Entraron en una sala alargada en la que una gran figura deforme les esperaba. Le tiraron al suelo a sus pies. La criatura movió la cabeza hacia un lado, mirándole con atención.

Las lágrimas corrieron por las mejillas del Bibliotecario, mientras sufría el dolor de intentar ponerse de pie. Los guardias Genestealers se le echaron encima, pero la gran criatura les miró y se detuvieron en el acto.

“Dos Cabezas” miró con nerviosismo, sabiendo que estaba en presencia de un Patriarca Genestealer. Había oido hablar de semejantes cosas, los progenitores de una raza entera, los más ancianos de sus árboles genealógicos.

Miró a los ojos de su enemigo. Sintió una especie de electricidad que cruzó su cuerpo cuando sus mentes entraron en contacto. El Bibliotecario se encontró enfrentado a un enemigo antiguo, implacable, mortal. Su mente retrocedió ante el asalto de su monstruosa voluntad. Sintió una urgente necesidad de arrodillarse, de rendir pleitesía a este antiguo ser. Sabía que merecía tal respeto.

Con un esfuerzo, consiguió contenerse. Se recordó a sí mismo que este era el ser que había destruído a su pueblo. Intentó darle un golpe, reunir fuerzas en su brazo sano para acabar con él de un solo golpe poderoso. Se movió, pero sus piernas apenas le respondieron y el Patriarca lo cogió con facilidad, casi con ternura, y lo mantuvo a raya con sus garras. El largo ovopositor al final de su lengua se le acercó, pero no llegó a tocarlo.

Repentinamente, se encontró metido de lleno en una lucha psíquica amarga y letal. Tentáculos de pensamientos alienígenas se insinuaban por todas partes en su cerebro. Los bloqueó, cortándolos con la espada de su odio. Contraatacó con un rayo psíquico de su propia ira, pero fue detenido por la antiquísima voluntad que parecía impermeable a toda influencia exterior.

El Patriarca liberó todo su poder, y “Dos Cabezas” supo que sus defensas estaban a punto de ceder ante semejante presión. El frío y concentrado poder del Patriarca era demasiado terrible. Incluso estando en perfectas condiciones el Bibliotecario habría tenido enormes problemas para defenderse. Ahora, con sus fuerzas al mínimo por la cantidad de sangre perdida y la fatiga, no podía ofrecer la más mínima resistencia.

Sus defensas exteriores cayeron, y el Patriarca entró en su mente, rastreando sus recuerdos, absorbiéndolas para sí mismo. Durante un segundo, mientras estaba desorientado, intentó de nuevo golpear físicamente al Patriarca. El Genestealer le evitó fácilmente, pero la décima de segundo de distracción sirvió para que de nuevo se enfrentasen mente con mente.

Extraños recuerdos y emociones alienígenas llenaron la mente del Bibliotecario, amenazando con destruir su cordura. Vio el pasado del Patriarca ante él. Vio la larga serie de mundos arrasados y las personas asesinadas. Vio el mundo colmena del que había escapado en una veloz nave antes de que las bombas víricas lo arrasasen.

Con estupor, se dio cuenta de que él había estado en ese planeta – en Thranx – y que la criatura también había reconocido su aura de aquel encuentro. Vio la nave medio destruída por las andanadas del cerco Imperial que apenas fue capaz de realizar el salto a la disformidad.

Experimentó la larga lucha para volver al espacio normal y las heladas eternidades que les llevó estrellar la maltrecha nave en un nuevo planeta virgen. Vio al grupo de patéticos supervivientes emergiendo de entre los restos; un puñado de purasangres y tres híbridos. Los vio fabricando rudimentarios hachas con los metales de la nave para intercambiarlos con los tribales, y los vio comenzar el lento camino para establecerse en un mundo hostil.

Se sintió gratificado mientras la red de contactos psíquicos se expandía con la aparición de cada miembro de la progenie. Le invadió una satisfacción fría con la destrucción de las tribus y el conocimiento de que pronto se construiría una base industrial en el planeta. La nave sería reparada. Nuevos mundos para conquistar estarían pronto al alcance de la mano.

Durante un oscuro momento, la desesperación llenó a “Dos Cabezas”. Vio a los Stealers planeando expanderse e infectar nuevos mundos desprevenidos. Y él no podía hacer nada para detener a esta vieja e imparable entidad. Casi se rindió.

No podía ver la salida. La muerte acechaba, y ese pensamiento le dio un respiro. Sabía lo que tenía que hacer antes de que lo inevitable ocurriese. Una parte suya se rindió completamente al asalto del Patriarca; la otra empujó a su espíritu hacia el vacío.

Se encontró de nuevo en un lugar frío, y sintió en la lejanía el espíritu del Emperador, brillante y luminoso como una estrella. Cerca estaban los furiosos espíritus. El Patriarca era una presencia cercana y hambrienta dispuesta a esclavizarle para siempre. En la distancia pudo escuchar los poderosos motores de la Deathwing que venía a reclamarlo.

El Patriarca se dio cuenta de lo que pretendía hacer demasiado tarde, e intentó romper el vínculo. “Dos Cabezas” enfocó todo su odio, todo su miedo y su ira, para mantener la unión, una tarea que se hacía más fácil gracias al anterior contacto tan intenso. El Patriarca luchó frenéticamente, pero no pudo liberarse.

El batir de las alas se hizo más fuerte, ahogando al Bibliotecario con un último estruendo que podía ser un huracán o su último aliento. Del centro de un torbellino de agonía le salió al encuentro un borbotón de oscuridad. El remolino engulló al Patriarca. Murió, destruída su esencia por los espasmos de muerte del Bibliotecario.

Brevemente, “Dos Cabezas” sintió cómo su enemigo se desvanecía, sintió la pérdida en su progenie. Mientras el espíritu del Bibliotecario se alzaba libremente, tocó las mentes de sus camaradas Marines para despedirse y decirles lo que debían hacer. Entonces “Dos Cabezas” ya no supo nada más.

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16 años 1 mes antes #8004 por AGRAMAR
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Cloud Runner sintió la presencia mientras miraba el fuego. Alzó la vista y vio a “Dos Cabezas” de pie ante él. El Bibliotecario estaba pálido. Su rostro estaba distorsionado por la agonía, su cuerpo mutilado por terribles heridas. Supo que era una visión de su espíritu, y que el viejo chamán estaba muerto.

Durante un instante, creyó oir el batir de unas poderosas alas y el rugido del más poderoso de los pájaros de trueno rugiendo hacia la luna. La presencia se desvaneció, dejando a Cloud Runner con una sensación de frío y vacío. Se estremeció con el repentino helor. Sabía que había sido tocado por el paso de Deathwing.

Miró hacia los demás y supo que habían visto lo mismo. Alzó una mano en un gesto de despedida y luego la movió en un gesto para que los Marines avanzasen.

Llenos de determinación, los Exterminadores de armadura blanca marcharon hacia la ciudad.

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16 años 1 mes antes #8005 por AGRAMAR
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Cloud Runner se sentó en el trono y miró a sus visitantes. Su pueblo estaba formado en largas filas, formando un pasillo por el que los Marines avanzaban lentamente. Eran liderados por un Capitán y un Bibliotecario. Desde la puerta, la inmensa mole de un Dreadnought vigilaba. Cloud Runner sintió que la visión de aquella forma familiar le reconfortaba.

Vio las inquietas y asombradas caras de la gente mirarle como buscando seguridad. Mantuvo su propio gesto serio y calmado. Sintió la inquietud de sus Hermanos de Batalla y la extrañeza de la gente que llenaba la gran casa del clan. Mantenían sus bolters a mano, como si temiesen un estallido de violencia en cualquier momento.

Cloud Runner estaba contento de volver a verles. Desde la muerte de Lame Bear, se había sentido muy solo. Vio varias caras familiares entre los guerreros Imperiales que se acercaban. Recuerdos de viejos días en la Casa del Capítulo llenaron su mente. Inspiró con fuerza tres veces, tocó el antiguo traje blanco que había a su lado para que le diese suerte, y habló.

“Saludos, Hermanos Guerreros del Cielo”, dijo.

“Saludos, Hermano Ezekiel”, dijo el Líder Marine con algo de suspicacia.

Cloud Runner se rascó las cicatrices rituales con una mano agarrotada, y sonrió con una mueca. “Así que al final te han hecho Capitán, ¿eh, Broken Knife?”

“Sí, Hermano Ezekiel. Me hicieron Capitán cuando tú no volviste”. Se detuvo, esperando una explicación.

“¿Y te llevó diez años volver para recuperar los trajes de gala de los Ángeles Oscuros?”, preguntó éste a su vez con una nota de recochineo.

“Ha habido guerras: una gran migración de Orkos a través del Segmentum Obscura. EL Capítulo fue llamado a filas. Durante ese tiempo la ausencia de nuestros Exterminadores fue muy sentida. Por supuesto, tienes una explicación para ello.”

Los Marines miraron fija y friamente a Cloud Runner. Era como si para estos jóvenes, casi reclutas, fuese un extraño o peor, un traidor. Recordó la primera vez que había estado entre los Marines y, por primera vez en muchos años, se dio cuenta de su superioridad. Se sintió inquieto y solo.

“Esta no es nuestra gente, Cloud Runner. ¿Qué ha ocurrido aquí?” preguntó una voz atronadora. La reconoció como la del Dreadnought. Entonces ya no se sintió tan solo. Hawk Talon estaba ahí, enganchado a los sistemas de soporte vital de la máquina. Al menos había una persona presente que estaba de su lado, que era lo suficientemente mayor como para comprender. Era como su primera visión de las sombras de Deathwing, cuando había visto un rostro familiar que alejó sus miedos.

“No, honrado antepasado, no lo son. Son los supervivientes no infectados por la conquista Genestealer.”

Oyó a los Marines murmurar, vio la forma en que preparaban sus armas instintivamente para apuntar a la gente que se apiñaba en el interior de los salones.

“Es mejor que te expliques, Hermano Ezekiel,” dijo Broken Knife.

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16 años 1 mes antes #8006 por AGRAMAR
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Cloud Runner se encontró a sí mismo contando su historia a los atónitos Marines. Les contó el aterrizaje de la compañía de Exterminadores en este mundo, sólo para encontrarlo devastado por los Genestealers. Les contó el Concilio y la decisión que habían tomado – de la aparición del espíritu de “Dos Cabezas” y de la marcha final de los Exterminadores hacia la ciudad. Les habló utilizando la complicada sintaxis de la lengua Imperial, no el idioma de la Gente de las Planicies.

“Marchamos a través de las negras puertas y nos encontramos con los Stealers. Al principio estaban confusos, como si hubiesen sufrido un golpe.

“Atacaban en pequeños grupos, sin tener un plan coordinado o una inteligencia superior que los guiase. Los masacramos a todos.

“Avanzamos entre masas de gente aullante mientras seguíamos el indicador del localizador de la armadura de nuestro Bibliotecario hacia el centro de la ciudad. Genestealers puros salían de todos los edificios mientras avanzábamos. Atacaban con furia demente, pero sin astucia, por lo que eran frenados y destruídos con relativa facilidad.

“En el centro de la ciudad encontramos un templo – un edificio que parodiaba obscenamente las construcciones imperiales, dominado por una gigantesca estatua de cuatro brazos que se suponía era el Emperador. La destruímos desparramando sus pedazos por la calle, y tras ella encontramos la entrada al submundo.

“Y fuimos hacia abajo, por los fríos pasillos de acero. Pasamos junto a compuertas de presurización y compartimentos estanco. Era como una nave espacial enterrada. Aún seguíamos la señal del localizador, determinados a recuperar el cuerpo de “Dos Cabezas” y vengar su muerte.”

“Al principio nuestro avance fue sencillo contra pequeños grupos de Stealers aislados, pero entonces algo cambió. Durante un instante hubo paz.

“Intercambiamos miradas de extrañeza. Bloody Moon preguntó por el intercomunicador si era posible que los hubiésemos matado a todos. Aún hoy puedo recordar la duda pintada en su rostro, antes de que un Stealer rompiese una rejilla de ventilación y le arrancase la cabeza destrozando su armadura. Masacramos a la criatura con fuego de bolter hasta que no quedó nada más que sangre.

“Los Stealers comenzaron a atacar de nuevo. Pero esta vez sus ataques estaban coordinados, guiados por alguna maligna inteligencia. Era como si hubiesen estado sin líder durante un tiempo pero ahora un nuevo demonio se hubiese hecho cargo.

“Nos flanquearon por corredores paralelos, caían a través de los paneles del techo. Hordas de Stealers y sus acólitos semi-humanos nos atacaban desde todos lados. Oleadas de ellos se nos echaban encima con increíble rapidez, amenzando con superarnos por su simple número. Era una visión horrible, ver a aquellas tremendas criaturas avanzar con sus garras extendidas, ignorando a sus semejantes mientras eran segados por nuestros disparos.

“Y seguían viniendo. Nuestra avanzadilla y retaguardia fueron emboscadas y destruídas. Las amenazas llegaban tan rápido que no teníamos tiempo de ponderarlas.

“Ví un grupo de ellos eliminados por el fuego de un lanzallamas, cuyo olor era insoportble. Habían perdido sus vidas en su furia ciega por matarnos. Había una sensación de furia opresiva en el aire. Era como si hubiese una antigua deuda que saldar con nosotros, y todos hubiesen jurado morir para satisfacerla.

“Cualquier otra escuadra, incluso de Exterminadores, habría sido derrotada por la furia de su ataque, pero nosotros llevábamos la marca de la Deathwing sobre nuestras armaduras blancas de muerte. Nuestras canciones funerales habían sido entonadas, y nosotros también teníamos nuestras propias deudas que cobrar. Seguimos avanzando, centímetro a doloroso centímetro.

“La sangre lavaba los pasillos mientras nos habíamos paso hacia la gran sala central. Allí encontramos a “Dos Cabezas”. Estaba muerto, su cuerpo cruzado por pavorosas heridas. Cerca estaba el cuerpo del Patriarca, sin una sola marca de violencia en él.

“El salón estaba lleno de enemigos, purasangres e híbridos. Habíamos logrado llegar a la sala del trono. Nos enfrentábamos a muchas veces nuestro propio número. Durante un momento, nos detuvimos para intercambiar furiosas miradas. Creo que ambos bandos nos dimos cuenta de que estábamos ante los últimos enemigos – que el resultado de aquel enfrentamiento decidiría el destino del mundo.

“Se hizo el silencio en la sala, excepto el zumbido de nuestros sistemas de respiración. Pude oir el sonido de mi corazón latiendo. Mi boca se secó. Pero extrañamente me encontraba en calma, seguro de que pronto me reuniría con mis antepasados. Los Stealers formaron filas, y nosotros alzamos nuestros bolters.

“A una señal invisible cargaron, bocas abiertas pero sin emitir ni un sólo sonido. Unos pocos de los híbridos dispararon antiguas armas de energía. A mi lado, un Hermano de Batalla cayó. Desatamos una barrera de fuego que arrasó a la primera oleada. Nada podría haber sobrevivido. Todo lo que elegíamos como objetivo caía muerto. Pero había demasiados. Cayeron sobre nosotros, y el conflicto final entró en su fase más amarga.

“Vi a Weasel-Fierce caer bajo una pila de Stealers. Su bolter se había encasquillado, pero seguía luchando, insultando a sus enemigos y maldiciendo. La última vez que le vi acababa de arrancar la cabeza de un Stealer que había traspasado su pecho con sus garras. Así cayó el más grande de los guerreros de mi generación.

“Lame Bear y yo estábamos luchando espalda con espalda, rodeados por nuestros enemigos. Puños de combate y espadas de energía mantenían todavía a raya a muchos enemigos. Su hubiese habido más purasangres las cosas habrían ido mucho peor aquel día, pero la mayoría parecían haber caído en los primeros ataques aislados.

“Aún así, no fue fácil. Lame Bear cayó, herido, y me encontré luchando cara a cara contra un horror blindado. La bestia arrancó mi espada de mi mano con un barrido de su garra. Dí gracias al Emperador por las armas digitales que llevaba mi guante, y rocié el rostro de la criatura con cargas venenosas, cegándola. En el breve respiro, conseguí alzar mi bolter en posición de disparo y la ráfaga partió en dos al monstruo.

“Miré a mi alrededor. Sólo Exterminadores permanecían en pie. Dejamos escapar exclamaciones de alegría por encontrarnos aún vivos, pero entonces nos dimos cuenta de la cantidad de caídos, haciéndonos quedar en silencio. Sólo seis habíamos sobrevivido. No contamos el número de Genestealers caídos.

“En el mundo de la superficie, los hijos de la Gente de las Planicies nos esperaban. Una gran multitud se había concentrado en el exterior del templo para ver el desenlace de nuestra batalla. Nos miraron, atemorizados. Habíamos destruído su templo y matado a sus dioses. No sabían si éramos demonios o redentores.

“Miramos a las lastimosas criaturas que eran los restos de todos nuestros clanes. Habíamos ganado, y habíamos reclamado nuestro mundo. Aún así, nuestra victoria parecía vacía. Habíamos salvado a nuestros descendientes de los Stealers, pero nuestro estilo de vida estaba muerto.

“Mientras estábamos ante la multitud, supe lo que teníamos que hacer. El propio Emperador me proporcionó la inspiración en ese momento. Expliqué mi plan a los demás.

“Sacamos a la gente de la ciudad y los reunimos en la llanura exterior. Buscamos trazas de la progenie Genestealers en ellos, pero no había. Toda la semilla Genestealer parecía haber sido destruída en aquella nave enterrada.

“Pasé entre las fábricas y las chimeneas. Luego cogimos nuestros lanzallamas y quemamos toda la ciudad hasta los cimientos. Dividimos a la gente en seis tribus y nos dijimos adios unos a otros, ya que sabíamos que no nos veríamos más. Entonces guiamos a nuestos descendientes lejos de la ardiente ciudad.

“Lame Bear llevó a su gente a las montañas. Yo traje a mis seguidores a mi anitguo pueblo, y lo reconstruímos. No sé que fue de los otros.

“He dicho a esta gente que he venido en nombre del Emperador para reconducirlos a las antiguas formas de vida. Les he enseñado a pescar, cazar y disparar al antiguo modo. Combatimos con otras tribus. Algún día serán dignos de convertirse en Guerreros del Cielo.”

Cloud Runner quedó en silencio. Pudo comprobar que los Hermanos de Batalla habían sido conmovidos por su historia. Broken Knife se giró hacia el Bibliotecario. Cloud Runner sintió la presión del contacto de sus mentes.

“El Hermano Ezekiel habla con verdad, Hermano Capitán Gabriel,” dijo el Bibliotecario. Broken Knife miró al viejo Marine.

“Perdóname, hermano. Te he juzgado mal. Parece que el Capítulo y la Gente de las Planicies te deben muchísimo.”

“Semper Fideles,” dijo Cloud Runner. “Debéis recoger las armaduras y devolverlas al Capítulo, a donde pertenecen.

Broken Knife asintió.

“Quizás podáis hacernos un pequeño favor. En honor a nuestros muertos, dejad las armaduras con el color de la Deathwing. Los hechos de nuestros hermanos deben ser recordados.”

“Así será”, contestó Broken Knife. “La Deathwing será recordada.”

Los Marines se volvieron y pasaron junto al Dreadnought. El poderoso ser permaneció allí, mirando a Cloud Runner con ojos inhumanos.

La partida de los Marines dejó a Cloud Runner repentinamente cansado. Sintió el peso de los años con inusual fuerza.

Sintió la mirada del Dreadnought y alzó sus ojos.

“¿Sí, honrado ancestro?”, preguntó en la lengua de la Gente de las Planicies.

“Puedes venir con nosotros. Eres merecedor de convertirte en un Dreadnought Viviente.” dijo. Deseó poder volver y pasar sus últimos años con su Capítulo, pero sabía que no podía ser. Ahora su obligación era para con su gente. Debía hacer que regresasen a las formas del Emeprador. Movió su cabeza.

“No lo creo.”

“Eres un digno líder de tu pueblo, Cloud Runner.”

“Cualquier Guerrero del Cielo lo sería, ancestro. A pocos se les presenta la ocasión. Antes de que te vayas, hay algo que debo saber. Cuando nos encontramos por primera vez, me dijiste que no debía convertirme en un Guerrero del Cielo si había alguien a quien me doliese dejar atrás. ¿Alguna vez te has arrepentido de convertirte en un Marine?”

El Dreadnought le miró fijamente. “A veces aún lo hago. Es triste dejar a la gente que te importa, sabiendo que será como si hubiesen muerto.”

“Adios, Cloud Runner. No volveremos a vernos.”

El Dreadnought se giró y se fue, dejando a Cloud Runner sentado en el trono, entre su gente, sus dedos jugando con un antiguo mechón de cabello.



Por William King

Traducido por Kushtar

Sacado de La torre de los Angeles

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16 años 1 mes antes #8021 por Grimne
Respuesta de Grimne sobre el tema Ref:Deathwing
Cómo mola! Ésta es la famosa historia de cómo la Deathwing va ahora con armaduras de color hueso! Al principio pensaba que había errores por lo de la armadura negra y lo primitivos que parecían ser los AO, pero veo que ésta es la historia original de la Deathwing. Aunque no sabía que los AO reclutaran sólo de un planeta, pensaba que lo hacían en varios desde las ruinas de Caliban.

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16 años 1 mes antes #8043 por AGRAMAR
Respuesta de AGRAMAR sobre el tema Ref:Deathwing
reclutan de muchos pero al parcer aquella compañia era casi exclusivamente de aquel planeta.

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