Paranoid.

15 años 8 meses antes #15800 por Predator
Respuesta de Predator sobre el tema Ref:Paranoid.
El texto es brutal Kitiara, mis felicitaciones... solo que no me entra en la cabeza un ex-comisario, xDD
Creo que en este universo no hay nada tan difícil de corromper como un Comisario Imperial! :P


Saludos y el Emperador protege!

\"Su luz es nuestra guía en las tinieblas...\"

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15 años 8 meses antes #15837 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:Paranoid.
Predator escribió:

El texto es brutal Kitiara, mis felicitaciones... solo que no me entra en la cabeza un ex-comisario, xDD
Creo que en este universo no hay nada tan difícil de corromper como un Comisario Imperial! :P


Saludos y el Emperador protege!


jajajaja...todo es corruptible, no seas inocente....<!-- s:evil: --><img src="{SMILIES_PATH}/icon_evil.gif" alt=":evil:" title="Evil or Very Mad" /><!-- s:evil: --> <!-- s:evil: --><img src="{SMILIES_PATH}/icon_evil.gif" alt=":evil:" title="Evil or Very Mad" /><!-- s:evil: -->

Envio editado por: Kitiara, el: 2008/08/01 16:31

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15 años 8 meses antes #15841 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:Paranoid.
-&quot;¿Dónde está Rasth?&quot;-preguntó Serinia mientras con paso firme se dirigía a su posición junto a Zakiev.
El que fuera comisario gruñó antes de contestar.
-&quot;Trasteando con los cazas, como siempre. No sé para qué quiere un escuadrón de Hell Talon para aplastar cuatro escuadras de sarnosos...¡Desperdicia de forma absurda escesivos recursos!&quot;
La mujer rió, convulsionando los hombros y haciendo que el retrorreactor en forma de alas golpeara contra su armadura, por lo que su risa sonaba como el canto de una gigantesca cigarra metálica.
-&quot;¡Vamos, Egon!-se burló-&quot;¡Seguro que es tan eficiente como el Hombre Viejo...!&quot;
El comentario pareció divertir al guerrero, que colocó frente a los ojos el antifaz picudo que colgaba de su cinturón donde su espada y pistola bolter la hacían compañía. Todos los Custodios llevaban uno...
Movía con sorna la máscara, cogida por el mango, mientras imitaba el ladrido de un perro... para luego quitarla de golpe.
-&quot;¡Sorpresa!&quot;-rió, formando un gesto amenazante con la mano libre, cortando el aire con ella.
-&quot;Los aplastaremos&quot;-continuó la mujer.
-&quot;Claro; ¡Todo es polvo!&quot;-añadió Zakiev.
Siguieron con sus siniestras bromas durante el resto del camino, en el que el polvo blanco de Gablis se pegó a sus botas.
No tardaron en llegar; habían preparado para la ocasión un pequeño despliegue y una muy bien diseñada estrategia.
En un campamento de estancias escavadas en los riscos, se habían posicionado; Zakiev había mantenido a los cultistas de Tzeentch ignorantes de ataque de los Astartes, camuflando algunos de sus hombres en la arena con ayuda del poder de Alimaswad, para caer por la espalda de los Lobos mientras estos masacraban a los prescindibles cultistas. Cerca de él, Serinia invocaría a algunos demonios menores que ayudaran a sus tropas y distraerían la atención de los Lobos.
Preparando para ellos el campo de batalla, Alimaswad, que parecía sentirse cómodo entre las dunas, doblegaría el clima para causar tormentas de arena ardiente, acompañadas de terremotos y ventiscas huracanadas... no haría mucho daño a los Lobos, pero los separaría y sería una presa mucho más fácil.
Tay'Thaian azuzaba a sus bestias para el combate, mientras Melmoth esperaba para lanzarse implacable a la cabeza de su escuadra de exterminadores seguido de las escuadras de hechiceros y autómatas a su mando.
Rasth llevaba a cabo una tarea útil, por mucho que a Zakiev le costara reconocerlo; arrasaría la base de los Lobos Espaciales desde el aire.
Ismael y Marius acompañarían a Ladislash, que observaría la escena con regocijo, esperando su momento, reservándose el [i:3debp2r8]honor[/i:3debp2r8] de pelear contra el Sacerdote Rúnico.
En cuanto al Hombre Viejo... en fin, el Hombre Viejo se les había adelantado.
No era aún de noche cuando ya estaban listos para el encuentro. Sin embargo, guardaron total silencio, dando tiempo a sus ancestrales enemigos para atacar primero, manteniendo la ilusión de que cogían por sorpresa al enemigo.


Ocurrió al amanecer.
Sigilosos, con un bien planeado despliegue, los Lobos Espaciales se expandieron en trono al campamento, llevando a cabo la emboscada.
Los exploradores iban en vanguardia, dirigidos por dos hombres, uno de los cuales parecía conocer muy bien el terreno y se dispersaron metódicamente por las casas excavadas en la roca y las chozas.
Tras ellos, el resto de las escuadras tomaron posiciones estratégicas; Una de las escuadras de Cazadores Grises quedó cerca de la entradad del campamento, mientras la segunda escuadra se desplegó para dar fuego de cobertura a los Colmillos Largos que se colocaron en un punto elevado, donde podían dominar el campamento y trazar líneas de tiro sin obtrucciones. Los Garras Sangrientas, una capitaneada por Hermman Bloodwolf, lanzarían un ataque de tenaza desde el norte y el sur hacia el centro, mientras los exploradores de Brokenfang causarían el pánico dentro del campamento para desorientar a los cultistas.

Los centinelas del campamento iban cayendo degollados por los cuchillos de los exploradores con un sonido apagado que no parecía despertar a los que en aquel momento dormían.
Debilitado el perímetro defensivo del castro, se sumaron a la matanza de cultistas el resto de Astartes progresivamente:
Apenas encontraron resistencia mientras los cultistas eran eliminados uno tras otro, abriéndose paso sin dificultad a la edificación más amplia, donde suponían estaba el lider del grupo.
Parecía demasiado fácil a ojos de Bloodwolf, que dirigía preocupadas miradas en su alrededor, en espera de un ataque sorpresa.
Era, en verdad, demasiado fácil.
Cuando los Garras Sangrientas echaron a bajo la puerta del refugio del líder, consiguiendo barrer su interior sin esfuerzo, quedaron consternados al descubrir que la estancia estaba vacía.
Mientras el lider de la escuadra informaba al Sacerdote Rúnico de este hecho, se oyó un estallido.
Los Lobos Espaciales se revolvieron en sus posiciones, buscando la fuente de la explosión. Oyeron una nueva explosión.
Antes de siquiera darse cuenta, tenían encima un gran número de informes y desproporcionados horrores de color rosáceo que avanzaban sin dudar, lanzando rayos y riendo de forma indiscriminada.
Los de Fenris reaccionaron prestos, disparando contra esos demonios con bólteres y pistolas de plasma.
Algunos de esos seres de pesadilla cayeron, desdoblándose en dos partes, más pequeñas y azules, que atacaron a los Lobos gimoteantes. Su muerte provocaba una explosión con una gran onda expansiva que llegó a hacer caer a varios Astartes heridos.
Las volutas de humo y polvo de estas explosiones impidieron saber con exactitud de dónde provenía el nuevo ataque que al grito de &quot;[i:3debp2r8]todo es polvo[/i:3debp2r8]&quot; les cayó encima como una ráfaga.
Llegó primero por su espalda la escuadra de exterminadores de Melmoth, que con enfebrecida mirada, atravesaba los cuellos desnudos de los lobos Espaciales con la parte inferior de su báculo, al par que disparaba sin importar la dirección con su combiarma.
Pronto se le unieron los marines de Zakiev, que en coordinación perfecta con lo aniquiladores, cayeron sobre los más debilitados.

Sangre, tortura, dolor.

(Continúa)

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15 años 8 meses antes #15863 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:Paranoid.
Los Custodios y sus tropas se ensañaban con sus enemigos, desgarrando su carne, desquiciando su mente, flagelando su alma;
Habían conseguido dejar vulnerable su ejército dividiéndolo, encerrándolo en una jaula en la que Zakiev y Melmoth disfrutaban de la matanza.
En el exterior de esta, Brokenfang e Icemane luchaban codo con codo contra los marines de la Rúbrica y sus hechiceros envueltos en una tormenta de arena.
El Sargento parecía haber perdido toda duda al ver la entrega con que el Guardia Lobo luchaba contra los traidores. Sus oponentes no eran hombres ni mutantes corruptos, sino armaduras animadas por un poder demoníaco que aprisionaba las almas de los guerreros en el lugar donde antes hubiera un Astartes... podían resistir heridas que hubieran matado a cualquier marine, incluso mutilaciones; seguirían combatiendo en nombre de su Señor hasta ser destruidos por completo.
Tal y como lo hacía Icemane, que parecía saber muy bien a lo que se enfrentaba; sus golpes eran certeros y machacaban a las armaduras vivientes hasta que no se volvían a levantar.
En un determinado momento, incluso pudieron llegar a ver cómo uno de los hechiceros era devorado por la disformidad, atrapado por una espiral multicolor cuyos destellos separaron a los combatientes...
Y, entonces, Icemane cambió de bando.
Con igual crudeza con que atacaba a los hechiceros, atravesó con sus dedos el cuello de un Astartes, mirando regocijado cómo caía uno de los que hasta entonces estaba de su lado, como si la batalla se hubiera detenido a su alrededor.
Sus ojos habían empezado a brillar con una luz de colores cambiantes, riendo enloquecido mientras sus colmillos se alargaban y sus dedos se alargaban para formar unas afiladas garras.
-&quot;¡Hombre Viejo!&quot;-oyó que lo llamaba una voz femenina.
La Señora de las Bestias, con una expresión feroz, corría entre sus felinos y demás fieras en posición cuadrúpeda, asaltando sin miramientos con sus propios dientes el rostro de un Lobo Espacial al que arrancó buena parte de sus facciones. Aprovechando su desconcierto, lo apuñaló dos precisas veces en sus dos corazones.
Quien se hiciera llamar Icemane sonrió, sumándose al juego entre sus tropas más afines, demonios y poseidos, liderados por una Serinia que, con su arma demoníaca lanzaba destellos ardientes que calcinaban todo aquello que tocase.
Alimaswad se divertía, por su parte, apareciendo a la espalda de las escuadras menos diezmadas en forma de lluvia de arena y muerte, que pulverizaba las servoarmaduras y penetraba en la carne, dejando de los marines asi atacados poco más que un amasijo de carne y huesos del que las bestias de Tay'thaian daban buena cuenta antes de lanzarse por sus propias presas vivas.
Aún así, los Hijos de Fenris se batían con bravura, sintiéndose felices de caer llevándose consigo varios de sus enemigos, pues por cada Astartes muerto, al menos tres enemigos caían.

Ladislash había dejado claro que el Sacerdote Rúnico era para él, por lo que se limitó a colaborar en la liza con varios poderosos hechizos que dejaban engendros babeantes en el campo de batalla antes de personarse ante el mismo.
-&quot;Hermman Bloodwolf.&quot;- saludó despectivo.
El aludido se giró sorprendido.
-&quot;¡Tú!&quot;-aulló, apuntándole con la pístola de plasma.
El Sacerdote Rúnico disparó y dos brillantes esferas de plasma incandescente fueron desvidas sin esfuerzo por el enmascarado alado, que lo miraba divertido.
-&quot;¡Vaya!&quot;-comentó-&quot;¿me esperabas?&quot;-se echó a reir-&quot;¡qué detalle por tu parte...!&quot;
-&quot;Esperaba una burla de nuestro linaje... alguien como tú...¡Escoria inmunda del Caos!&quot;
-&quot;¿Yo soy escoria, chacal?&quot;- bramó Ladislash, fuera de sí-&quot;¡Vosotros encendísteis el fuego que ahora os consume!&quot;
Al par que hablaba, lanzaba con su báculo un chorro de llamas infernales sobre el Lobo Espacial de largos cabellos plateados... que desvió con la maestría de que él mismo hiciera gala unos momentos antes.
Se enzarzaron en un duelo psíquio con infructuosos resultados por ambas partes;
Aquel sería el único combate igualado de la batalla de Gablis.

Lejos de allí, Rasth sobrevolaba con su Hell Talon, seguido de otros cuatro en formación de ataque aire-tierra delta, lo que era la base provisional de los Lobos Espaciales.
Tenía por plan arrasar desde el aire a aquellos ue habían quedado allí, pero, para su decepción, no había nadie.
Indignado, arrasó igual con los edificios, dando después media vuelta hacia el campo de batalla, con su sed de lucha incrementada.

La batalla se desarrollaba sin demasida complicación, llevando ventaja claramente los de Tzeentch, cuando Rasth llegó hasta ella.
Las ya debilitadas tropas de los Lobos Espaciales fueron cayendo con más velocidad entre las cortinas del polvo levantado por el fuego del Custodio.
En el desconcierto del momento, el Hombre Viejo, que observaba cómo los Lobos de Fenris que acompañaban a un veterano de los Cazadores Grises se revolvían contre su amo por un mandato psíquico de la Hechicera de las Bestias, que, una vez mostrado a sus fieras qué era lo que esperaba de ellas, se había alejado del combate y les daba órdenes mentales, cubierta por sus cabellos como por un manto, se apresuró al encuentro de Brokenfang, que yacía en el suelo, quizás dado por muerto.
Ya no tenía el aspecto de demente poseido y volvía a ser un Lobo Espacial normal.
-&quot;Hermano&quot;-le apremió, levantándole y sacudiéndolo-&quot;debes huir con todos los hombres que puedas reunir.&quot;
Brokenfang se sorprendió al oir aquello de la boca del que ya sabía que era un traidor... intentó manotear para quitárselo de encima, pero desistió cuando le puso el arma en la mano y le ayudó a ponerse en pie.
Percibía en él la legitimidad de un hermano Lobo Espacial.
-&quot;¿quién eres?&quot;-preguntó sin pretenderlo, aceptando su ayuda inesperada.
-&quot;No preguntes&quot;-dijo el otro, con voz ahogada. Y viendo otro atisvo de desconfianza, añadió rapidamente- &quot;La Saga de Sven Waveraider, de la Gran Compañia de Bran Redmaw&quot;
El sargento quedó parado, mirando los profundos y francos ojos azules del traidor, hasta que una sombra los nubló.
-&quot;¡Vamos, huye!&quot;-gritó el poseido, empujando al pasmado sargento todo lo lejos que fue capaz mientras se convulsionaba de nuevo.-&quot;No quiero ser yo quien te mate, estúpido!&quot;
Se revolvió, emprendiéndola a patadas con los otros Astartes que, heridos, se esforzaban por seguir al Sargento.
El ataque aéreo se intensificó, segando las vidas de los Lobos, y, de paso, de muchas de las tropas de los Custodios.
Brokenfang pudo reunir en su huida a una decena de los suyos...

Mientras, Bloodwolf seguía pelando con Ladislash, casi ya sin fuerzas para continuar.
El hechicero, aún en plenas condiciones físicas, lo hizo caer con un revés de su báculo que le alcanzó en el mentón.
Pero la onda expansiva provocada por una de las bombas soltadas por Rasth, apartó a Ladislash de su objetivo cuando se encumbraba sobre él para darle el golpe final.
Brokenfang aprovechó el momento para sacarlo a rastras de allí, mientras disparaba en dirección del hechicero que planeaba sobre las nubes de polvo preparándose para atacar de nuevo.



Miraron atrás sólo cuando ya no podían verse afectados por los últimos golpes de la contienda, desolados por la inútil pérdida de tantos hermanos, con el único consuelo de haber recuperado su semilla genética...
Lentamente, sin mediar palabra, se dirigieron hacia su base, sin saber que el destructivo poder del cmbio había llegado hasta allí.

Mientras, en el calcinado campo de batalla, los Custodios se preparaban para el reembarque en el Mitopoeia, asqueados por el olor a sangre y carne quemada, como ocurría siempre que el entusiasmo del momento daba paso a la reflexión de lo ocurrido.
A la victoria estratégica y marcial de aquel día, se uniría lo que Ladislash pensaba que era un plan maestro... por eso no le pesaba la huida de los Astartes supervivientes.

Pero Tzeentch es un Dios veleidoso en sus favores...

(Continúa)

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15 años 8 meses antes #15884 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:Paranoid.
A bordo de la barcaza de batalla [i:2klzyd9i]Furia de Russ[/i:2klzyd9i], se desarrollaba una situación poco cómoda mientras Hermman Bloodwolf, a paso rápido se dirigía al Apothacarion de los Sacerdotes Lobos seguido con dificultad por Brokenfang.
-&quot;No me importa lo bien camuflado que estuviera el poseído o que fuera víctima de esos traidores&quot;-exortaba el Sacerdote Rúnico en un murmullo, conteniendo su ira-&quot;¡Te dije que algo iría mal, que era una trampa! !Y ahora casi toda la expedición está muerta por tu debilidad!&quot;
-&quot;¡Pero hice lo correcto!&quot;-se defendió el Sargento con impaciencia-&quot;¡No podía dejar a un hermano sólo, ni dejar vivos a los cultistas o...!&quot;
El Sacerdote RÚnico puso los ojos en blanco, en señal de paciencia y bufó dejando ver los colmillos, parándose en seco frente a las puertas del Apothacarion.
-&quot;Sargento Brokenfang&quot;-dijo suspirando-&quot;Cállese de una maldita vez&quot;
Apretando los dientes, el aludido asintió, siguiéndole hasta el interior de la estancia.
El Sacerdote Lobo encargado del Apothacarion les esperaba con una expresión sombría y, cuando vio al Sargento, le dirigió una mirada incriminatoria que sorprendió a este e hizo resoplar de nuevo a Bloodwolf.
-&quot;Hermano&quot;-saludó este-&quot;¿cuál es el problema?&quot;
El interpelado tardó en contestar. Parecía dudar, temer hablar delante de Brokenfang.
-&quot;Hermano, el problema...&quot;-dudó de nuevo, agachando la mirada. Tomó aire, suspiró y volvió su vista hacia el ya impacientado Bloodwolf.-&quot;El problema es la semilla genética&quot;
El Sacerdote Rúnico enarcó las cejas.
-&quot;¿La semilla genética? ¿Qué le pasa?&quot;
-&quot;Está corrupta&quot;.
-&quot;¿Corrupta?&quot;- Bloodwolf se volvió hacia Brokenfang.-&quot;¿Hay algo que debas contarnos, Sargento?&quot;
El Lobo Espacial, desconcertado, no llegó a captar la acusación encubierta.
-&quot;Ehhh..... no señor&quot;-respondió seguro de sus palabras.
-&quot;No, por supuesto que no&quot;-se volvió de nuevo hacia el Sacerdote Lobo- &quot;Enciérrenlo en el Penitorium y hagan todas las pruebas que sean necesarias&quot;


*******************************************************



-&quot;Pude haberlos destruido en el campo de batalla si me lo hubieras permitido, Maestro&quot;-se quejó Rasth amargado en el Refectorium privado de los Custodios en el Mitopoeia, donde, en torno a una mesa baja de cuarzo blanco estaban sentados celebrando la victoria.
-&quot;Vamos, vamos, Rasth&quot;-lo acalló Ladislash con un gesto de la mano-&quot;Disfruta de la victoria y no cuestiones mis decisiones&quot;-su tono era amistoso, pero no estaba exento de una velada amenaza.
Los nueve charlaban animadamente, contando cada uno de los detalles de sus propias estrategias.
-&quot;Maestro&quot;-se dirigió al comandante la Señora de las Bestias- &quot;Marius me contó la forma en que esos sarnosos espaciales se hacen con el liderazgo de una manada de esas nobles bestias esclavas de su malicia&quot;
Cubierta con una túnica blanca y los largos cabellos negros sobre su piel olivácea, sus profundos ojos negros parecían ir a derramar una lágrima.
El hechicero prorrumpió en una sonora carcajada aleteando burlón.
-&quot;¿Quieres tener unos lobos de Fenris en tu colección, pequeña?&quot;-susurró irónico.
Tay'thaian asintió, temiendo la reacción del otro.
-&quot;¿Qué decís vosotros?&quot;-preguntó, aunando al resto de sus Custodios con un gesto de la mano.
Obtuvo risas discretas por respuesta.
-&quot;A todos nos gustan los cachorritos de Tay&quot;-señaló Serinia mirando a uno de los poderosos tigres dientes de sable con los colmillos aún ensangrentados, al que Nightscreamer, en total posesión de su cuerpo anfitrión tiraba de la cola para divertirse, mientras entre risas burlonas esquivaba los zarpazos del enfurecido animal entre risas.
-&quot;¡Sobre todo al Hombre Viejo!&quot;-apuntó con una risita Zakiev, que cómodamente apoyado en unos cojines, cerca de la hechicera pelirroja, disfrutaba con la pelea del demonio y el tigre, animándolos por igual.
Junto a ellos, Melmoth y Rasth debatían sus propios planes en privado, Alimaswad miraba con ojos entrecerrados al otro tigre, que, tumbedo cerca de su dueña, esperaba las atenciones de esta, mientras jugueteaba con una pequeña llama en la palma de su mano.
Ismael, a la izquierda de Ladislash, tenía la mirada perdida frente a sí y una sonrisa sesgada, perdido en sus propios pensamientos.
-&quot;No hay más que decir entonces&quot;-consintió Ladislash-&quot;El día que volvamos a asaltar Fenris, tendrás tus perritos&quot;
Marius, que registraba diligentemente las conversaciones para sus archivos a la derecha de Ladislash, sonrió a la chica cuando esta hizo un mohín similar al de un niño recibiendo un dulce.
Satisfecho, Ladislash miró a su alrededor y sonrió, una mueca extraña en su rostro deformado.
-&quot;Hemos de celebrar esta victoria como merece&quot;-anunció levantándose.-&quot;No sabemos si la próxima saldrá también&quot;
Abandonó la estancia y, para sorpresa de los Cuatosio, regresó con varias botellas de sus más preciado vino de Propero, un licor que tenía toos los sabores y ninguno a la vez; dos personas podían beber de la misma copa, llena por la misma botella y no saberles igual; fuerte para unos, afrutado para otros, suave para algunos...misterioso y embriagador para todos.
Cada botella era una obra de arte de crital tallado a mano con tapones de diamante y una fina placa de bronce a modo de etiqueta, donde se especificaban el año y el viñedo de procedencia.
-&quot;Pero...no tienes por qué servir tú, Maestro&quot;-objetó Alimaswad lo que todos pensaban estupefactos.-&quot;No es correcto...&quot;
-&quot;¡Tonterias!&quot;-exclamó divertido Ladislash, cruzando las piernas en el aire y quedando suspendido a pocos centímetros del suelo, levitando, escanciando generósamente todas las copas. Incluso Nightscreamer se había acercado para catar el licor-&quot;¿Os he contado alguna vez que en Prospero vivíamos en armonía y comunidad todos? El talento y la sabiduría de todos se ponía en común y hacía posible el surgir de cosas tan espléndidas como este vino...ser Maestro en algo, te convierte en discípulo de otra disciplina... sólo nuestro Salvador Magnus domina todos los saberes...¿Verdad, Marius? ¡háblales de aquella utopía hecha realidad!&quot;-azuzó al historiador y viejo camarada.
-&quot;Ehhhh....Bueno&quot;-Cezaram sabía que aquellos recuerdos solían acabar con ataques de frustración en Ladislash, al recordar de inmediato lo que ocurrió... y desvió rápidamente la atención del tema.
-&quot;¡Por Tzeentch!&quot;-brindó presuroso, alzando su rebosante copa-&quot;¡Y por Ladislash, que una vez más ha ganado su apelativo del [i:2klzyd9i]Matalobos[/i:2klzyd9i]!&quot;
-&quot;¡Por el [i:2klzyd9i]Matalobos[/i:2klzyd9i]!&quot;-corearon los otros ante el regocijo del hechicero.
Siguieron durante horas hablando de sus viejas hazañas.

El Gran Conspirador se lo pèrmitía, pues aquella victoria entraba dentro de sus planes, y debían prepararse para ser sus peones en la siguiente partida.
Mientras bebían, contaban historias y reían, el Señor de la Transformación fijaba su veleidosa mirada en el pasado de uno de ellos...


(Continúa)

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15 años 8 meses antes #15885 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:Paranoid.
EPILOGO



El sargento Brokenfang era respetado por muchos de los hombres de su capítulo, de forma que no llegaron a ensañarse con él durante el tiempo que estuvo sometido a las pruebas que habían de determinar si había sido tocado por la corrupción. Incluso tuvo la oportunidad de hablar con sus hermanos supervivientes.
Y, tras su largo encierro, cuando este ya llegaba a su fin, un Sacerdote Lobo dejó de usarlo como cobaya y se dirigió a él.
-"Quiero liberarlo, hermano"-confesó el agotado sargento con voz queda.-No sé quién fue, quién es o en qué lo han convertido, pero el hermano Sven Waveraider salvó mi vida y tengo una deuda con él"
El Sacerdote Lobo guardó silencio. Él ya sabía lo que Brokenfang aún trataba de demostraar; no había en él nada que estuviera corrupto.
Comprendía la humillación que sentía el sargento por su fallo, y la deuda que tenía con lo que Bloodwolf había supuesto era un poseído.
Sonriendo, un gesto que provocó el descanso del rostro del sargento, habló en tono de confidencia:
-"Hace muchos siglos que Sven Waveraider fue dado por muerto. En el asalto por parte de un grupo que se hace llamar Custodios del Enigma. Un grupo peligroso, por cierto, liderado por uno de aquellos Mil Hijos..."
La conversación se vio interrumpida cuando un siervo del capítulo, tras llamar tres veces, entró en la estancia.
-"Perdón por la intrusión, señor"-dijo a modo de saludo-"pero tengo órdenes de que el sargento Brokenfang se incorpore al servicio activo de inmediato y usted se persone en el puente de mando. Han recibido una llamada de socorro del sistema Daksha Norte...."
-"Por supuesto"-agradeció el Sacerdote, indicando al siervo, con un gesto, que se retirase.-"Ya lo has oido, Brokenfang. Estás libre de culpa.."
Dio una palmada amistosa en el hombro al sargento antes de levantarse.
-"Quiero liberarlo"-volvió a decir el Astartes tozudamente.
El Sacerdote Lobo lo miró fíjamente a los ojos.
-"Tendrás tu oportunidad, hermano. Te doy mi palabra"-prometió.
Brokenfang asintió satisfecho, con la mente lista para enfrentarse al nuevo conflicto.



(FIN)

P.D; de verdad, el Paranoid termina aqui...

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