Partida de Rol de Warhammer 40K

El Hermano Andromalius pasea su sobrecogedora mirada sobre vosotros, y entonces mira a Khaar.

- Sois la única unidad Imperial leal en setecientos kilómetros a la redonda. - dice solemne - Coronel, ¿confía en sus hombres?

Khaar asiente.

- Haga que se pongan en marcha.

El Hermano Andromalius toca el receptor de radio.

- Contacto establecido. Nos ponemos en marcha.

- Disculpe hermano Andromalius, pero ¿de dónde ha venido? ¿Le envían desde la capital o desde la Inquisición en la órbita? Bueno, da igual. Seguiré lo que me ordene como es mi deber como siervo del Divino Emperador. No se si conoce la situación que se está dando...
- Silencio, no debemos alertar al enemigo, varias amenazas nos rodean.- le regaña.
El Coronel agacha la cabeza y hace el símbolo del águila en el pecho. Se da la vuelta y empieza a animar al grupo de que se preparen para seguir avanzando. Se acerca a Eddard.
- Ve poniendo en marcha el tanque e id metiendo el equipo en él.- le ordena.
A continuación busca a Freija y se cruza con Eliphus. Este no le mira, parece que le quiera evitar. ¿Podría leerle la mente? ¿Sabría cuáles habían sido sus intenciones? Si eso era así, podría tener razones para denunciarle a la Inquisición y acabar con su carrera en la guardia y con su vida. Khaar dejó de pensar en ello.
La hermana Freija se encontraba ya enfrente de él recogiendo a Mary.
- Hermana, siento que mi alma no se encuentra del todo libre de pecado y me gustaría absolverme orando con usted, creo que es la más indicada para ayudarme con ello.
- Señor, ¿qué es lo que le preocupa?- pregunta sorprendida Freija.
- Por mi cabeza en multitud de ocasiones se me pasó la idea de acabar con la vida de Eliphus, por ello de ser psíquico y de no querer ayudarnos. Más de una vez casi le disparé y ahora no puedo evitar pensar en ello. No he podido dormir en toda la noche, pues sólo he pensado en mi grave error, creo que usted también ha estado toda la noche rezando por algún motivo y me gustaría acompañarla. Puede que así repare parte de mi daño, aunque creo que él nunca me lo perdonará.- le confiesa Khaar.
- Está bien, en el viaje podemos comenzar, suelen ser horas muertas.
- Muy bien, gracias hermana.- le contesta el Coronel.
A continuación el Coronel Khaar se da cuenta de que Niko no está por ahí. Se aleja un poco del Leman Russ y lo ve a lo lejos. Estaba tirado en el suelo, todavía no se habría despertado o puede que... El Coronel empieza a correr hacia el cuerpo de Niko.

Morgan y Asdaw se ponen en pie y recojen sus cosas rapdiamente, revisan a su alrededor de n odejarse nada y borran las hueyas, era un acto inutil, co nel caos de pisadas del campamento pero era una costumbre al hacer bivac y aunque fueran als suyas al dormri era mejor no perder las cotumbres...

Una vez listos se dirijen al bipode y lo hacen moverse hasta ponerse delante del leman russ y Morgan grita desde su posicion elevada, señor, todo listo, indique la direccion!!.

Niko se despierta en una cama,en un cuarto oscuro.No tenia decoracion,ventanas...solo una unica puerta.Despues de pensar un poco donde puede estar,intenta abrir la puerta.

-Mierda,esta cerrada.

Lo ultimo que recuerda es aquel medallon,la piedra,el brillo que irradiaba,un tremendo picor por todo el cuerpo y,nada mas.

Era extraño,no sabia donde estaba ni quien le habia llevado hay,si es que habia sido alguien...material.

Se vuelve a dirijir a la puerta.Seguia cerrada.Vuelve hacia la cama.Mete las manos en los bolsillos y...coje el medallon.Lo observa.Se da cuenta de que sea lo que sea lo que le ha pasado tiene que ver con el medallon...Puede resultar...Lo apunta hacia la puerta y dice abrete.No pasa nada,se acuesta y cierra los ojos.Oye un crujido y vuelve a abrir los ojos.La puerta se ha abierto.Una voz inhumana y monotona le dice:

-Adelante.Cruza la puerta si es lo que deseas.

No sabe de donde viene la voz pero le da igual,no quiere estar en ese cuarto mas tiempo.Cruza la puerta y un destello de luz roja le sorprende.

Cuando los ojos se le acostumbran a la luz,lo que ve le hiela la sangre.

Docenas de seres humanoides de piel roja estan peleando contra otros cuya forma recordaba vagamente a la de cuerpo femeninos,pero estos estaban provistos de garras.De repente,un rujido hace detener el combate y un gran demnio aparece batiendo las alas.Estaba armado con una gran hacha y un la otra,un latigo tan largo como dos chimeras en fila.

Otro chillido,hace estremecer la tierra,que se abre para dejar salir otro ente todavia mas descomunal,de cuatro brazos,de los cuales solo uno se podria seguir considerando normal.Tan rapido como termina de salir,el combate reanuda y los dos monstruos se empiezan a enfrentarse y a darse tajos con sus respectivas armas.

De repente,una de las diablillas ve a Niko,sale corriendo co su garra en alto,con intencion de degollarle,pero una monstruosidad metalica,de color bronce,y casi entera cubierta de sangre,le arolla y el domio acaba insertado en los pinchos que salen de la bestia metalica.

Se cae al suelo.Esto no podia estar pasando.Una figura aparece,le coje en brazos,y le teletransporta con el a otra estancia.Le deja en el suelo.

Reconoce la figura de inmediato.Un caballero gris,en una reluciente armadura de exterminador plateada.Le habla pero esta tan asustado que las palabras se le mezclan en los oidos.Lo repite.Le estaba llamando por su nombre:

-Niko.Niko,Niko,despierta,vamos...Niko...





Abre los ojos y ve al coronel Khaar.

-Oh,por el bendito emperador Niko.Estabas teniendo una pesadilla.Estabas sudando y gritando a lo loco.Estas bien?
-Si,señor,lo siento señor,no...no volvera a pasar.
-Esta bien chico,volvamos al campamento.
-Si señor,enm un momento estoy con usted.

El coronel se aleja.Niko se levanta y algo se le cae al suelo.Es el medallon.No quiero cojerlo,pero es...como si estubiese obligado a hacerlo.Consigue resistirse y cuando esta a medio camido,vuelve,lo coje,lo mete en un bolsillo de su chaqueta y vuelve al campamento.

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Iyanna,ya ves que me parece bien la idea del caballero gris.

Y por cierto Sidex,Cypher y Misifu no estan nada contestos con tus faltas de ortografia.

Envio editado por: abbadon, el: 2008/09/25 18:57

Eddard se había quedado asombrado ante la figura del Caballero Gris. Ni en todos sus años de servicio constante en la gloriosa Guardia Imperial, había visto algo semejante. Había oído hablar de estos Sacrosantos enviados del Emperador, el azote de los demonios y el gran brazo armado de la Inquisición. Su armadura estaba extremedamente bien decorada, cuyo brillo plateado era tan puro que a Eddard le asombraba. Tenía tal número de escritos sagrados, y sellos de pureza, que denotaban que era un puro y noble guerrero.

Ensimismado en sus pensamientos, no se había dado cuenta de que ni siquiera le había hecho el saludo, y rápidamente, se arrodilló haciendo el símbolo del águila, a la vez que decía: "Señor, a su servicio".

- Ve poniendo en marcha el tanque e id metiendo el equipo en él.- le ordena una voz familiar. El Coronel avanzaba hacia la hermana, que se hallaba orando.

Eddard va hacia el vehículo, y entra rápidamente. Estaba destrozado y casi dudaba de su funcionamiento. Fue hacia la zona del piloto y trató de hacer que arrancara, pero no pudo. Salía un raro humito y hacia un extraño ruido pero nada más... Creía que el Teniente lo había arreglado.

"Posiblemente sea un pequeño fallo en el motor, nada importante" -pensaba Eddard, mientras salía del vehículo buscando a Eliphus con la mirada. Tras localizardo, pegó un salto y avanzó hacia él.

-Ey, Eliphus... -le dice Eddard, sin hablar de forma demasiado rigurosa ni formal- Ven hacia el tanque, necesito tu ayuda un segundo para el motor. -Eliphus gira la cabeza un poco, demostrando su negación- Sólo será un segundo- le explica Eddard en tono amable- Por favor.

Eliphus asiente de hombros y va hacia el Leman con Eddard al lado. A Eddard le incomodaba la presencia de Eliphus. Por mucho que la Inquisición le haya dejado sobrevivir, le costaba imaginar el por qué dejar a un hereje vivo. Sin embargo, entonces recordó la presencia del Caballero Gris. No podía ser del todo hereje, quizás sus poderes sean un don divino del Emperador y no un azote del Enemigo, el Caos.

-Mueve ese cable de ahí- le dice Eliphus con una voz con desgana. Eddard, que estaba en sus pensamientos, ni siquiera se había dado cuenta de que ya habían llegado al Leman Russ.

Eddard asiente un momento y acata la orden de Eliphus. Un ruido seco por parte del motor indicaba que había funcionado.

-Gracias, Eliphus-dijo Eddard mientras avanzaba por la enana sala de máquinas, dónde tenían que estar agachados- Por cierto, -dice, girando la cabeza hacia Eliphus- no dejes que te maten.

En el fondo, era consciente de que el maldito "psíquico" era necesario...

# Buenas primero me presentare, la cortesía ante todo.
Soy la persona que compartirá junto a Lyanna el manejo del Hermano Andromalius.
Espero que mi aportación enriquezca la partida y podamos así disfrutar todos de la misma.

Bien. Y sin más al lio.#


Tras responder a todos los saludos del dispar grupo que se le había asignado para esta misión y contestar a las preguntas con un seco ;
-"Eso es información clasificada soldados, de momento cumplan con su deber."-
sus sentidos entrenados durante años notaron una pequeña perturbación en el aura psíquica de la zona.

Al girarse hacia el origen de la misma vio como el Coronel Khaar se dirigía hacia allí.
Un soldado no había despertado pese a la orden mental.

El cuerpo tendido en posición fetal, los temblores y la persistencia del sujeto por el sueño, pese a los vaivenes del Coronel, indicaban a las claras un problema como a los que el entrenamiento del Ordo les enseño a repeler nada más entrar en el monasterio fortaleza.

Las letanías apropiadas aparecieron en su mente grabadas en fuego y mientras la mente se expandía en zarcillos para tocar la del durmiente, Andromalius vio por el borde del visor como Eliphus miraba alternativamente a el y al soldado mientras su cara pasaba del miedo al pesar.

Un último gesto y el ritual habían terminado. Involuntariamente todos los músculos del cuerpo se tensaron al ver lo que se estaba intentando introducir en la mente del soldado... si, Niko, ese era su recuerdo. Bien, recordaba su propio nombre, al menos mantenía la personalidad intacta.

El ritual contra las tentaciones era fácil, cualquier miembro del Capitulo lo conocía, lo difícil era hallar también la fuente del intento de corrupción. El origen se ocultaba entre las ilusiones mentales, pero Andromalius conocía esos trucos y la forma de contrarrestarlos, otrora tuvo que usar esas mismas letanías para interrogar a los herejes y esto era similar.

Por fin una imagen apareció ante sus ojos, un medallón, ¿sin adornos?
Una vez localizado el objetivo romper el vínculo psíquico del objeto con Niko no suponía problema alguno.
Como era de esperar el joven soldado despertó de inmediato y el Coronel Khaar dejo de preocuparse, pero los ojos experimentados de Andromalius continuaron vigilándole. La experiencia le había enseñado a desconfiar de la naturaleza humana allá a donde fuera, pese a todo no pudo reprimir los sentimientos de pena y decepción al verle recoger del suelo el impío, ya totalmente inutilizado por la gracia del Padre Emperador, objeto que había arrojado anteriormente.

-"Pobre muchacho tan perdido y errado a un mismo tiempo...
...Hágame el favor de vigilarlo atentamente Coronel, ninguno de sus hombres es prescindible... De momento."-

Tras estas palabras Andromalius mira como los demás se preparaban para la partida.
Al entrar dentro de los respectivos vehículos todos notaron como los visores de la armadura Aegis les seguían, les escrutaban, incluso como si pudieran ver mas allá de los meros rostros... y a nadie se le pasa por alto la mirada fija en el suelo de Eliphus y el respingo que da al sentir la mirada clavada en el.
Por ultimo al pasar la Hermana Freija y la pequeña Mary, la mano enguantada de Andromalius agarra a esta ultima por la nuca izándola hasta la altura de su cara. Curiosamente la pequeña no reaccionaba, únicamente tenia los ojos abiertos como platos fijos en el pecho de la armadura de exterminador.
Tras unos segundos de fija observación el Hermano Andromalius le devolvió a la Hermana Freija, que ya se había vuelto hacia el y miraba la escena dudosa, a su joven protegida.

-"Curioso, muy curioso... Cuídela Hermana, el Ordo Xenos puede llegar a interesarse por ella y necesitar de sus servicios para mayor gloria del Pater Imperator"-

Tras comprobar que todos están ya preparados en los vehículos Andromalius entra en el Leman Russ buscando un sitio cercano al Coronel y donde su armadura no suponga un problema para la operatividad del tanque o el resto de pasajeros.

Envio editado por: Vader, el: 2008/09/25 23:05

Envio editado por: Vader, el: 2008/09/25 23:07

Envio editado por: Vader, el: 2008/09/25 23:14