Campaña de Fantasy: La conquista de Albión

Era un lugar espantoso; una tierra envuelta en una oscuridad y niebla perpetua, donde los castillos abandonados deslumbran como ogros hambrientos en carreteras lúgubres y donde los aldeanos hoscos muestran señales obvias de mutación, unos avisos susurrantes advertían al emisario de que no continuase el camino pues una muerte segura le aguardaba, pero el sabia que debía continuar hasta que por fin la vio. Era mas imponente de lo que le habían contado pues sus 15m de altura no dejaban indiferente a nadie y recordó los avisos, empezó a temer por su vida pues se adentraba en algo que no era humano.
Tras varias horas y con las prisas de quien teme por su vida el emisario oscuro abandono la torre aliviado y contento pues lo había hecho, le había reclutado, el estaría con ellos.....al menos de momento.

Envio editado por: Urien, el: 2010/03/20 12:41

El Ingeniero Brujo Skitter no dejaba de dar pequeños saltitos con sus patas alrededor del Sacerdote de Plaga Fétidus que cada vez se mostraba más irritado. El Gran Vidente Gris Tanquol los había reunido allí a ambos. Según sus sabias y proféticas palabras un enviado de la Sagrada Rata Cornuda llegaría antes del anochecer y llevaría a su raza a alcanzar una cota de poder jamás vista. Cuando Skitter osó preguntar porqué el gran Tanquol no le recibiría en persona recibió una mirada de ira y unos susurros acerca de que cierto humano y un enano no cesaban de fastidiar sus planes y por fin había dispuesto una trampa que no podía dejar sin supervisión.

Así que allá estaban, el corpulento y pustulento Fétidus y su traicionero aliado Skitter, esperando junto a sus respectivas escoltas la llegada de algún elegido de la Gran Cornuda cuando un gran estallido de luz cegadora hizo girar la cabeza a todos los presentes. Cuando los ojos rojos de la veintena de skaven se acostumbraron de nuevo a la oscuridad reinante vieron a dos figuras que parecían luchar entre si. Una de ellas, una cosa-humana sin apenas vestimentas y con el torso tatuado blandía una vara sobre su cabeza intentando aplastar a su oponente, una figura más débil que iba embozada en una capa y gruñía maldiciones que resonaban con poder arcano. Una lucha a muerte parecía desarrollarse ante los sorprendidos espectadores que se enfrentaban no a un elegido de la Rata Cornuda sino a dos.

Con un gesto de hastío, Fétidus hizo un gesto a Skitter y éste, con una risita, alzó el brazo hacia delante. De inmediato, una luminiscencia rodeó el brazo del ingeniero y breves segundos un poderoso rayo verde surgió hacia ambas figuras golpeándolas y lanzándolas a extremos separados de la caverna en la que se hallaban. Cuando las dos figuras volvieron a levantarse, esta vez decidieron fijarse en sus “anfitriones”. Al verse rodeados adoptaron posiciones defensivas. Fétidus dio un paso al frente, era hora de dejar claras sus intenciones. El sacerdote portaba una especie de mayal gigantesco, capaz de romper los huesos de una Rata Ogro y lo blandía de manera amenazadora mientras se acercaba a los intrusos. Una especie de polvo y humo verde salían de su interior a través de extraños huecos. Una sonrisa surgió de las fauces sanguinolentas del loco religioso. “Mis apreciados-apreciados invitados. La Gran Cornuda predijo la llegada de un emisario que guiaría a mis ejércitos-ejércitos hacia la gloria. Me temo que ha habido una confusión-confusión si dos de ellos han aparecido aquí. ¿Quién de vosotros nos guiará a nuestro destino-destino?”.

Ambas figuras se miraron un segundo entre si antes de gritar “Yo”. Los escoltas de Fétidus tuvieron que agarrarlos porque de inmediato se lanzaron con intención de golpearse mutuamente de nuevo. Con un suspiro bastante irritado, el sacerdote esperó a que les separaran de nuevo. Esta vez, la figura embozada habló primero con cierto miedo impregnando su voz. “Saludos poderoso Skaven, mi nombre es Zakuss, emisario oscuro de Be´lakor. Fui enviado para reclutarte cuando ese sirviente del autoproclamado “bien” se interpuso en mi hechizo teleportador. Mátale y os guiaré a una nueva era de poder para vuestra raza”.

Un bufido surgió del otro extremo. El humano tatuado se levantó y casi se liberó de la presa de sus captores. Un puñetazo proveniente de una poderosa garra hizo que cesara en sus intentos. Con ira en su rostro y un hilillo de sangre corriendo por su barbilla, el arúspice usó su última carta. “No le hagas caso, sólo busca la llegada de su amo a nuestro mundo, es un demonio del Caos que sólo busca su propio beneficio. Corromperá las poderosas piedras de Ogham y usará su poder para acabar con sus enemigos”.

A Skitter se le abrieron mucho los ojos con las palabras “poder” y “piedras de Ogham”. Al parecer, el ingeniero sabía más de lo que contaba acerca del Enviado de la Rata Cornuda y su misión. Con paso firme, Fétidus se acercó a ambas figuras haciendo oscilar su mayal pútrido mientras intentaba poner en orden los últimos acontecimientos. El Emisario Oscuro, se retorció entre sus captores y consiguió liberar un brazo. De inmediato, arrancó el pañuelo que cubría su cara y todos los skaven cercanos soltaron unos chirridos de miedo y admiración soltándole de inmediato. Su cara estaba marcada por el Caos. “Eso es mis rátidos amigos. Soy como vosotros, otro ser tocado por el Caos. Mi naturaleza es la vuestra. Compartimos costumbres y enemigos” dijo el emisario señalando al Arúspice. Todos los skavens cercanos comenzaron a mirar con ojos hambrientos a la cosa-humana que se debatía a pocos metros. Fétidus de nuevo se acercó un poco más a los cautivos. “Así que eres como nosotros. Así que compartes nuestra naturaleza. Así que compartimos enemigos-enemigos. ¿eh?. Pues creo que has acertado dos de tres”. Los ojos del emisario mostraron confusión durante un par de segundos, “¿Perdón?”. Una risilla surgió de las fauces de Fétidus, “Yo no perdono-perdono”. El mayal se alzó a una velocidad impresionante y golpeó la el cráneo del mutante hundiendo el temporal izquierdo como si fuera madera podrida. Con una furia infinita, Fétidus continuó golpeando el cráneo del Emisario Oscuro hasta que sólo fue una mancha en el suelo. A continuación se dirigió hacia el horrorizado Arúspice “Espero que estés listo-listo para guiarnos al amanecer, tenemos un demonio que detener”.

Skitter corrió detrás de Fétidus cuando se alejaba de la caverna y del arúspice. Con voz enojada puso una mano en el hombro del sacerdote “¿Por qué has hecho eso-eso?”. Fétidus agarró el brazo del ingeniero y lo retorció tirándole al suelo. “¿Es que quieres morir-morir?”. Rápidamente, Skitter estaba excretando el aroma del miedo y Fétidus saboreó el olor de su almizcle. “Eres realmente estúpido Skitter y no te mato porque Tanquol posiblemente prefiera matarte él mismo. No quiero un guía que comparta la naturaleza de mi raza. No quiero otro traicionero bastardo-bastardo como tú en mi equipo cuando vayamos a arrancar ese poder de las manos de esas débiles cosas humanas”. Un brillo de comprensión iluminó por fin los ojos de Skitter. “Ahh, claro-claro Gran Fétidus. Su inteligencia no tiene rival”. Con una mirada de odio, Fétidus atravó la cara del tembloroso ingeniero entre sus garras. “Quiero un informe completo-completo acerca de esas piedras para antes de la partida. Más te vale que merezcan la pena-pena”.

Con un chillido asustado, Skitter fue a reunirse con su nuevo compañero el Arúspice.

Emparejamientos Escenario I:
Abaddon (Hombres Bestia) Vs Iñigo (Bretonia)
Grimne (Imperio) Vs Blackbird (Elfos Oscuros)
Urien (Condes Vampiro) Vs Archie (Skaven)

Mucha suerte a todos (menos a Urien XDDD). Os mando por mp los números de teléfono de los adversarios.

Envio editado por: Archipirómano de Charadon, el: 2010/04/02 20:45

Solo se oia el fuerte y gelido viento resonando entre las torres de la ciudad de Naggarond, cuando el valiente principe oscuro se dirigia a ver a su señor e informarle de las capturas de esclavos para trabajar en las minas del reino. Junto a el caminaba un ser de apariencia casi humana. Iba envuelto en un hábito oscuro y se apoyaba en un baculo con extraños símbolos tallados en el.

El principe y el extraño accedieron a la estancia donde el Rey Brujo los aguardaba sentado en su trono negro.

“[i:agjoiirs]Señor[/i:agjoiirs]” – dijo el principe arrodillandose. “[i:agjoiirs]En nuestra ultima incursión nos topamos con este ser que nos pidio que le trajesemos ante su presencia[/i:agjoiirs]”

“[i:agjoiirs]Poderoso Rey Brujo[/i:agjoiirs]” – dijo el ser, “[i:agjoiirs]soy un emisario oscuro de la isla de Albion, estoy aquí para ofrecerle un poder inimaginable y un nuevo destino para su pueblo[/i:agjoiirs]”

El Rey Brujo acepto la oferta del emisario. Mientras este se daba media vuelta y salia de la estancia del trono pensando que habia conseguido un poderoso aliado para que su amo volviese a este mundo y devastar todo lo que se pusiera en su camino, el Rey Brujo lo miraba con una sonrisa en su cara. Lo que el emisario no sabia es que el propio Rey Brujo sabia de las intenciones del emisario. Dias antes, las hechiceras de Ghrond habian profetizado el encuentro y le habian informado de la proxima llegada del emisario y descrito las verdaderas intenciones de este. El Rey Brujo proclamo que al concluir la batalla, derramaria la sangre del emisario en el caldero como ofrenda al dios Khaine y usaria este nuevo poder para recuperar su tierra natal y poner fin a una larga batalla que comenzo hace milenios y aun hoy todavía sigue entre unos parientes muy lejanos….

Retocado y editado el hechizo "Nieblas corruptas de ALbión" del Emisario Oscuro para que quede más claro.

Los skaven siguieron al Arúspice adentrándose en las oscuras marismas. Varios desaparecieron en las oscuras aguas para no volver a salir nunca. Nadie les iba a echar de menos.

Medio día después, el arúspice llegó a un claro y por fin pudieron ver los extraños templos. Dos barrocas edificaciones se alzaban de las marismas y un aura de poder los rodeaba.

Al otro lado del claro, las cosas-muertas se preparaban para el combate. Un ser de pálida piel escoltado por sus caballeros y un contingente de zombis, lobos y murciélagos se interponía entre ellos.

La horda de alimañas se lanzó contra la horda no-muerta. Las filas skaven se estremecieron al oir un aullido sobrenatural y varios de los portadores del incensario que se habían acercado al templo comenzaron a caer muertos con el pelaje tornado a blanco por un terror proveniente de ultratumba.

Los esclavos del flanco oriental se negaban a cargar hacia los zombis, los muertos olían raro y el aroma del almizcle del miedo amenazaba con apoderarse de los hombres rata.

Dando un golpe de efecto, el arúspice ordenó soltar a la bestia. La Abominación del pozo infernal fue liberada de sus cadenas y se abalanzó sobre el enemigo. Sus púas mágicas abatieron una hueste espectral y una decena de lobos que tuvieron la mala suerte de encontrarse en su camino de destrucción.

Los portadores de incensario supervivientes cargaron a los murciélagos vampiro y a unos zombis cercanos acabando con ellos. Los espectros se colocaron en su camino y el combate entre ambas unidades de élite fue atroz. Cuando el humo de la disformidad se disipó un único espectro quedaba encima de un muro de skavens muertos justo delante de unas rabiosas ratas ogro.

El vampiro, viendo debilitado el resto de su ejército, se lanzó para acabar con la Abominación del Pozo al mando de su unidad de caballeros negros. El vampiro lanzó un poderoso tajo y una herida profunda apareció en el lomo de la bestia. La sonrisa del vampiro no tardó en desaparecer al ver la herida desaparecer como por arte de magia. Al parecer la criatura poseída dones de regeneración sin igual.

Lo último que vió el chupasangres fue una mole de carne surgir de la nada y alzarse sobre sus escoltas no-muertos. Decenas de dientes surgieron de la nada y nunca más se supo del vampiro y sus acompañantes.

Al desaparecer la voluntad que los guiaba el resto de criaturas de la noche se dispersó y por fin el arúspice pudo entrar en los templos en busca de artefactos y conocimiento antiguo que pudiera ayudar a sus siniestros aliados.

Cuando salió, Fétidus y su escolta de monjes de plaga ya estaban esperando. Un brillo verdoso recorrió los ojos del sacerdote cuando vió el nuevo báculo que portaba el arúspice. Una palabra arcana surgió de la boca del humano y el básculo musgoso chisporroteó. De inmediato, la espesa lluvia cesó y por un segundo, casi se pudo ver el sol. Un escalofrío recorrió al sacerdote de plaga al ver la creciente y confiada nueva sonrisa del arúspice...